Queremos que regresen a la escuela con mejores opciones
San Diego— El sistema educativo funciona a través de un triángulo: los estudiantes, maestros y padres de familias que deben estar presentes y preparados para trabajar arduamente para obtener el resultado deseado.
Después de cuatro meses de cuarentena, muchos padres de familia han aprendido algo acerca de sus hijos: Que realmente no les agradan sus pequeños y encantadores hijos y quieren regresarlos a la escuela.
Así que, la discusión que está dominando las horas virtualmente felices y los foros de discusión del vecindario está centrada en cuatro palabras: cuándo, quien, qué y cómo.
¿Cuándo van a regresar los niños a la escuela? Si su distrito escolar opta por una estrategia “híbrida” en la que algunos estudiantes van a regresar y otros van a seguir aprendiendo en línea en casa, ¿quién va a regresar y quién se quedará rezagado? Si los estados aplican el uso obligatorio de mascarillas y la distancia social, ¿cómo se verán los salones de clase? ¿Y cómo se conjuntará todo eso en las próximas semanas dentro de un marco que es lo suficientemente robusto para que no se desmorone?
Esto es lo que sabemos: Que nadie sabe mucho. Por una razón, los estudiantes de las escuelas públicas, privadas y subvencionadas tienen que apegarse a diferentes realidades. Los que ya están estudiando en casa podrían ser sometidos a una menort cantidad de cambios, aunque su experiencia en este otoño es probable que esté llena de sorpresas debido a las exigencias adicionales de sus maestros.
Aun en las escuelas públicas tradicionales, los gobernadores estatales y los distritos escolares locales no parecen estar en la misma página sobre esos temas, por ejemplo si el uso de mascarillas y la distancia social deben ser obligatorias. Si es así, ¿cómo vamos a cumplir con esa regla?
Un sondeo reciente realizado por Axios/ Ipsos encontró que 7 de cada 10 padres de familia estadounidenses consideran la reapertura de las escuelas en este otoño como “un riesgo mayor o moderado”.
Ese hallazgo comprende el 82 por ciento de demócratas y el 53 por ciento de republicanos que fueron encuestados. Y es consistente con las desagradables dimensiones raciales del impacto del virus, el 89 por ciento de los padres afroamericanos y el 80 por ciento de los padres hispanos están de acuerdo, pero sólo lo están el 64 por ciento de los padres anglosajones.
De acuerdo a un reciente sondeo llevado a cabo por la Fundación de la Familia Kaiser, casi 1 de cada 4 maestros de escuelas públicas son especialmente vulnerables al Covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, debido a su avanzada edad o a otros problemas de salud. ¿Qué están planeando las escuelas para proteger no sólo a los alumnos que asisten a la escuela sino también a los adultos que trabajan allí?
Qué desastre.
En California, las cosas están especialmente caóticas, no se debe a las preocupaciones sobre la salud, sino a un diferente tipo de plaga: los políticos y el poder.
La crisis del Covid-19 perturbó el delicado equilibrio entre las escuelas públicas y las privadas subvencionadas. Durante la primavera, las escuelas públicas fallaron en su intento del aprendizaje en línea.
Los padres de familia vieron cómo ocurrió eso bajo su techo, y eso ha provocado que se rehúsen a enviar a sus hijos a las escuelas públicas tradicionales, en lugar de buscar otras opciones tales como las escuelas subvencionadas, la mayoría de las cuales son financiadas con recursos públicos.
Este intento de éxodo hizo enojar y atemorizó a los superintendentes escolares y sindicatos de maestros que encontraron una causa común para presionar a los legisladores demócratas de Sacramento, la capital, para que reajustaran el equilibrio en favor de las escuelas públicas tradicionales.
Los débiles legisladores respondieron presionando a las escuelas subvencionadas, recortándoles el financiamiento, limitando el número de nuevos planteles educativos, etc.
En el Estado Dorado, esas escuelas están siendo castigadas por su éxito por una burocracia corrupta e ineficiente que detesta la competencia debido a que no están a la altura.
Los padres de familia no pueden arreglar eso. Pero pueden hacer las paces con sus propios hijos y ajustarse a sus horarios si son forzados a trabajar desde casa mientras sus hijos regresan a casa después de ir a la escuela.
Hay que levantarse más temprano y dormirse más tarde. Deberán organizar su tiempo. Si no pueden apoyar a sus hijos, no dependerá del resto de la sociedad el acomodarse a ustedes al reabrir las escuelas antes de que sea seguro hacerlo.
Cuando se trata del Covid-19 y de la presión para que los alumnos regresen a la escuela, los que están presionando se están anotando una buena calificación en el descuido y están reprobando en cuanto al sentido común.