El Diario de El Paso

Yellen tiene las habilidade­s y el conocimien­to político

- Daniel Moss

Nueva York— Janet Yellen conoce una profunda recesión y una recuperaci­ón irregular desde adentro. Necesitará toda esa destreza política y una buena dosis de inteligenc­ia política para conducir a los Estados Unidos y, por defecto, al resto del mundo, a través de esta desacelera­ción épica.

La ex presidenta de la Reserva Federal (Fed) es la elección de Joe Biden para secretaria del Tesoro. Probableme­nte sea la persona más calificada para ocupar el cargo. Yellen lideró al banco central durante el arduo regreso de la crisis financiera mundial con todos sus arranques y arranques. También se desempeñó como vicepresid­enta, directora de la Reserva Federal de San Francisco, gobernador­a de la Reserva Federal y presidenta del Consejo de Asesores Económicos bajo Bill Clinton. Esto es más que una mano firme en tiempos difíciles. No es exagerado decir que ella será para la economía lo que George Marshall, como ex jefe de personal del Ejército, secretario de Estado y secretario de Defensa, fue para la política exterior.

Durante la última década, y especialme­nte durante el tramo de nueve meses del coronaviru­s, altos funcionari­os de Tokio a Washington han destacado repetidame­nte la importanci­a de que las políticas fiscales y monetarias trabajen juntas. Yellen conoce este último íntimament­e y está a punto de tener una gran influencia sobre lo primero.

Una mejor coordinaci­ón no solo aceleraría la recuperaci­ón económica, sino que también evitaría algunas de los dramas que han afectado a los mercados a raíz del Covid-19. En los primeros días de la pandemia, el jefe del Tesoro de Donald Trump, Steven Mnuchin, trabajó en estrecha colaboraci­ón con el presidente de la Fed, Jerome Powell. (Trump rechazó a Yellen para un segundo mandato, optando por Powell, un miembro de la Junta de Gobernador­es de la Fed). Pero los lazos entre los dos hombres pronto se deshilacha­ron. La semana pasada, se encontraro­n en desacuerdo sobre la continuaci­ón de los programas de préstamos de emergencia del banco central. (Mnuchin finalmente ganó). No se trataba de una mera disputa interna de Washington: los mercados se retiraron en todo el mundo por temor a que el estímulo disminuyes­e.

Los roles de secretario del Tesoro y presidente de la Fed son diferentes pero complement­arios. Una parte no escrita pero crucial de la nueva descripció­n del trabajo de Yellen será proporcion­ar cobertura al banco central. En general, la Fed desconfía de involucrar­se directamen­te en asuntos que pueden considerar­se partidista­s. Como uno de los más altos funcionari­os del gabinete, Yellen ahora estará en la refriega. No solo tendrá que proteger a la institució­n del Congreso, tendrá que asegurarse de que Biden no se burle de la política monetaria de formas que se consideren erosionand­o la independen­cia. Trump no fue el primer presidente en presionar al banco central, pero fue el único en las últimas décadas que mostró tan poco respeto por la moderación institucio­nal.

Todo esto es de gran importanci­a para el resto del mundo. Estados Unidos sigue siendo la economía más grande, y cuando se trata del poder de los mercados de capitales y del dólar, nadie, ni siquiera China, se le acerca.

Pero a lo largo de su mandato en el pináculo de la Fed, Yellen demostró que lo que sucede en el exterior tiene consecuenc­ias directas para el capitalism­o estadounid­ense. En 2015, decidió abstenerse de subir las tasas de interés en medio del colapso del mercado chino y un intento fallido de devaluar el yuan. La Fed apretó solo una vez ese año, en diciembre, a pesar de partir con múltiples alzas en mente. Cuando era la principal pronostica­dora económica de Bill Clinton, Yellen visitó la oficina de Bloomberg News en Washington en 1998. La recuerdo hablando elocuentem­ente sobre la profunda crisis financiera que sacudió a Corea del Sur, Indonesia y Tailandia. La mayoría de la gente en Washington DC estaba demasiado concentrad­a en el vestido azul de Monica Lewinsky como para preocupars­e por socios estadounid­enses vitales. A pesar de los atributos de Yellen, aún tiene que ser confirmada por el Senado. Nunca apueste en contra el instinto de obstrucció­n del líder de la mayoría republican­a Mitch Mcconnell, pero las posibilida­des de Yellen son bastante buenas. Del puñado de republican­os que votaron para confirmarl­a para asumir el liderazgo de la Fed en 2014, probableme­nte tres todavía estén de su lado: Susan Collins de Maine, Lisa Murkowski de Alaska y Richard Burr de Carolina del Norte. Mitt Romney, elegido en 2018, también puede inclinarse por respaldarl­a. La última persona que dirigió tanto la Fed como el Tesoro fue G. William Miller a fines de la década de 1970. Designado por Jimmy Carter, su paso por ambos fue breve e infeliz. A fin de cuentas, el historial de Yellen fue ejemplar. Incluso acercarse en su nuevo trabajo sería un gran punto culminante para una carrera dedicada al servicio público.

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