El Diario de El Paso

Exagerar el estatus de heroína de Ruth Bader Ginsburg, la disminuye

- Laura Bassett

Washington— En los días posteriore­s a la muerte de Ruth Bader Ginsburg, los hombres en mi vida me han brindado palabras de apoyo. Un amigo me compró discretame­nte un trago en el bar donde estábamos sentados el viernes por la noche cuando nos enteramos de la noticia. Otro se ofreció a enviarme el desayuno esta mañana en caso de que no pudiera levantarme de la cama, lo cual, para ser honesta, no pude.

Los hombres prominente­s reaccionar­on de la misma manera. El gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, un demócrata, describió a la Ruth como “Una inspiració­n para innumerabl­es mujeres y niñas en todo el país y en todo el mundo”. El comentaris­ta político Ahmad Baba escribió: “Sé que muchas mujeres están sufriendo esta noche”. Muchos expresaron tristeza o gratitud en nombre de sus hijas.

Es cierto que muchas mujeres están sufriendo la pérdida de una heroína feminista, particular­mente en un momento tan extraño y difícil de la historia estadounid­ense. Y la perspectiv­a de que esta pionera icónica sea reemplazad­a por un presidente abiertamen­te misógino, que podría amenazar la despenaliz­ación del aborto, es casi insondable para las personas que entienden, a un nivel muy personal, lo que se sentiría perder los derechos que Ginsburg dedicó su vida a defender.

Pero enmarcar el legado de Ginsburg como solo una heroína para las mujeres es un favor muy flaco para el trabajo de su vida. Los hombres también pueden y deben extrañarla, y no solo por cuidado y respeto por las mujeres en sus vidas, sino porque ella luchó por una sociedad más equitativa para todos.

Como abogada, Ginsburg argumentó con éxito ante la Corte Suprema en nombre de un hombre al que se le negaron los beneficios del Seguro Social después de que su esposa murió en el parto, porque anteriorme­nte se los habían otorgado solo a las viudas. De hecho, muchos de los casos que argumentó tenían que ver con discrimina­ción sexual contra hombres. Luego, como magistrada de la Corte Suprema, Ginsburg luchó enérgicame­nte para que las parejas del mismo sexo se casaran y escribió la opinión mayoritari­a que permitió que las personas con discapacid­ades se integraran en sus comunidade­s.

De manera similar, los seguidores de Ginsburg crearon su apodo de “Notorious R.B.G.” después de que ella escribió una disidencia mordaz cuando la Corte Suprema debilitó significat­ivamente la Ley de Derecho al Voto. Ella escribió que eliminar las restriccio­nes a los estados, que previament­e habían discrimina­do a los afroameric­anos, “es como tirar el paraguas en una tormenta porque no te mojas”.

Además, Ginsburg no solo votó a favor de mantener una cobertura médica asequible para los estadounid­enses con afecciones preexisten­tes, sino que también fue una de los dos jueces que discreparo­n de la decisión del tribunal de que la expansión de Medicaid a Obamacare era inconstitu­cional. Ella ayudó a derogar la legislació­n que permitía la expulsión del país de ciertos no ciudadanos.

Los derechos al aborto son, comprensib­lemente, el foco de gran parte de la energía en torno al reemplazo de Ginsburg, ya que muchos republican­os se han frotado las manos durante décadas con la idea de derrocar el derecho al aborto, y ambos partidos usan el tema para captar más votantes cuando una Corte Suprema está en juego.

Pero incluso el aborto no es simplement­e un “problema de mujeres”. La capacidad de una mujer para tomar una decisión con su pareja sobre si llevar a cabo un embarazo, sin la interferen­cia de los políticos, también afecta profundame­nte la vida de los hombres. Los estudios muestran que los hombres adolescent­es involucrad­os en embarazos que terminan en aborto tienen más probabilid­ades de graduarse de la universida­d y tener un mejor futuro financiero. La libertad reproducti­va es un tema económico básico para todos, no simplement­e una discusión paralela que las mujeres están teniendo entre ellas.

La persona que reemplace a Ginsburg decidirá sobre cuestiones fundamenta­les para la democracia y la superviven­cia del planeta. Si Trump elige a esa persona, la corte se inclinará decididame­nte a un conservado­r.

Pero Ginsburg era una leona liberal porque defendía con fuerza y fiereza la justicia social y la igualdad. Su pérdida no podría ser más profunda en este momento de la historia, en medio de una pandemia mundial y una crisis climática, bajo un presidente que miente sin cesar y se vuelve más autoritari­o cada día. Las ramificaci­ones de estas decisiones no solo afectarán a las mujeres; también afectarán a los hombres, y Ginsburg trabajó para asegurarse de que pudieran vivir en un país más justo.

Ginsburg sabía lo que estaba en juego y luchó contra el cáncer varias veces a la edad de 87 años para ayudar al país a aferrarse a las ganancias sociales y la igualdad por las que había luchado. Votó más de una vez desde su cama de hospital. En sus momentos finales, todavía pensaba en el bien de la nación y en qué le pasaría a su gente en su ausencia. “Mi deseo más ferviente”, le dictó a su nieta, “es que no sea reemplazad­a hasta que se instale un nuevo presidente”.

Hay momentos en la historia en los que es apropiado que los hombres se hagan a un lado y hagan espacio para las mujeres que están en duelo en sus vidas. Este fue el caso cuando mujeres de todo el país soltaron un grito desaforado después de que Brett Kavanaugh fuera confirmado como juez de la Corte Suprema a pesar de haber sido acusado de forma creíble de agresión sexual; ese era un nivel de rabia con el que muchos hombres no podían identifica­rse del todo. Los hombres, tal vez, nunca pueden entender completame­nte lo que se siente al tener a un hombre que intentó agredirte sexualment­e en la escuela secundaria, como Christine Blasey Ford describió en detalle ante el Senado, que sea designado para el tribunal que a menudo determina sus derechos reproducti­vos.

Pero los hombres pueden llorar por completo a Ruth Bader Ginsburg. Ella no es solo una heroína para las mujeres y niñas o un modelo a seguir para sus hijas; también ha inspirado a generacion­es de hombres y niños y ha luchado para mejorar sus vidas. Ella hizo que Estados Unidos fuera mejor para todos. Ella es una heroína, punto.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States