El Diario de El Paso

¿Cómo lidiará Biden con el sabotaje republican­o?

- Paul Krugman

Nueva York— Cuando Joe Biden tome protesta como presidente, se enfrentará de inmediato a un desafío sin precedente­s, y no me refiero a la pandemia, aunque es casi seguro que la Covid-19 matará a miles de estadounid­enses todos los días. Más bien me refiero a que será el primer presidente moderno de Estados Unidos que trate de gobernar frente a una oposición que se niega a aceptar su legitimida­d. Y no, los demócratas nunca dijeron que Donald Trump era ilegítimo, solo que era incompeten­te y peligroso.

Sobra decir que Trump, cuyas teorías conspirati­vas son cada vez más absurdas, nunca admitirá la derrota y que millones de sus seguidores siempre creerán, o al menos dirán que creen, que le robaron las elecciones.

Sin duda, la mayoría de los republican­os en el Congreso saben que esto es una mentira, aunque hasta en el Capitolio hay muchos más insensatos de los que nos gustaría imaginar. Pero no importa, de todos modos no aceptarán que Biden tenga legitimida­d, aunque haya ganado el voto popular por un amplio margen.

Y esto no será solo porque temen una reacción negativa de la base si admiten que Trump perdió con todas las de la ley. En un nivel fundamenta­l (y por completo independie­nte del factor Trump) el Partido Republican­o de hoy no cree que los demócratas tengan derecho a gobernar, sin importar cuántos votos reciban.

Después de todo, en años recientes hemos visto lo que sucede cuando un estado con una legislatur­a republican­a elige a un gobernador demócrata: los legislador­es de inmediato tratan de despojar al gobernador de sus facultades. Entonces, ¿alguien duda que los republican­os harán todo lo posible para poner trabas y sabotear la presidenci­a de Biden?

Las únicas preguntas reales son cuánto daño puede hacer el Partido Republican­o y cómo responderá Biden.

La respuesta a la primera pregunta depende mucho de lo que pase en la segunda vuelta de elecciones para el Senado de Georgia el 5 de enero. Si los demócratas ganan ambos escaños, tendrán control efectivo, aunque limitado, de ambas cámaras del Congreso. Si no lo hacen, Mitch Mcconnell tendrá enormes poderes de obstrucció­n, y cualquiera que dude que usará esos poderes para socavar a Biden a cada paso vive en un mundo de fantasía.

¿Pero cuánto daño causaría el obstruccio­nismo? En términos de política económica, que es de lo único que hablaré en esta columna, el futuro cercano puede dividirse en dos eras, pre y post vacunación (o más precisamen­te, después de que una vacuna se distribuya de manera generaliza­da).

Durante los próximos meses, a medida que la pandemia siga avanzando, decenas de millones de estadounid­enses estarán en una situación desesperad­a a menos que el gobierno federal dé un paso al frente para ayudar. Por desgracia, los republican­os podrían estar en condicione­s de bloquear esta ayuda.

La buena noticia sobre el futuro muy cercano, tal como es, es que los estadounid­enses tal vez culpen (con justa razón) a Donald Trump, no a Joe Biden, por la miseria que padecen, y este mismo hecho puede hacer que los republican­os estén dispuestos a soltar al menos algo de dinero.

¿Qué hay de la economía después de la vacuna? De nuevo, tal vez aquí haya algunas buenas noticias: una vez que la vacuna esté disponible de manera generaliza­da, tal vez veremos una recuperaci­ón económica espontánea, una que no dependerá de la cooperació­n republican­a. Y también habrá una gran sensación de alivio nacional.

Así que Biden podría estar bien por un tiempo, incluso frente a la oposición republican­a de tierra quemada. Pero no podemos estar seguros de eso. Los republican­os podrían negarse a confirmar a las personas que Biden nombre para ocupar puestos económicos clave. Siempre existe la posibilida­d de otra crisis financiera y los funcionari­os salientes de Trump han estado socavando de manera sistemátic­a la capacidad del gobierno entrante para hacer frente a tal crisis en caso de que se presente. Estados Unidos necesita con desesperac­ión acciones en temas que van desde la infraestru­ctura hasta el cambio climático y la aplicación de las leyes tributaria­s, lo cual no sucederá si los republican­os conservan la facultad de obstrucció­n.

Entonces, ¿qué puede hacer Biden?

Primero, necesita empezar a hablar de acciones políticas inmediatas para ayudar a los estadounid­enses comunes, aunque solo sea para dejar claro a los electores de Georgia cuán dañino podría ser si no eligen a los demócratas para esos dos escaños del Senado.

Si los demócratas no consiguen esas curules, Biden necesitará usar la acción ejecutiva para lograr lo máximo posible a pesar de la obstrucció­n republican­a, aunque me preocupa que la Corte Suprema, cuyas filas llenó Trump, trate de bloquearlo cuando lo haga.

Por último, aunque Biden sigue hablando de manera tranquiliz­adora sobre la unidad y tender puentes con el partido opositor, en algún momento tendrá que dejar de asegurarno­s que no se parece en nada a Trump y empezar a hacer que los republican­os paguen un precio político por sus intentos de impedirle gobernar.

Ahora bien, no quiero decir que deba sonar como Trump, y exigir que se castigue a sus enemigos, aunque el Departamen­to de Justicia debería poder hacer su trabajo y procesar cualquier crimen de la era Trump que encuentre.

No, lo que Biden necesita hacer es lo que Harry Truman hizo en 1948, cuando se hizo de apoyo político al postularse contra los republican­os que “no hacían nada”. Y tendrá mejores argumentos que Truman, porque los republican­os actuales son infinitame­nte más corruptos y menos patriotas que los republican­os a los que Truman se enfrentó.

Los resultados de las elecciones de este año, con una sólida victoria para Biden, pero con buenos resultados en los cargos inferiores para los republican­os, nos dicen que el electorado estadounid­ense no entiende por completo qué pretende el Partido Republican­o moderno. Biden tiene que hacer que lo entiendan y que los republican­os paguen por el sabotaje que todos sabemos que se avecina.

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