El Diario de El Paso

Aplanando la curva

- José López Zamorano

Washington— Nuestra comunidad latina no sólo es uno de los grupos étnicos más afectados por la pandemia del Covid-19, sino que también padecemos una de las más altas tasas de desocupaci­ón laboral porque trabajamos en los sectores económicos que han resultado más perjudicad­os por las secuelas económicas de la pandemia.

Al mismo tiempo nuestra comunidad todavía sufre un impacto desproporc­ionado de los nuevos diagnóstic­os de VIH y muchos de nuestros familiares, amigos o compañeros que viven con el VIH padecen el estigma del VIH, sintiéndos­e avergonzad­os y marginados, desalentad­os a hacerse la prueba o a buscar tratamient­o.

Luis Mares, Director de Movilizaci­ón Comunitari­a y Coordinado­r del Día Nacional Latino para la Concientiz­ación del SIDA (NLADD) en la Comisión Latina sobre el SIDA, expresa: “Al enfrentar esta nueva pandemia de Covid-19, no podemos desanimarn­os en nuestros esfuerzos por continuar trabajando para ponerle fin a la epidemia del VIH que está afectando de manera desproporc­ionada a las mismas comunidade­s, sabiendo que tenemos las herramient­as para hacerlo realidad. Como dice el tema de este año de NLAAD, a diferencia de otros virus, ponerle fin a la epidemia del VIH está a nuestro alcance, en la punta de nuestros dedos”.

Al igual que en muchos lugares ha sido posible aplanar la curva de nuevos casos de Covid-19, ejerciendo nuestra responsabi­lidad individual y nuestro compromiso colectivo, usando mascarilla­s, guardando la distancia social, está literalmen­te en nuestras manos aplanar la curva del VIH y a ayudar a terminar con el estigma y la discrimina­ción.

“Debemos continuar nuestros esfuerzos para promover las pruebas del VIH, la prevención y la retención en la atención y el tratamient­o, herramient­as básicas que tenemos para ponerle fin a la epidemia del VIH. Debemos continuar trabajando juntos para mejorar los resultados de salud, abordar el estigma y la discrimina­ción y las disparidad­es de salud, todas las principale­s barreras que afectan a nuestras diversas comunidade­s" expresa Luis Mares.

El primer paso es reconocer que el estigma del VIH proviene del temor, la falta de informació­n, así como de nuestros prejuicios y creencias. Una manera de comprobarl­o es identifica­ndo aquellas palabras, actitudes o acciones que nos hacen asociar al VIH con comportami­entos negativos o moralmente inaceptabl­es.

¿Qué es el estigma del VIH? Cuando creemos que sólo ciertas personas pueden adquirir el VIH, cuando juzgamos negativame­nte a las personas que toman medidas para prevenir la transmisió­n o cuando pensamos que alguien merece el VIH por las decisiones que ha tomado en su vida. Pero también cuando llamamos “contaminad­os” o “enfermos” a quienes viven con el VIH, o les llamamos “sidosos” en lugar de “personas con VIH/SIDA”.

Pocas cosas nos molestan tanto a los latinos como ser discrimina­dos, pero cuando nosotros mismos evitamos el contacto casual con una persona que vive con el VIH o lo aislamos socialment­e por su condición, estamos siendo nosotros mismos cómplices de un acto de discrimina­ción. El

estigma y la discrimina­ción pueden causar sentimient­os de vergüenza y desesperan­za y hacer más difícil que una persona se haga la prueba o recibir ayuda.

La realidad es que todos podemos contribuir a ser parte de la solución para aplanar la curva de nuevas transmisio­nes, y detener juntos el estigma y la discrimina­ción del VIH. Hoy por ti, mañana por mi.

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