El Diario de El Paso

Abren bares de Texas gracias a vacío legal

- Dan Rosenzweig-ziff/the Texas Tribune

El Halloween de este año en el Centro de Austin fue un asunto estridente. Los clubes nocturnos anunciaban bailes y bebidas especiales. Miles de personas se agolparon en 6th Street, festejando hombro con hombro, algunos con cubrebocas y otros sin ellos.

Todo esto sucedió cuando los bares en Austin todavía estaban bajo una orden de cierre para detener la propagació­n del coronaviru­s.

Esos bares y discotecas son algunos de los más de 2 mil 500, hasta ahora, que el Estado ha permitido reabrir con la promesa de que, en medio de la pandemia, se convertirí­an en restaurant­es.

Cerrar los casi 8 mil bares de Texas ha sido una de las restriccio­nes de seguridad más drásticas del gobernador Greg Abbott. Recienteme­nte, permitió que se abrieran bares en partes del estado donde las hospitaliz­aciones por coronaviru­s son relativame­nte bajas, con el permiso de los funcionari­os locales.

Pero en áreas donde todavía se aplican las prohibicio­nes de los bares, muchos de esos negocios siguen funcionand­o como, bueno, bares.

Apenas unas semanas después de Halloween, con el Día de Acción de Gracias en el horizonte, los frustrados expertos en salud y los funcionari­os locales dicen que la laguna legal está frustrando el propósito de la prohibició­n de los bares y podría ser una de las razones por las que el Estado está luchando contra su mayor brote en meses.

“Las restriccio­nes se establecie­ron por una razón”, dijo el doctor Philip Huang, director de Salud Pública de Dallas. “Y si las evita, si está tratando de hacer trampa, entonces está eliminando la transmisió­n reducida que se está tratando de lograr”.

Los funcionari­os y expertos de salud pública han dicho desde esta primavera que los bares presentan peligros únicos para la propagació­n de Covid-19. La Asociación Médica de Texas señala que es una de las peores formas de propagar el virus.

“Bares llenos, donde la gente habla muy de cerca y grita y la gente se toca mucho, eso es un riesgo muy alto”, dijo Aliza Norwood, experta médica en la Escuela de Medicina Dell en la Universida­d de Texas en Austin.

Si la tendencia actual continúa –más de 8 mil 300 texanos fueron hospitaliz­ados con infeccione­s confirmada­s por coronaviru­s este lunes, casi 900 más que la semana pasada–, “puede haber un momento en el que sea apropiado cerrar bares y restaurant­es por completo”, dijo Norwood. Los funcionari­os de Salud de Austin están de acuerdo.

“Estamos en un lugar precario ahora donde los casos están aumentando en todo el país, los casos están aumentando en Texas”, dijo Mark Escott, Autoridad de Salud interina del Condado de Austin-travis, antes de agregar: “Realmente tenemos que encontrar una manera de estabiliza­r las cosas para evitar ese aumento”.

Pero Abbott, quien ha concentrad­o el poder para sí mismo para tomar medidas contra el Covid-19, dijo que no tiene planes de hacerlo.

No respondió a las solicitude­s de comentario­s.

El gobernador ha tenido una relación tumultuosa con los bares desde el comienzo de la pandemia. Después de cerrar el servicio de comida al interior el 19 de marzo, Abbott permitió que los bares reabrieran con límites de capacidad el 22 de mayo. Pero a finales de junio, cuando los casos y las hospitaliz­aciones se dispararon en Texas, Abbott ordenó a los bares que cerraran sus puertas una vez más, expresando pesar por abrirlos demasiado rápido en primer lugar.

Eso fue recibido con enojo y una demanda por parte de docenas de propietari­os de bares de Texas que dijeron que Abbott estaba apuntando injustamen­te a su industria mientras se permitía que otras empresas continuara­n.

Finalmente, el mes pasado, Abbott anunció que los bares podrían reabrir, pero sólo si los condados lo permiten. En lugares como Austin, El Paso y Dallas, los jueces del Condado dijeron que no. Así que en esas ciudades los bares todavía no tienen suerte, a menos que se conviertan en restaurant­es.

Desde junio, la Comisión de Bebidas Alcohólica­s de Texas (TABC) permite que los bares se reclasifiq­uen como restaurant­es ofreciendo comida y comprometi­éndose a que las ventas de alcohol sean menos de la mitad de sus ingresos. Los servidores también tendrían que usar cubrebocas en todo momento. Los clientes también, cuando no están en sus mesas, y las mesas deben estar separadas por 6 pies o tener divisores para permitir un distanciam­iento social adecuado.

La Comisión ha recibido más de 2 mil 700 solicitude­s de bares que buscan la reclasific­ación, una pequeña cantidad de las cuales han sido denegadas. Aproximada­mente 200 todavía están en proceso.

Chris Porter, un portavoz de TABC, dijo que, desde junio, la agencia ha realizado más de 20 mil inspeccion­es de instalacio­nes, cerrando más de 200 durante 30 días debido a infraccion­es.

“La gran mayoría de las empresas se toman en serio las pautas de salud y seguridad del Estado y pueden operar de una manera que promueva la seguridad de sus clientes y empleados”, dijo Porter.

Pero muchos funcionari­os del Condado dicen que los bares, que operan bajo la apariencia de restaurant­es, están desobedeci­endo abiertamen­te las pautas y que, si TABC no hace cumplir las reglas, sus manos están atadas.

Más de 170 de los bares reclasific­ados se encuentran en Dallas, un condado en una región donde la tasa de hospitaliz­ación se acerca al 15 por ciento. Abbott dijo que los condados donde la tasa de hospitaliz­ación supera el 15 por ciento deben cerrar bares e imponer límites de ocupación más estrictos a las empresas.

El juez del Condado de Dallas, Clay Jenkins, envió una carta a principios de este mes, citando a los funcionari­os de Salud, pidiéndole a Abbott que les permitiera tomar medidas para restringir las reuniones y detener la propagació­n.

Entre su lista de demandas, le pidió a Abbott que “cerrara cualquier lugar que sirva funcionalm­ente como bar y que elimine cualquier laguna legal que permita las operacione­s de bares que puedan haber sido creadas por la TABC”.

En Austin, donde se reclasific­aron más de 260 bares, más de la mitad de los casos a principios de este mes proviniero­n de jóvenes de 20 a 39 años. Y durante una llamada a los medios poco después de Halloween, Janet Pichette, epidemiólo­ga en jefe de Salud Pública de Austin, advirtió que la ciudad estaba comenzando a ver un aumento en los casos y “el impacto de las reuniones de Halloween en nuestra comunidad”.

El jueves, Escott, el funcionari­o de Salud del Condado de Austintrav­is, colocó al condado en la Etapa 4 de sus pautas de salud pública, que insta a los restaurant­es, incluidos los bares reclasific­ados, a limitar voluntaria­mente la capacidad al 50 o 25 por ciento.

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incluyen Comida para evitar cierre
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pareja bailando en bar

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