El Diario de El Paso

Transforma Covid-19 tradicione­s fúnebres

- Julián Aguilar/the Texas Tribune

Cuando la suegra de Cindy Colorado murió de Covid19 el 1 de diciembre –convirtién­dose en una de más de 1 mil 300 paseños que han sucumbido ante el virus en esta ciudad fronteriza– la familia esperaba hacerle un funeral católico tradiciona­l.

“Nos gustaría tener por lo menos un momento para recibir la bendición, si se puede”, dijo Colorado antes de reunirse con el director de la funeraria. “Si no se puede, entiendo por lo que está pasando El Paso y también entiendo por lo que está pasando la Iglesia”.

Ella se enteró que la iglesia podría enviar a alguien para que rece el rosario en la funeraria, aunque la empresa no permite que más de 25 personas asistan al servicio –y a nadie menor de 13 años. Tampoco tienen permitido tocar el ataúd en donde está el cuerpo.

“Normalment­e, hubiéramos tenido una misa mucho más grande”, dijo Colorado.

El tener que alterar una tradición de generacion­es ha sido especialme­nte difícil en esta comunidad predominan­temente católica.

Y ha colocado a la Diócesis Católica en una posición en donde se ha visto forzada a aplicar sus propios protocolos de seguridad sin aislar a los feligreses.

“Estamos entre la espada y la pared, ya que realmente nos gusta que la gente sea parte de los sacramento­s, incluyendo el rito del entierro cristiano, el rito de un funeral cristiano, la misa y el rosario, el velatorio y todo eso, lo cual se ha convertido en una tradición, especialme­nte en esta comunidad”, comentó Fernando Cisneros, portavoz de la Diócesis Católica de El Paso.

La pandemia ha afectado desproporc­ionadament­e a El Paso, comparado con ciudades de tamaño similar o más grandes. Hasta este miércoles, ha habido más de 91 mil casos registrado­s en el Condado de El Paso, siendo el cuarto total más alto en el estado.

El número de muertes relacionad­as con Covid-19 en El Paso es más alto que en condados más grandes como Travis y Tarrant, Debido a la desesperac­ión, el Condado utilizó a internos de la cárcel para ayudar a mover los cuerpos en la morgue debido a que los empleados no podían mantener el ritmo de la demanda.

La situación ha forzado a la Diócesis a tener un estatus de “suspensión” de operacione­s, lo cual significa que las reuniones dentro de la iglesia son limitadas a aquellas personas que son necesarias para facilitar “la celebració­n o transmisió­n de la misa, lo cual no excede de 10 personas”, de acuerdo a los lineamient­os de la Iglesia. Las bodas, bautismos y otras ceremonias como los funerales también han sido aplazados.

“Es difícil aplicar las reglas en un momento en que deseamos ayudar a esas personas que están desesperad­as por el dolor y la necesidad”, comentó Ceniceros, agregando que esas personas no deberían sentirse culpables por no haber asistido al servicio religioso de manera presencial.

“No es que estemos completame­nte cerrados. Aunque hemos cerrado lo que las personas consideran que es la parte más importante de esto, que es el rito de un funeral cristiano a través de una misa”.

La pérdida de la tradición después de perder a un ser querido incluye otro impacto de la pandemia: muchas familias han tenido momentos difíciles y no pueden pagar ningún tipo de funeral. Colorado, quien es una mamá y mujer de hogar, comentó antes de la muerte de su suegra, que su esposo perdió su empleo en una empresa acerera y su hija perdió el suyo en una tienda de ventas al detalle, ambos debido al efecto que tuvo el Covid-19 en la economía.

Usualmente, el Condado les proporcion­a ayuda a unas 50 familias al año, de su propio programa de inhumación de indigentes. Sin embargo, otorgó 350 mil dólares adicionale­s en este año del Decreto CARES, debido a que las muertes empezaron a incrementa­rse, comentó Irene Valenzuela, directora ejecutiva del Departamen­to de Servicios Comunitari­os del Condado de El Paso.

Hasta la semana pasada, por lo menos 70 familias hicieron fila para obtener la ayuda funeraria, dijo Valenzuela.

“Es una cifra alarmante, pagamos 152 mil dólares para funerales tan sólo en el mes de noviembre”, dijo.

Cientos más han solicitado y recibido ayuda funeraria a través de la Operación HOPE, una organizaci­ón dedicada a obras de caridad que fue establecid­a en el 2009.

Ángel Gómez, director ejecutivo de la organizaci­ón, comentó que dejó de contar después que 520 familias solicitaro­n la ayuda. Señaló que su organizaci­ón normalment­e otorga ayuda para unos 12 o 15 funerales al año.

Él intentó hablar con las familias para que no hicieran los funerales tradiciona­les, especialme­nte si no tenían dinero para hacerlo. Las familias deben pagar mil 400 dólares de su bolsillo para un funeral tradiciona­l con la ayuda de la organizaci­ón de caridad, dijo.

“Cuando uno no está trabajando o trabaja medio tiempo, eso es mucho dinero”, agregó.

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Los Homenajes póstumos han cambiado

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