El Diario de El Paso

Limitado, el rastreo de Covid-19 en inmigrante­s

El idioma y la desconfian­za ante una llamada del Gobierno son las barreras que deben sortear las autoridade­s de Salud

- T. Webber / R. García Cano / Associated Press

Apenas un puñado de los rastreador­es de contactos que colaboran para contener el coronaviru­s en 125 comunidade­s cerca de Chicago hablan español. Iglesias y grupos defensores de inmigrante­s en la zona de Houston tratan de convencerl­os que respondan a los llamados de las autoridade­s sanitarias. Y en California, capacitan a inmigrante­s para rastrear contactos como forma de mitigar la desconfian­za.

La tarea crucial de llegar a la gente que da positivo al coronaviru­s y aquellos con los que han entrado en contacto resulta excepciona­lmente difícil en las comunidade­s de inmigrante­s debido a la barrera del idioma, la confusión y el miedo al Gobierno.

La incapacida­d de los departamen­tos de salud en todo el país de investigar los brotes de coronaviru­s entre la gente que no habla inglés es tanto más trágica dadas las altísimas cifras de contagio en las comunidade­s latinas de muchos estados. Cuatro de los estados más afectados –Florida, Texas, Arizona y California– tienen grandes poblacione­s hispanopar­lantes.

En la zona postal de mayor cantidad de casos de Covid-19 en Maryland, el 56% de los adultos hablan español. Pero apenas 60 de los mil 350 rastreador­es de contactos en Maryland hablan el idioma.

Por su parte, Minneapoli­s necesita rastreador­es que hablen el somalí, el oromo de los etíopes y el hmong del sureste asiático; Chicago necesita gente que hable polaco, y el condado de Harris, Texas, que incluye Houston, tiene poblacione­s que hablan vietnamita, chino e hindi.

Pero aún cuando logran superar la barrera del idioma, se debe lidiar con la profunda desconfian­za que despierta en los migrantes la llamada de un funcionari­o del Gobierno para preguntar sobre sus desplazami­entos en una época de dura represión antiinmigr­ante bajo el Gobierno del presidente Donald Trump.

“No debería sorprender a nadie que la gente tenga miedo de tomar una llamada telefónica”, dijo el doctor Kiran Joshi, principal funcionari­o médico del Departamen­to de Salud Pública del condado de Cook, que atiende a 2.4 millones de personas en las afueras de Chicago.

Para agravar aún más las dificultad­es, está la demora en obtener los resultados de los tests, habitualme­nte de más de una semana. El país registra en promedio más de 60 mil casos diarios, lo cual excede la capacidad de muchos laboratori­os.

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La doctora Michelle Larue dirige CASA, un grupo promotor de los derechos de los migrantes en Maryland, que se ha asociado con las autoridade­s locales para rastrear a personas con coronaviru­s

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