VIDAS HISPANAS NO IMPORTAN
La muerte de Antonio Valenzuela en Las Cruces tuvo escaso eco
Las Cruces— La muerte de Antonio Valenzuela de 40 años no provocó protestas generalizadas como la de George Floyd. De hecho, el que un policía haya matado a Valenzuela acaparó poca atención fuera de esta ciudad estadounidense sureña que se encuentra justo al norte de la frontera entre Estados Unidos y México.
Los detalles acerca de la muerte de Floyd, un afroamericano de 46 años que murió en el mes de mayo a manos de la Policía de Minneapolis, se parecen mucho a los de Valenzuela, un mexicoamericano que fue asesinado en Las Cruces, Nuevo México, tres meses antes de las protestas y enojo globales. Al igual que Floyd, Valenzuela murió a consecuencia de una táctica de ahogamiento durante un enfrentamiento que tuvo con un oficial después de un jaloneo.
A medida que las manifestaciones a nivel nacional de la organización Las Vidas de los Afroamericanos Importan (Black Lives Matter, en inglés), los activistas latinos están uniéndose a protestas multirraciales con el fin de acaparar la atención hacia sus letales encuentros con la policía, algunos de los cuales datan de hace décadas.
Activistas latinos y las familias de los que han sido asesinados por la policía dicen que no están tratando de alejar el enfoque de Las Vidas de los Afroamericanos Importan, lo que quieren es ilustrar su propio sufrimiento a manos de la policía y el racismo sistémico.
También aseguran que los casos desde Phoenix hasta Springfield, Massachusetts, apuntan hacia patrones de interacciones violentas de la policía contra los latinos de una manera similar a las de los afroamericanos.
Al igual que con los asesinatos de mujeres y hombres afroamericanos, los oficiales en raras ocasiones enfrentan un castigo por la muerte de latinos. Sin embargo, los casos latinos en raras ocasiones se apoderan de la atención nacional, aun cuando el hecho haya sido captado en video.
La falta de atención a los latinos y la policía pone de manifiesto lo poco que se conoce la historia latina en Estados Unidos y el racismo que han soportado en el sur del país y la frontera entre Estados Unidos y México. También destaca las reacciones negativas que enfrentan algunos méxicoamericanos cuando tratan de unirse a la conversación nacional acerca de la raza.
“A ellos no les importan los latinos ni el racismo que enfrentamos”, comentó Frank Alvarado Sr., de 76 años, un miembro retirado de la Marina de Estados Unidos cuyo hijo fue baleado en varias ocasiones por la Policía de Salinas, California en el 2014 mientras sostenía un teléfono celular que según los oficiales pensaron que se trataba de un arma. Desde entonces, Alvarado se ha unido a las protestas de Las Vidas de los Afroamericanos Importan en el cercano Sacramento.
De acuerdo a The Washington Post, entre el 2015 y abril del 2020, los afroamericanos han sido abatidos en un índice más alto en Estados Unidos, 31 por cada millón de residentes. Los latinos asesinados son el segundo índice más alto, 23 por cada millón de residentes, de acuerdo al análisis que realizó el periódico. Ambos son índices desproporcionados, tomando en cuenta sus porcentajes de población.
Sin embargo, la muerte de Valenzuela muestra la falta de atención que se le ha puesto a los encuentros violentos de los latinos con la Policía. Las Cruces, una ciudad en donde casi el 60 por ciento de los residentes son hispanos, registró un índice de muertes a manos de policías de 26.2 por cada millón de habitantes.
Ése fue el índice más alto para una ciudad en el país, según reportó The Washington Post. Nuevo México, un estado que tiene el porcentaje más alto de residentes latinos en el país, también tiene el segundo índice más alto de asesinatos a manos de policías, detrás de Alaska.
En el caso de Valenzuela, el video de la Policía que fue publicado por el periódico Las Cruces Sun News muestra a los oficiales persiguiéndolo después que huyó de una revisión de tráfico en el mes de febrero cuando se detectó que había violado su libertad condicional. Le dispararon en dos ocasiones con una pistola taser pero siguió forcejeando con los oficiales.
Eventualmente, los oficiales sujetaron a Valenzuela y se escucha decir a un oficial de la Policía de Las Cruces, Christopher Smeiser, “Voy a –palabra altisonante– hacer que te sientas ahogar, hermano”. Valenzuela trataba de respirar antes de quedarse inmóvil. El médico forense determinó que murió de lesiones relacionadas con la asfixia y también tenía metanfetaminas en su cuerpo, lo cual contribuyó a su muerte.
Smelser, quien también es hispano, fue despedido y acusado inicialmente de homicidio involuntario. Sólo después que activistas vincularon el asesinato de Valenzuela al de Floyd y a las protestas de Las Vidas de los Afroamericanos Importa y se manifestaron en Las Cruces, hizo que el procurador general de Nuevo México Héctor Balderas le fincara el cargo de homicidio en segundo grado a Smelser en el mes de julio.
La abogada de Smelser, Amy L. Orlando, catalogó el nuevo cargo como una medida política para aparecer en los titulares. “El oficial Smelser usó una técnica que fue sancionada por el Departamento”, dijo. El jueves, la Ciudad de Las Cruces y el abogado de la familia de Valenzuela anunciaron que llegaron a un acuerdo por una cantidad no especificada. La ciudad comentó que trabajaría para adoptar un entrenamiento que no tenga sesgos raciales para los oficiales y buscaría hacer obligatorio que no utilicen una fuerza excesiva o enfrentarían el despido.
Salinas, California, logró que una serie de asesinatos de latinos a manos de policías atrajeran la atención después de la muerte de Floyd. La pequeña ciudad de 160 mil habitantes y que es conocida como el lugar en donde nació el laureado Premio Nobel John Steinbeck, vio que la policía baleó a cuatro latinos en el 2014 y luego hubo más.
Ana Barrera de 48 años, una activista y maestra de secundaria, comentó que los tiroteos lograron despertar a los jornaleros latinos que normalmente son tranquilos, marchando en Salinas y expresando su enojo porque los oficiales no están enfrentando medidas disciplinarias.
Agregó que el estatus de inmigración y el temor de perder el trabajo agrícola que es fácilmente reemplazable impidió que algunos guardaran silencio anteriormente. “Eso ha cambiado ahora”, dijo Barrera, quien desde entonces ha organizado reuniones con los organizadores de las Vidas de los Afroamericanos Importa de Ferguson, Missouri.
Otros casos han animado a los latinos a tomar acciones. En el 2016, por ejemplo, las protestas se exacerbaron en el vecindario Boyle Heights de Los Ángeles después que un oficial asesinó a balazos a Jesse Romero, un adolescente de 14 años de quien la policía asegura que estaba pintando graffiti detrás de un completo de apartamentos.
La fiscalía del Condado Los Ángeles rechazó acusar al oficial Edén Medina, quien dijo que el jovencito le disparó –una afirmación que niegan los testigos.