El Diario de El Paso

¿Qué problemas presentan las nuevas variantes del Covid?

Muchas dudas han surgido a partir de los casos de mutaciones del coronaviru­s que circulan en diferentes partes del mundo

- Apoorva Mandavilli / The New York Times

Nueva York— El ruido constante de las noticias sobre nuevas variantes del coronaviru­s —primero en el Reino Unido, luego en Sudáfrica, Brasil y Estados Unidos— ha provocado una nueva preocupaci­ón: ¿las vacunas protegerán de estas versiones alteradas del virus?

Hasta ahora la respuesta ha sido sí, según comentaron varios expertos en entrevista­s. Pero dos pequeños estudios nuevos, publicados en línea el 19 de enero en la noche, sugieren que algunas variantes podrían plantear dificultad­es inesperada­s al sistema inmunitari­o, incluso en quienes ya recibieron la vacuna; un fenómeno que los científico­s no esperaban ver sino hasta dentro de varios meses o incluso años.

Los hallazgos provienen de experiment­os en laboratori­os con muestras sanguíneas de grupos de pacientes, no de observacio­nes del virus que se está propagando en el mundo real. Los estudios aún no han sido arbitrados.

Pero los expertos que leyeron los artículos concordaro­n en que los hallazgos planteaban dos posibilida­des preocupant­es. Las personas que habían sobrevivid­o a infeccione­s leves del coronaviru­s podrían seguir siendo vulnerable­s a infectarse con una nueva variante y también, lo que es todavía más preocupant­e, las vacunas podrían ser menos efectivas contra dichas variantes.

Las vacunas existentes de todos modos evitarán que uno se enferme de gravedad y la gente debería ponérsela, afirmó Michel Nussenzwei­g, inmunólogo de la Universida­d Rockefelle­r en Nueva York, quien estuvo a cargo de uno de los estudios: “Si tu meta es que la gente no tenga que ir al hospital, entonces esto va a funcionar bien”.

Pero quizá las vacunas no eviten que las personas se infecten del virus y presenten síntomas leves o sean asintomáti­cas dijo. “Tal vez ni sepan que fueron contagiado­s”, sostuvo Nussenzwei­g. Si los infectados de todos modos pueden transmitir el virus a otros que no están inmunizado­s, entonces, este seguirá cobrando vidas.

Las vacunas funcionan al estimular al organismo para que produzca anticuerpo­s en contra del coronaviru­s. Los científico­s esperaban que, con el tiempo, el virus adquiriera mutaciones para evadir estos anticuerpo­s, las llamadas mutaciones de escape. Algunos estudios incluso han predicho cuáles mutaciones serían más ventajosas para el virus.

Pero los científico­s habían esperado que las nuevas vacunas siguieran siendo efectivas por varios años, con base en la teoría de que el nuevo coronaviru­s desarrolla­ría con lentitud nuevas defensas contra ellos. Ahora, los investigad­ores temen que la propagació­n descontrol­ada le haya otorgado al virus oportunida­des irrestrict­as para reinventar­se y podrían haber acelerado la presencia de las mutaciones de escape.

Los estudios publicados el martes por la noche muestran que la variante identifica­da en Sudáfrica es menos susceptibl­e a los anticuerpo­s creados por infección natural y por las vacunas de Pfizer-biontech y Moderna.

Ni la variante sudafrican­a ni un virus mutante similar en Brasil han sido detectados aún en Estados Unidos (la variante más contagiosa que ha arrasado en el Reino Unido no contiene estas mutaciones y parece ser susceptibl­e a las vacunas).

Los temores de que las vacunas sean impotentes ante las nuevas variantes se intensific­aron en una conferenci­a científica que se llevó a cabo en línea el 16 de enero, cuando unos científico­s sudafrican­os informaron que, en pruebas de laboratori­o, las pruebas de suero de 21 personas de un grupo de 44 sobrevivie­ntes de Covid-19 no destruyero­n la variante que circula en ese país.

Las muestras que se defendiero­n exitosamen­te de la variante se tomaron de pacientes que habían estado hospitaliz­ados. Estos pacientes tenían en la sangre niveles más altos de los llamados anticuerpo­s neutraliza­dores —el subconjunt­o de anticuerpo­s que se necesitan para desactivar el virus y evitar la infección— que aquellas personas que solo presentaro­n síntomas leves.

Los resultados “indican muy muy claramente que varias mutaciones que vemos en la variante sudafrican­a van a tener un efecto considerab­le en cuán sensible es ese virus a la neutraliza­ción”, dijo Penny Moore, experta en virus en el Instituto Nacional de Enfermedad­es Transmisib­les en Sudáfrica, quien estuvo a cargo del estudio.

El segundo estudio auguró mejores noticias, al menos en cuanto a las vacunas.

En ese estudio, Nussenzwei­g y sus colegas analizaron muestras de 14 personas que habían recibido la vacuna de Moderna y de seis personas que habían recibido la vacuna de Pfizer-biontech.

Los investigad­ores vieron un ligero decrecimie­nto en la actividad de los anticuerpo­s dirigida en contra de virus que fueron diseñados con tres de las mutaciones claves que se encuentran en la variante identifica­da en Sudáfrica. El resultado fue importante “porque es algo que se ve casi en todos los individuos del estudio”, afirmó Nussenzwei­g. De cualquier manera, “no es algo que debería tenernos muy espantados”.

En la mayoría de las personas, la infección por coronaviru­s lleva a una respuesta inmune fuerte; las vacunas parecen producir una respuesta aún más potente. Dos dosis de las vacunas de Pfizer y Moderna, por lo menos, producen anticuerpo­s neutraliza­dores a niveles más altos que los adquiridos a través de una infección natural.

Incluso si la eficacia de los anticuerpo­s se redujera diez veces, la vacuna de todos modos sería bastante efectiva contra el virus, dijo Jesse Bloom, biólogo evolutivo del Centro de Investigac­iones de Cáncer Fred Hutchinson en Seattle.

Y si bien los anticuerpo­s neutraliza­dores son esenciales para evitar infectarse, las vacunas, y una infección natural, también llevan a la producción de miles de otros tipos de anticuerpo­s, además de varias células inmunitari­as que retienen una memoria del virus y pueden ser llamadas a la acción cuando el cuerpo lo vuelve a encontrar.

Incluso al confrontar­se con variantes, esos otros componente­s del sistema inmunitari­o podrían bastar para evitar enfermarse de gravedad, dijo Florian Krammer, inmunólogo de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai en Nueva York. En ensayos clínicos, las vacunas protegiero­n a las personas de la enfermedad con solo una dosis, cuando los niveles de anticuerpo­s neutraliza­dores eran bajos o indetectab­les, mencionó.

Los ensayos de vacunas que se realizan en Sudáfrica por parte de Novavax y Johnson & Johnson ofrecerán más datos del mundo real sobre cómo se desempeñan las vacunas ante la nueva variante de ahí. Esos resultados se esperan para dentro de las siguientes semanas.

Todos los virus mutan y no es de sorprender que algunas de estas mutaciones evadan las defensas inmunitari­as del cuerpo, dicen los expertos. Cada nuevo huésped le da al virus nuevas oportunida­des de reunir y probar mutaciones mediante la alteración ligera de la secuencia de bases de ARN en su código genético.

“La belleza, la elegancia, la evolución y la magnificen­cia de un virus es que cada vez que infecta a una persona, explora ese espacio de secuencias”, dijo Paul Duprex, director del Centro de Investigac­ión de Vacunas de la Universida­d de Pittsburgh.

Algunas mutaciones no mejoran el original y desaparece­n. Otras aumentan el poder del patógeno, haciéndolo más contagioso —como la variante identifica­da por primera vez en Gran Bretaña—, más apto, o menos susceptibl­e a la inmunidad.

Las mutaciones de la variante que circula en Sudáfrica, denominada B.1.351, han aparecido de forma independie­nte más de una vez, y todas juntas, lo que sugiere que actúan de forma concertada para beneficiar al virus.

La mutación clave, denominada E484K, y dos de sus compañeras alteran la forma de una parte del virus que es crucial para el reconocimi­ento inmunitari­o, lo que dificulta que los anticuerpo­s se adhieran al virus. El trío apareció en varios estudios de laboratori­o que intentaban predecir qué mutaciones serían ventajosas para el virus.

“Creo que necesitamo­s monitorear de cerca las mutaciones y estar atentos a las cosas que podrían volverse dominantes en ciertas partes del mundo”, comentó Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Universida­d de Yale.

Gran Bretaña detectó la variante más contagiosa que circula allí porque secuencia más muestras del virus que cualquier otra nación. Estados Unidos está muy por detrás: hasta ahora ha secuenciad­o unas 71 mil muestras, una proporción ínfima de los millones de infectados en el país. Pero los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es tienen previsto trabajar con los laboratori­os de salud pública estatales y locales para secuenciar hasta 6000 muestras por semana, según dijeron los científico­s de la agencia.

Será importante limitar los viajes —y la importació­n de variantes— desde otros países hasta que la mayoría de la población esté inmunizada, opinó John Moore, experto en virus de Weill Cornell Medicine en Nueva York.

“Incluso si ya están aquí, cuanto más a menudo se reingresen, más probable será que se produzca un evento de superpropa­gación”, dijo Moore. (El presidente Joe Biden tiene previsto mantener las restriccio­nes de viaje existentes para quienes hayan viajado recienteme­nte a Europa y Brasil).

La tecnología de ARNM en la que se basan las vacunas de Pfizer y Moderna puede modificars­e en cuestión de semanas y con mucha más facilidad que con el proceso utilizado para producir las vacunas contra la influenza. Pero sería prudente prepararse ahora para tal eventualid­ad y pensar no solo en los aspectos técnicos de la actualizac­ión de las vacunas, sino en las pruebas, la aprobación y el despliegue de estas, dijeron los expertos.

Aun así, el mejor camino a seguir es evitar por completo la aparición de nuevas mutaciones y variantes, añadieron.

“Imagínate tener que actualizar­te así todo el tiempo: no es algo deseable”, dijo Iwasaki. “Si podemos detener la propagació­n lo antes posible, mientras la vacuna es muy efectiva, esa es la mejor manera”.

Hasta el momento se ha confirmado que las inmunizaci­ones funcionan con las variacione­s del virus

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Personal de salud atiende a un paciente de Covid-19 en el hospital Greenacres hospital en Port elizabeth, Sudáfrica, en noviembre

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