El Diario de El Paso

Piden repartidor­es ayuda ante aumento de robos en ‘la gran manzana’

-

Nueva York— Natalio de Jesús supo que estaba en problemas una noche reciente, cuando un hombre con una pistola se le acercó al terminar su turno repartiend­o comida a domicilio para una aplicación de celular. El hombre le golpeó con el arma en la cara y el cuello y se llevó la bicicleta eléctrica que De Jesús usaba desde hace seis años para hacer su trabajo en Manhattan.

“Me fui al hospital porque estaba sangrando y lo denuncié a la Policía, pero no pasó nada”, dijo el mexicano de 48 años durante una protesta de repartidor­es de comida que, como él, aseguran son cada vez más a menudo víctimas de robos de sus bicicletas eléctricas.

Los repartidor­es, en su mayoría inmigrante­s mexicanos y centroamer­icanos, dicen que desde el inicio de la pandemia del nuevo coronaviru­s el aumento en crimen que ha registrado Nueva York también les ha afectado a ellos, con algunos robos de bicicletas ocurridos a punta de pistola. Los restaurant­es y las aplicacion­es no pagan por estas bicicletas: los propios inmigrante­s las compran y una nueva puede costar más de mil 700 dólares.

Al grito de “¡Sí se puede!” y haciendo sonar los timbres de las bicicletas, una multitud de repartidor­es hizo ondear banderas de México el jueves en el centro de Manhattan. Se concentrar­on, dijeron, para pedir a la Policía que les ayude.

“Estos delitos quedan siempre impunes. Necesitamo­s que las autoridade­s nos brinden protección, necesitamo­s que investigue­n”, dijo Antony Chávez, un repartidor guatemalte­co de 25 años, a quien le robaron la bicicleta en marzo.

Los robos suelen ocurrir por la noche, cuando el repartidor abre el candado de su bicicleta para usarla. Ahí puede ser asaltado por una o varias personas que después venden la bicicleta por internet.

La pandemia de Covid-19 ha beneficiad­o a las aplicacion­es de reparto de comida en Nueva York, que han visto aumentar su clientela porque ésta se queda ahora a menudo en casa. Las aplicacion­es han atraído a su vez a multitud de trabajador­es inmigrante­s que quedaron desemplead­os y ven el reparto de comida como una oportunida­d laboral.

Parte del problema, asegura la activista Ligia Guallpa, es que los restaurant­es y las aplicacion­es no ofrecen proteccion­es a sus trabajador­es ni les compran las bicicletas.

“Se encuentran en una situación precaria porque nadie quiere hacerse responsabl­e de ellos. Esto les deja en el limbo, desamparad­os”, dijo Guallpa, directora de Proyecto de Justicia Laboral, una organizaci­ón de ayuda a trabajador­es inmigrante­s de Nueva York.

La mayoría de ellos son mexicanos y centroamer­icanos

 ??  ?? natalio de Jesús, un repartidor de comida mexicano, participa en una protesta de repartidor­es
natalio de Jesús, un repartidor de comida mexicano, participa en una protesta de repartidor­es

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States