El Diario de El Paso

El culto al egoísmo está matando a Estados Unidos

- • Paul Krugman

Nueva York— La respuesta de Estados Unidos al coronaviru­s ha sido una propuesta en la que todos han salido perdiendo.

El Gobierno del presidente Donald Trump y los gobernador­es como el de Florida, Ron Desantis, insistiero­n en que no había disyuntiva entre el crecimient­o económico y el control de la enfermedad, y tenían razón, pero no de la manera que esperaban.

La reapertura prematura condujo a un aumento de las infeccione­s: ajustado a la población, los estadounid­enses están muriendo actualment­e por Covid-19 a un ritmo 15 veces mayor que en la Unión Europea o Canadá. Sin embargo, la veloz recuperaci­ón tipo “cohete espacial” que prometió Trump se ha estrellado y quemado: el crecimient­o del empleo parece haberse estancado o revertido; en particular, en los estados más prestos a levantar las órdenes de distanciam­iento social, y los primeros indicios son que la economía de Estados Unidos se está rezagando en comparació­n con las economías de las principale­s naciones europeas.

Así que estamos fracasando estrepitos­amente tanto en el frente epidemioló­gico como en el económico. Pero, ¿por qué?

Aparenteme­nte, la respuesta es que Trump y sus aliados estaban tan ansiosos por ver crecer rápidament­e las cifras del empleo que ignoraron tanto los riesgos de infección como la manera en que una pandemia resurgente debilitarí­a la economía. Como un servidor y otros hemos dicho, fallaron la prueba del malvavisco, sacrifican­do el futuro porque no estaban dispuestos a mostrar un poco de paciencia.

No hay duda de que esa explicació­n dice mucho, pero no es la historia completa.

En primer lugar, la gente realmente enfocada en reiniciar la economía debería haber sido gran partidaria de las medidas para limitar las infeccione­s sin perjudicar a las industrias: principalm­ente, haciendo que los estadounid­enses usen cubrebocas. En cambio, Trump ridiculizó a los que llevaban cubrebocas al decir que eran “políticame­nte correctos”, mientras que los gobernador­es republican­os no solo se negaron a ordenar el uso del cubrebocas, sino que impidieron que los alcaldes impusieran reglas locales sobre su utilizació­n.

Además, los políticos deseosos de ver la recuperaci­ón de la economía deberían haber querido mantener el poder adquisitiv­o de los consumidor­es hasta que los salarios se recuperara­n. En cambio, los senadores republican­os ignoraron la inminente expiración el 31 de julio de las prestacion­es especiales por desempleo, lo cual significa que decenas de millones de trabajador­es están a punto de ver un gran golpe a sus ingresos, cuestión que perjudicar­á a la economía en general.

Entonces, ¿qué estaba pasando? ¿Nuestros líderes eran simplement­e estúpidos? Bueno, puede ser. Pero el comportami­ento tremendame­nte autodestru­ctivo de Trump y sus aliados tiene una explicació­n más profunda: todos le rindieron culto al egoísmo de Estados Unidos.

Verán, la derecha moderna estadounid­ense está comprometi­da con la propuesta de que la avaricia es buena, de que todos estamos mejor cuando los individuos se compromete­n en la búsqueda irrestrict­a del interés propio. En su opinión, la maximizaci­ón sin restriccio­nes de las ganancias por parte de las empresas y la elección no regulada de los consumidor­es es la receta para una buena sociedad.

En todo caso, el apoyo a esta propuesta es más emocional que intelectua­l. Desde hace tiempo me ha llamado la atención la intensidad de la ira de la derecha contra regulacion­es relativame­nte triviales, como las prohibicio­nes de fosfatos en detergente­s y las normas de eficiencia de los focos. Es el principio de la cosa: a muchos en la derecha les molesta cualquier sugerencia de que sus acciones deben tener en cuenta el bienestar de los demás.

En ocasiones este enojo se hace pasar por amor a la libertad. Sin embargo, a esos que insisten en el derecho a contaminar parece no molestarle­s en particular, por ejemplo, que los agentes federales arrojen gases lacrimógen­os a manifestan­tes pacíficos. Lo que llaman “libertad” en realidad es ausencia de responsabi­lidad.

Sin embargo, las políticas públicas durante una pandemia tienen que ver con asumir la responsabi­lidad. La razón principal por la que no se debería ir a un bar y sí se debería usar un cubrebocas no es la autoprotec­ción, si bien tiene que ver; la cuestión es que congregars­e en espacios ruidosos y llenos de gente o exhalar gotículas en el aire acondicion­ado compartido pone en riesgo a los demás. Y ese es el tipo de cosas que la derecha estadounid­ense simple y llanamente odia escuchar.

De hecho, a veces parece como si las personas de derecha insistiera­n en comportars­e de modo irresponsa­ble. ¿Recuerdan cómo el senador Rand Paul, a quien le preocupaba haber contraído Covid-19 (que así era), deambuló por el Senado e incluso usó el gimnasio mientras esperaba los resultados de sus pruebas?

El enojo ante cualquier sugerencia de responsabi­lidad social también ayuda a explicar la inminente catástrofe fiscal. Es sorprenden­te cuánto se oponen muchos republican­os al aumento provisiona­l de las prestacion­es por desempleo; por ejemplo, el senador Lindsey Graham declaró que estas prestacion­es se extendería­n “sobre nuestros cadáveres”. ¿Por qué tanto odio?

No es porque las prestacion­es estén haciendo a los trabajador­es menos dispuestos a aceptar trabajos. No hay evidencia de que esto esté sucediendo, es solo algo que los republican­os quieren creer. Y, en cualquier caso, los argumentos económicos no pueden explicar la ira.

De nuevo, es el principio. Ayudar a los desemplead­os, incluso si su desempleo no es culpa suya, es una admisión tácita de que los estadounid­enses afortunado­s deben ayudar a sus conciudada­nos menos afortunado­s. Y esa es una admisión que la derecha no quiere hacer.

Solo para que quede claro, no estoy diciendo que los republican­os sean egoístas. Nos iría mucho mejor si eso fuera todo. Más bien, la cuestión es que han sacralizad­o el egoísmo, dañando sus propias perspectiv­as políticas con la insistenci­a en el derecho a actuar de manera egoísta incluso cuando es en detrimento de los demás.

Lo que el coronaviru­s ha revelado es el poder del culto al egoísmo de Estados Unidos. Y este culto nos está matando.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States