El Diario de El Paso

ESTUVE DOMINADA POR UN PRESIDENTE LLENO DE ODIO, ENOJADO Y DIVISIVO: DUKE

La ex secretaria interina de seguridad nacional recordó lo incomodo que fue trabajar bajo las órdenes de Donald Trump durante 14 meses

- Michael D. Shear / The New York Timesduke

Washington— Elaine C. Duke, entonces secretaria interina de seguridad nacional del presidente Donald Trump, llegó a la sala Roosevelt, al final de la oficina oval, en una calurosa tarde de agosto del 2017, esperando una discusión sobre la promesa de Trump de terminar DACA, el programa de Obama para proteger a jóvenes inmigrante­s. En cambio, dijo, fue “una emboscada”.

“La habitación estaba apilada”, recordó. Stephen Miller, el arquitecto del ataque del presidente contra la inmigració­n, el fiscal general Jeff Sessions y otros funcionari­os de la Casa Blanca le exigieron que firmara un memorando que terminara el programa, que ya habían concluido que era ilegal. Ella no estaba en desacuerdo, pero se molestó por ser excluida de la toma de decisiones.

“El presidente Trump cree que no puede confiar”, dijo Duke, ahora consultor, en una amplia entrevista sobre los 14 meses que pasó trabajando para él y las consecuenc­ias de la sospecha del presidente de lo que él llama el “estado profundo” en el Gobierno “Eso ha afectado su capacidad de obtener asesoramie­nto de diversos grupos de personas”.

Una veterana de casi 30 años en los departamen­tos de Seguridad Nacional y Defensa, Duke fue subsecreta­ria de seguridad nacional en el verano de 2017 cuando John F. Kelly, el primer secretario de Trump, se fue para convertirs­e en jefe de gabinete de la Casa Blanca. Duke ocupó el puesto más alto en el departamen­to hasta finales de 2017, cuando Kirstjen Nielsen fue confirmada como la sucesora permanente de Kelly.

Una republican­a de toda la vida que se describe a sí misma como “una niña del área de Cleveland, Ohio”, Duke dijo que apoyaba una aplicación más estricta de las leyes de inmigració­n, siempre que fuera moderada por un sentido de humanidad que intentó exhibir cuando se ofreció para enseñar clases de naturaliza­cion. Pero describió una administra­ción que a menudo está impulsada por la ideología en lugar de la deliberaci­ón, valora la política sobre la política y está dominada por un presidente que adopta un lenguaje “lleno de odio, enojado y divisivo”.

“Nos distraemos con consignas, quizás con palabras que escuchamos como el presidente supuestame­nte diciendo que Haití es una mierda”, dijo Duke desde su casa con vista al río Occoquan, a unos 25 minutos al sur de Washington. “Así que solo nos damos vuelta en eso, y luego nunca llegamos al problema”.

Dijo que se sorprendió especialme­nte durante la respuesta a la devastació­n del huracán María en Puerto Rico, cuando escuchó a Trump plantear la posibilida­d de “desinverti­r” o “vender” la isla mientras luchaba por recuperars­e.

“Las ideas iniciales del presidente fueron más como un hombre de negocios, ya sabes”, recordó. “¿Podemos externaliz­ar la electricid­ad? ¿Podemos vender la isla? ¿Sabes o te deshaces de ese activo? Al igual que el ex secretario de Defensa, Jim Mattis, ella elige sus palabras con cuidado. Y al igual que John Bolton, el ex asesor de seguridad nacional que publicó un libro titulado “La habitación donde sucedió”, Duke dice que no está lista para compromete­rse a votar por Trump nuevamente.

“Esa es una pregunta realmente difícil”, dijo. “Pero dadas las opciones, aún no lo sé”. Los funcionari­os de la Casa Blanca han expresado su descontent­o con el corto mandato de Duke como jefa de seguridad nacional, describién­dola como reacia a ser una jugadora de equipo y resistente a la agenda del presidente.

Cuando se le preguntó sobre los comentario­s de Duke, Judd Deere, un portavoz de la Casa Blanca, dijo que Trump “ha cumplido su promesa al pueblo estadounid­ense de reducir la inmigració­n ilegal, asegurar la frontera, reducir la tasa de criminalid­ad y mantener la ley y el orden”.

“Nunca ha vacilado en su mayor obligación con el pueblo estadounid­ense: su seguridad y protección”, agregó Deere.

Duke sirvió en la administra­ción Trump durante un período clave, justo cuando una ola de huracanes azotó Texas, Florida y Puerto Rico. Y ella estaba allí cuando Trump y Miller hicieron sus primeros movimiento­s contra los inmigrante­s, imponiendo una prohibició­n de viajar en la mayoría de los países musulmanes; tratando de limitar drásticame­nte la entrada de refugiados; buscando formas de bloquear a los solicitant­es de asilo; y ordenar el fin de DACA, o el programa de Acción Diferida para los

Llegados en la Infancia.

Ella dijo que apoyaba los esfuerzos del presidente para reforzar la seguridad migratoria. Pero la filosofía del presidente “América primero” se ha desviado hacia “América solamente”, dijo.

Dijo que el presidente y Miller tenían razón sobre las leyes de inmigració­n laxas que debían ser arregladas, pero dijo que la política de separar a las familias a lo largo de la frontera, que su sucesor aprobó meses después de su partida, fue discutida y rechazada mientras era secretaria interina. “Creo que tenemos espacio para ayudar a las personas”, dijo. “Y una de las formas en que tenemos espacio para ayudar a las personas es a través de nuestro sistema de inmigració­n”.

Uno de sus mejores recuerdos, dijo, fue ayudar a repartir agua a las personas sin hogar en la ciudad de Ponce, en la costa sur de Puerto Rico, después del huracán María, que golpeó allí a finales del verano de 2017. Pero la respuesta a la tormenta por parte del presidente y sus principale­s ayudantes, más allá del comentario sobre la venta de Puerto Rico, también fueron una fuente de decepción. Duke, una persona de voz suave con poca experienci­a en el crudo combate político en Washington, dijo que a menudo se encontraba en el exterior de un grupo central de asesores de la Casa Blanca a pesar de que era miembro del gabinete del presidente.

“Hay una visión singular de que la fuerza es mala”, dijo, “que cualquier tipo de habilidad para colaborar o no estar enojado es una debilidad”.

Sus comentario­s públicos, el primero desde que dejó la administra­ción hace dos años, llegaron pocos días después de que la Corte Suprema invalidara la decisión del presidente en 2017 de terminar el programa DACA, entregando a Trump una de sus derrotas legales más humillante­s en una promesa en el centro de su identidad política

El legado más duradero de Duke probableme­nte sea el memorando que firmó, bajo presión, para finalizar ese programa. Su decisión de no citar ninguna razón política específica estuvo en el centro del fallo de la Corte Suprema, que dijo que la administra­ción Trump no había considerad­o de manera sustancial las implicacio­nes de terminar las proteccion­es y beneficios del programa.

Duke dijo que no incluyó razones políticas en el memo porque no estaba de acuerdo con las ideas impulsadas por Miller y Sessions: que DACA equivalía a una amnistía inmerecida y que alentaría nuevas oleadas de inmigració­n ilegal.

Dijo que todavía estaba de acuerdo en que DACA “no es un programa legal”, pero esperaba que los republican­os y demócratas en el Congreso, eventualme­nte, encontrara­n una manera de permitir que los inmigrante­s cubiertos por el programa vivan y trabajen permanente­mente en los Estados Unidos.

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Elaine Duke, la ex secretaria interina de seguridad nacional, dice que la filosofía del presidente ”America Primero” se ha desviado hacia “America solamente”.

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