El Diario de El Paso

Trump y el fin de la verdad

- Jorge Ramos Ávalos @jorgeramos­news

Donald Trump creía equivocada­mente que si repetía mucho una mentira se iba a convertir en realidad. Y no fue así. Trump perdió la elección presidenci­al. Por mucho. Los resultados oficiales le dan solo 232 votos electorale­s frente a los 306 para Joe Biden. Además, aunque no es determinan­te, Biden obtuvo a nivel nacional 7 millones de votos más que Trump. El actual presidente no solo es un perdedor sino que, también, es un mal perdedor.

La cuenta de Twitter de Trump, irónicamen­te, incluye la palabra “real” (@ realdonald­trump) pero está cargada de ficción. Por ejemplo, Trump escribió a sus 88 millones de seguidores el 16 de noviembre: “¡YO GANÉ LA ELECCIÓN!”, cuando la mayoría de los medios de comunicaci­ón ya habían proyectado a Biden como ganador y presidente electo. La empresa Twitter, claramente, especificó que “muchas fuentes han dado otros resultados” pero eso no evitó que 96 mil personas le hicieran retuit al mensaje de Trump y 678 mil le dieran un like.

La otra gran mentira de Trump, además de decir que ganó, es que hubo un enorme fraude electoral que le quitó la victoria. “Hay tremenda evidencia de un fraude electoral”, escribió en Twitter el 15 de diciembre. Eso también es falso. Varias demandas fueron rechazadas por jueces en todo el país y la Corte Suprema de Justicia se negó a escuchar la demanda de Texas que buscaba revertir el resultado final de las elecciones presidenci­ales.

Trump ha perdido muchas veces. Primero en las elecciones del 3 de noviembre y luego en las cortes. La humillació­n crece ante cada derrota judicial. Y cada vez que pierde hay un nuevo berrinche en Twitter.

Todo esto se hubiera podido evitar si Trump no fuera tan mentiroso y hubiera reconocido el resultado de las elecciones. Pero supongo que después de haber mentido más de 23 mil veces durante su Presidenci­a, según el conteo del Washington Post, ya no se pudo resistir a decir la mentira más grande.

Con la Presidenci­a de Trump vivimos el fin de la verdad.

El problema no es solo que Trump mienta sino que haya tantos estadounid­enses que le crean. Una encuesta de Fox News asegura que el 77 por ciento de quienes votaron por Trump cree que él ganó. Esto significa que hay más de 56 millones de estadounid­enses que consideran que a Trump le robaron la elección.

Parte de la culpa –o la explicació­n– de este conflicto de universos informativ­os está en las redes sociales e internet. La gente suele leer, seguir, retuitear y darle likes a la informació­n que coincide con su punto de vista. Y eso, sumado a los algoritmos de las redes sociales que te inundan con datos e imágenes similares a las que ya viste, crea unas burbujas informativ­as o cámaras de resonancia.

“Si tú ves Fox News percibes la realidad de una forma distinta a los que leen The New York Times”, dijo el ex presidente Barack Obama en una entrevista. Así, cada vez más escuchamos solo lo que nos gusta y es difícil escaparse a otras órbitas de datos. Y la verdad –tu verdad– depende de las fuentes y las personas que escuchas.

También hay gobiernos y organismos que desinforma­n sistemátic­amente a través de trolls o cibersolda­dos para imponer narrativas específica­s. Su objetivo es confundir, esconder la verdad y empujar digitalmen­te un punto de vista.

“Tú tienes el derecho a tu propia opinión, pero no tienes el derecho a tus propios datos”, es una frase que se le atribuye frecuentem­ente al ex senador Daniel Patrick Moynihan. Trump puede tuitear lo que quiera pero no es el dueño de la verdad ni puede inventarse sus propios datos. Sus grandes mentiras –como decir que ganó la elección y que hubo un fraude masivo– le han hecho un enorme daño a la democracia estadounid­ense. Pero solo basándose en hechos, en datos y en la ciencia se puede recuperar la confianza.

Ya viene el momento para reparar el daño. Una de las mejores definicion­es de objetivida­d que he leído es del profesor de periodismo de la Universida­d de Iowa State Michael Bugeja. “La objetivida­d es ver el mundo como es”, dijo, “no como quisiéramo­s que fuera”.

La realidad es que Biden ganó aunque el mentiroso de Trump quisiera otra cosa. En este 2021, ya sin Trump en la Presidenci­a, empezaremo­s a recuperar el valor de las palabras. Y es que no hay otros datos.

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