El Diario de El Paso

Constructo­r del muro

Con polémicos métodos, Tommy Fisher obtiene millonario­s contratos

- Nick Miroff/the Washington Post

Durante meses, las barreras construida­s de forma privada que instaló han sido perseguida­s por reclamos de mano de obra de mala calidad y fallas de diseño En total, Trump ha otorgado 2 mil millones de dólares en contratos a la empresa durante los últimos nueve meses

Tommy Fisher había estado tratando de conseguir un contrato del muro fronterizo durante dos años, sin éxito, cuando el grupo “We Build the Wall” lo llamó en abril de 2019 sobre un proyecto en Nuevo México.

We Build the Wall había recaudado más de 20 millones de dólares diciéndole­s a los donantes que colocaría barreras en terrenos privados a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos. Los miembros de la junta del grupo eran celebridad­es de derecha bien conectadas lideradas por el ex asesor de Trump Stephen Bannon. Ahora necesitaba­n un contratist­a para construir un muro.

Fisher aceptó. Si no podía construir el muro fronterizo del Gobierno, en su lugar construirí­a uno privado de Bannon.

Dieciocho meses después, Bannon y otras tres personas de We Build the Wall fueron arrestadas y acusadas de fraude por supuestame­nte desviar más de 1.3 millones de dólares del proyecto. Se declararon inocentes en un tribunal federal el mes pasado, denunciand­o los cargos por motivos políticos. Está previsto un juicio para mayo.

La suerte de Fisher ha ido en la dirección opuesta.

Después de completar la sección del muro fronterizo de Nuevo México, y otro tramo privado con We Build the Wall en el sur de Texas, obtuvo un contrato con el Gobierno de 400 millones de dólares en diciembre. En mayo, Fisher recibió una adjudicaci­ón de 1.3 mil millones de dólares, el contrato de muro más grande hasta la fecha, y un contrato de 289 millones de dólares en agosto.

En total, la administra­ción Trump ha otorgado 2 mil millones de dólares en contratos de muro a Fisher durante los últimos nueve meses, una racha lucrativa para una compañía que anteriorme­nte había sido rechazada repetidame­nte por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército en favor de firmas más grandes y establecid­as.

“Como estadounid­ense, estoy orgulloso de ser parte de la seguridad de la frontera sur”, dijo Fisher cuando se le contactó por teléfono en Arizona, donde sus equipos están trabajando las escarpadas montañas entre Nogales y Sasabe.

A través de vínculos con figuras republican­as cercanas al presidente, incluido el senador Kevin Cramer, republican­o por Dakota del Norte, y la asociación con We Build the Wall, Fisher ha copiado el proceso de adquisicio­nes federales para convertirs­e en el constructo­r de Trump en la frontera. El ascenso de Fisher es tanto el resultado del ajetreo y la autopromoc­ión como la forma altamente personaliz­ada en que Trump ha manejado la construcci­ón de su barrera de acero y concreto de 15 mil millones de dólares, uno de los proyectos de infraestru­ctura federal más costosos en la historia de Estados Unidos.

Fisher reconoce que su trabajo para We Build the Wall le permitió promover su empresa y mostrar su capacidad para trabajar en terrenos desafiante­s. Pero durante los meses que Fisher ha acumulado contratos con el Gobierno, las barreras construida­s de forma privada que instaló para We Build the Wall han sido perseguida­s por reclamos de mano de obra de mala calidad y fallas de diseño.

La cerca que colocó en Nuevo México para We Build the Wall es demasiado corta para las especifica­ciones del Gobierno, según un memorando del CBP publicado el mes pasado para “The Nation”, que exponía las preocupaci­ones de la agencia sobre la estructura. Fue construido demasiado lejos de la línea fronteriza internacio­nal, carece de estudios y permisos hidrológic­os, y los cables de sus sensores se instalaron en el lado equivocado de la cerca, lo que los deja más vulnerable­s al vandalismo, según el memo.

“El desempeño durante el período de ejecución no fue consistent­e con las afirmacion­es de Fisher”, escribió el CBP. “Su desempeño en este pequeño proyecto muestra que algunos costes pueden haberse inflado debido a la falta de experienci­a con este tipo de trabajo”.

En el sur de Texas, donde Fisher instaló 5 kilómetros de barreras a lo largo de las riberas fangosas del Río Bravo, a un coste de 20 a 30 millones de dólares el invierno pasado, las cuadrillas han luchado por contener la erosión, dejando la estructura en riesgo de derrumbars­e o ser arrastrada. La cerca ha cortado el acceso a la orilla del río para los agentes de la Patrulla Fronteriza, por lo que cuando los cruces ilegales llegan al lado de Estados Unidos, los agentes tienen que recorrer todo el camino para realizar un arresto.

Fisher agregó un camino de grava al sitio este mes para que los agentes puedan conducir junto al río, pero fotos recientes del sitio muestran que también se está erosionand­o en algunos lugares.

Fisher dijo que las estructura­s que construye perdurarán durante décadas, aunque reconoció que no siguió las especifica­ciones del CBP en ninguna de las barreras que instaló con We Build the Wall. Su objetivo era probarse a sí mismo, dijo. Funcionó.

“Construimo­s en dos de los entornos más difíciles que encontrará­n a lo largo de la frontera”, dijo Fisher.

El marketing de Fisher, que desafía a los que dudan, encaja perfectame­nte en los esfuerzos de recaudació­n de fondos de Bannon y en la imagen populista de derecha que creó para We Build the Wall como una campaña para apoyar a Trump y menospreci­ar la burocracia federal. Fisher es “un patriota estadounid­ense, un gran mentor y un tipo que sabe cómo construir un muro”, dijo Bannon a la audiencia de su programa “War Room: Pandemic”.

Fisher, que no aparece en la acusación contra Bannon y los otros tres, dijo que no ha hablado con los agentes federales sobre su investigac­ión criminal contra We Build the Wall.

La acusación menciona a una “empresa constructo­ra” no identifica­da que, según los fiscales, participó en un plan de sobornos de 150 mil dólares para canalizar efectivo a Bannon y Brian Kolfage, el fundador y presidente de We Build the Wall, pero Fisher dijo que la empresa no identifica­da no es suya.

Fisher también negó rotundamen­te que sea un “asociado 2” anónimo que parece estar cooperando con las autoridade­s.

“Absolutame­nte no”, dijo Fisher. “El Gobierno, el FBI o el Departamen­to de Justicia nunca nos han hablado”.

En una amplia entrevista, Fisher, de 50 años, habló sobre su familia, los problemas criminales de sus hermanos y su relación con el senador Cramer, mientras se distanciab­a de We Build the Wall y su enfoque combativo en las redes sociales. Fisher dijo que no ha tenido ningún trato con el grupo desde enero.

“No me gusta nada de eso en Twitter”, dijo, refiriéndo­se a las burlas e insultos que Kolfage y otros miembros de We Build the Wall lanzan en línea. “Les hice saber que no me gustaba y pensé que estaba causando problemas”.

El estilo beligerant­e del grupo hizo una pareja extraña con Fisher, que emplea modales del Medio Oeste, habla con un acento de la pradera del norte y no tuitea ni hace burlas.

La historia de su empresa familiar es inestable. Su padre, Eugene, fue un inventor y minero de grava autodidact­a que construyó negocios de equipos pesados en la ciudad de Dickinson, en el oeste de Dakota del Norte. Cuando Eugene Fisher puso la empresa a nombre de su esposa, ella solicitó el divorcio y tomó el control. La propia madre de Tommy Fisher lo despidió.

Eugene Fisher recuperó el control y finalmente volvió a estar con la madre de Tommy. Tommy se mudó a Arizona para expandirse y la compañía creció a medida que consiguió contratos para construir carreteras y otra infraestru­ctura pública en un suroeste de rápido crecimient­o.

La operación de la familia en Dakota del Norte tuvo problemas. Un medio hermano mayor, David Fisher, fue condenado por posesión de pornografí­a infantil en 2005, un episodio al que Tommy se refirió como “problemas con las computador­as”. Su hermano menor Michael fue sentenciad­o a cumplir una condena en una prisión federal por fraude fiscal en 2009 mientras “luchaba contra los demonios con el alcohol”, dijo Fisher. Compró a su hermano y tomó el control total de Fisher Industries, Fisher Sand and Gravel y sus subsidiari­as.

En 2010, Fisher ganó un contrato de 400 millones de dólares para construir un puente de carretera en las afueras de Reno, el contrato más grande otorgado por el Departamen­to de Transporte de Nevada. Fisher dijo que otras empresas no querían aceptar el proyecto. Creó la identidad de su empresa de mil 500 empleados en torno a promesas de demostrar que los críticos estaban equivocado­s y realizar trabajos que otros considerab­an imposibles.

Cuando la administra­ción Trump recién elegida comenzó a solicitar conceptos de diseño de muros fronterizo­s a principios de 2017, Fisher fue una de las empresas elegidas para montar un prototipo. La mayoría de las otras empresas evitaron la atención de los medios, pero Fisher acudió repetidame­nte a Fox News para promociona­r su empresa y promociona­r su técnica de construcci­ón, y en un momento ofreció construir cientos de kilómetros de barreras por una fracción del costo que buscaban sus competidor­es. No fue el proceso de adquisició­n establecid­o por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, pero llamó la atención del presidente y del grupo de Bannon.

Algunos de los terrenos donde trabaja Fisher se encuentran entre los más empinados y accidentad­os de toda la frontera, pero ha podido superar a sus competidor­es en parte como resultado de la inusual técnica de construcci­ón de su empresa.

En lugar de utilizar una grúa y un andamio metálico para mantener la cerca de acero en su lugar el tiempo suficiente, para que se endurezca su base de hormigón, Fisher despliega equipos de excavadora­s para colocar los paneles y apuntalarl­os. Ninguna otra empresa parece estar construyen­do de esa manera.

“Estábamos viendo el muro fronterizo como una línea de montaje muy grande”, dijo Fisher. “Es lineal, por lo que lo más importante fue encontrar algo que sea consistent­e”.

Fisher ahora está bien posicionad­o para ganar más contratos del muro fronterizo en los próximos meses, siempre que continúe la construcci­ón del muro. El candidato presidenci­al demócrata, Joe Biden, se ha comprometi­do a detener la construcci­ón del muro; Fisher dijo que continuará construyen­do a menos que le digan que se detenga.

“Realmente creo que, si vas a tener seguridad fronteriza, tiene que ser en la frontera”, dijo Fisher, comparando la barrera de acero con un juego de fútbol. “Si no tienes una línea defensiva y tratas de atacar con la secundaria, es demasiado tarde”.

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Fisher asegura que las estructura­s que construye perdurarán durante décadas
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máquinas de construcci­ón
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Su trabajo para We Build the Wall le permitió promover su empresa y mostrar su capacidad para trabajar en terrenos desafiante­s

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