De mal y de malas
Arremete Trump vs su equipo porque no lo defendieron
Washington— Cuando Donald Trump se convirtió este miércoles en el primer presidente en ser acusado en dos ocasiones, lo hizo como un mandatario cada vez más aislado, silencioso y vengativo.
Restando menos de siete días en su presidencia, el círculo más cercano de Trump está disminuyendo, las oficinas de la Casa Blanca están vaciándose y el presidente está atacando a algunos de los pocos que quedan. Está enojado porque sus aliados no han presentado una defensa más poderosa después de haber incitado a la muchedumbre que irrumpió en el Capitolio la semana pasada, según han dicho asesores y colaboradores.
Aunque Trump ha estado excepcionalmente furioso contra el vicepresidente Mike Pence, su relación con el abogado Rudy Giuliani, uno de sus más fieles defensores, también se está fracturando, de acuerdo a personas que tienen conocimiento de la dinámica que había entre los dos hombres.
Trump le ha ordenado a sus asesores que no le paguen los honorarios legales a Giuliani, según dijeron dos funcionarios, y ha exigido que sea él personalmente el que apruebe cualquier reembolso de los gastos en los que incurrió Giuliani durante los viajes que realizó en representación del presidente para desafiar los resultados de la elección en estados clave. También dijeron que Trump ha expresado en privado su preocupación sobre algunos de los movimientos de Giuliani y no autorizó la petición que hizo Giuliani para recibir 20 mil dólares diarios de honorarios por su trabajo al intentar anular la elección.
Cuando observó que el juicio político ganó impulso rápidamente, Trump se enojó porque virtualmente nadie lo está defendiendo, incluyendo a su secretaria de Prensa Kayleigh Mcenany, su asesor de alto rango y yerno Jared Kushner, su asesor económico Larry Kudlow, el asesor de seguridad nacional Robert O’brien y el jefe de gabinete Mark Meadows, de acuerdo a un funcionario de alto rango de la administración.
“El presidente está muy herido”, dijo el funcionario, quien al igual que los demás que fueron entrevistados, habló de manera anónima para poder comentar francamente. “Ya no hay nadie”.
Uno de los pocos confidentes de Trump en estos días ha sido el senador republicano Lindsey Graham de Carolina del Sur, quien rompió con el presidente la semana pasada por su intento de anular la elección, pero volvió a gozar de la preferencia del presidente unos días después. Graham viajó a Texas este martes en lo que fue el último viaje presidencial de Trump, pasando horas con él a bordo del Air Force One, hablaron acerca del juicio político y planearon cómo debería Trump pasar sus últimos días en la presidencia.
“El presidente ya entendió que todo terminó”, dijo Graham, refiriéndose a la elección. “Es difícil. Él cree que fue engañado, aunque nada va a cambiar eso”.
Trump le pidió a Graham que cabildeara con sus compañeros senadores para que lo exoneren en su eventual Juicio Político, Graham lo hizo desde el Air Force One mientras trabajaba con una lista de colegas por teléfono. El martes, unos cuantos senadores le llamaron a Trump a la aeronave presidencial para notificarle su intento de exonerarlo. Durante el vuelo de regreso, Graham dijo que trató de calmar a Trump después que la representante Liz Cheney de Wyoming, quien es la tercera en importancia del Partido Republicano en la Cámara, anunciara que votaría para acusarlo.
“Yo le dije, “Mire, Sr. Presidente, hay algunas personas que estaban molestas antes y lo están actualmente, pero yo le aseguro que la mayoría de los republicanos creen que el juicio político es malo para el país y no es necesario y sería dañino para la institución de la presidencia en sí”, recordó Graham. Agregó que le comentó a Trump que “la gente que está haciendo un llamado para que haya un juicio político no es representativa de las conferencias republicanas”.
Trump les comentó a los reporteros este martes que la propuesta del Juicio Político está causando un “tremendo enojo” y representa “un gran peligro para nuestro País”.
Aunque ha mostrado destellos de enojo sobre su juicio político, y está furioso con Mitch Mcconnell, el líder de la mayoría en el Senado, por dejar abierta la posibilidad de que pueda votar para condenarlo, en privado, Trump le dijo a sus asesores que no cree que vaya a ser removido de su puesto antes de que expire su término el 20 de enero, de acuerdo a personas que están enteradas de las conversaciones.
Muchos de los asesores del presidente y colaboradores externos comparten esa idea. Como lo dijo uno de ellos “Hurra!”.
Mcconnell garantizó efectivamente ese resultado este miércoles, dando a conocer después de la votación en la Cámara que el juicio político podría programarse hasta después de la toma de protesta del presidente electo Joe Biden.
Trump ha estado más preocupado con otras acciones que podrían tener graves consecuencias para su vida post-presidencial, de acuerdo a
El mandatario está preocupado por las consecuencias que podrían tener todas estas acciones para su vida postpresidencial
“ El presidente ya entendió que todo terminó” Lindsey Graham Senadora republicano
personas que conocen las preocupaciones del presidente. Las situaciones incluyen a Twitter y otras empresas de redes sociales que han suspendido sus cuentas, el que la Asociación de Jugadores de Golf de Estados Unidos haya cancelado un torneo de golf en una de sus propiedades, y el que Deutsche Bank anunciara que ya no financiaría sus proyectos.
Trump llevó a cabo varias actividades este miércoles. Mientras la Cámara debatía su acusación, Trump emitió un comunicado haciéndoles un llamado a sus simpatizantes a calmarse.
“A la luz de reportes que señalan que habrá más manifestaciones, les urjo que NO debe haber violencia, NO deben transgredir la ley y NO debe haber ningún acto vandálico de ningún tipo”, dice el comunicado. “Eso no es lo que somos, y no es lo que es Estados Unidos, le hago un llamado a TODOS los estadounidenses para ayudar a calmar las tensiones y apaciguar los ánimos. Gracias”.
Minutos después que la Cámara votó para enjuiciarlo por segunda ocasión. Trump realizó una ceremonia privada en la Oficina Oval para otorgar la Medalla Nacional de las Artes al cantante Toby Keith, según dijo un funcionario de alto rango de la administración.
La Casa Blanca dio a conocer un video este miércoles por la tarde en donde Trump aparece sentado en el Escritorio de Resoluciones de la Oficina Oval comprometiéndose con sus simpatizantes a no alentar más violencia. “La violencia y el vandalismo no tienen lugar absolutamente en nuestro país y no tiene lugar en nuestro movimiento”, dijo.
Un funcionario de alta jerarquía de la administración comentó que Kushner, su esposa Ivanka Trump, el subjefe de gabinete Dan Scavino y Pence persuadieron a Trump de grabar ese video, diciéndole que eso podría aumentar el apoyo entre algunos republicanos. Ellos le pidieron que no mencionara el juicio político y no lo hizo.
Este miércoles, en lo que fue una marcada ilustración del aislamiento de Trump, la Casa Blanca no montó una vigorosa defensa mientras los miembros de la Cámara debatían si era apto para seguir en la presidencia, finalmente, votaron para enjuiciarlo. Los asesores del presidente no les dictaron a los aliados los temas de los que hay que hablar. Su secretaria de Prensa no realizó ninguna conferencia de prensa con los reporteros. Sus asesores no realizaron entrevistas de televisión desde el Jardín Norte de la Casa Blanca. Sus abogados y funcionarios de asuntos legislativos no trataron de obtener votos ni buscaron persuadir a los legisladores para que votaran en contra del juicio político.
Tampoco hubo una campaña organizada para bloquear el juicio político, ya que muchos de sus asesores creen que el que Trump haya incitado a la muchedumbre para que se efectuara el motín fue muy odiosa como para defenderlo. Pat Cipollone, asesor de la Casa Blanca, quien fue crucial para la defensa del presidente en su primer juicio político hace un año, les comentó a otros funcionarios que se aseguraran que se diera a conocer que él no iba a defender a Trump en esta ocasión, según reveló un asesor.
“Yo creo que es una conclusión lógica para alguien que sólo acepta a la gente de su órbita más cercana si están dispuestos a sacrificarse a sí mismos por defenderlo, y acabamos de llegar a un punto en donde todos resultamos sacrificados”, comentó un funcionario de alto rango de la administración. “Todos están reflexionando, Yo puedo exponerme a mi mismo por defender al presidente de Estados Unidos por esto y por aquello pero no voy a hacerlo por lo que hizo”.
Un ex funcionario de alto rango de la administración que está en contacto con la Casa Blanca dijo al describir la mentalidad del staff: “La gente está por encima de eso. En algunas ocasiones hay una mentalidad de bunker o la de nosotros en contra de ellos o una correcta indignación porque los demócratas o los medios de comunicación no son justos, pero en este momento no ha ocurrido nada de eso. La gente está cansada, decepcionada, enojada y preparada para que todo esto termine”.
Uno de los únicos defensores de Trump en la Casa Blanca fue Jason Miller, asesor político de alto rango. Aunque no defendió la conducta del presidente, argumentó que los que votaron para enjuiciarlo podrían pagar un precio político. Miller envió a los reporteros un memorándum de encuestas de dos páginas del encuestador de la campaña de Trump, John Mclaughlin, diciendo que la mayoría de los votantes de los estados clave de la elección presidencial se oponían a un juicio político y a la “censura de las grandes empresas tecnológicas”, lo cual es una referencia a Twitter y a otras empresas de redes sociales que suspendieron las cuentas de Trump.
“Es un cálculo masivo erróneo de los demócratas y de las Liz Cheneys del mundo que están masivamente desconectados de las bases que votan en las primarias”, dijo Miller.
“El apoyo de la base sigue siendo fuerte para él”, agregó Miller. “Eso es realmente lo que importa. Washington es muy voluble y el presidente Trump nunca se había interesado en su fortaleza al estar en la capital del país. Pero siempre ha estado al lado de la gente cabal”.
Además de su familia, el presidente ha estado hablando principalmente con Meadows, Scavino, el asesor político de alto rango Stephen Miller y el director de personal Johnny Mcentee. Hope Hicks, asesora del presidente y desde hace tiempo una de sus más cercanas confidentes, ha estado alejada durante algún tiempo, de acuerdo a personas que están enteradas de su estatus.
Además de su viaje a Texas, la programación de eventos públicos de Trump ha sido nula, y se dice que está haciendo pocas cosas en estos días, además de ver televisión y criticar fuertemente con sus allegados a los republicanos que no lo han defendido lo suficiente.
Varios asesores han culpado de la situación no sólo a Trump sino también a Meadows porque el jefe de gabinete consintió la ilusión que tenía Trump de que la elección estaba amañada y lo mal informó acerca de un supuesto fraude electoral.
“Él es uno de los que le comentó chifladura tras chifladura cuando hablaba con él”, dijo un asesor.
Desde que Twitter prohibió a Trump en su plataforma, Mcentee presionó al presidente para que migrara a otras redes sociales, tales como Parler. Pero Kushner y Scavino impidieron que el presidente se uniera a esa plataforma, de acuerdo a una persona que está enterada de lo que sucedió y que lo confirmó en un reportaje de CNN.