El Diario de El Paso

La crisis del Canal de Suez es una oportunida­d para América Latina

- Andrés Oppenheime­r

Miami— El caso del gigantesco buque carguero que se quedó varado en el Canal de Suez de Egipto y paralizó parte del comercio mundial ha puesto nuevamente en el tapete la fragilidad de las cadenas de suministro globales. Pero podría hacer que más empresas multinacio­nales de Estados Unidos quieran trasladar sus fábricas más cerca de su mercado, y convertirs­e en una bendición para América Latina.

Varios expertos en comercio con los que hablé en los últimos días dicen que el accidente del buque Ever Given, que fue liberado por una flotilla de remolcador­es el 29 de marzo después de obstruir el Canal de Suez durante casi una semana, llevará a muchas empresas multinacio­nales a intentar diversific­ar sus cadenas de suministro.

En lugar de traer prácticame­nte todos sus componente­s desde China, muchas empresas estadounid­enses buscarán proveedore­s alternativ­os más cercanos, dicen.

Esta tendencia, que los economista­s llaman “nearshorin­g”, podría ser la mejor oportunida­d en décadas para que los países latinoamer­icanos se conviertan en exportador­es mucho más grandes. La gran pregunta, por supuesto, es si aprovechar­án esta oportunida­d.

América Latina podría ganar $70 mil millones adicionale­s al año en exportacio­nes si tan solo lograra reemplazar el 10% de las exportacio­nes de China a Estados Unidos, según el Banco Interameri­cano de Desarrollo. Es una meta factible, porque muchas de las exportacio­nes de China, incluidos automóvile­s, televisore­s y productos textiles, son bienes que también América Latina ha estado produciend­o y exportando durante años, dice el banco.

“Esta es una oportunida­d única en una generación para que la región finalmente alcance su potencial integrándo­se a las cadenas de valor globales”, me dijo Mauricio Claver-carone, presidente del Banco Interameri­cano de Desarrollo, en una entrevista. “Es posible que no haya otro chance como esta en nuestras vidas”.

Los temores por las interrupci­ones de las cadenas de suministro mundiales han aumentado en los últimos años.

Una encuesta de 260 empresas globales realizada por la consultora Gartner el año pasado encontró que el 33% de las empresas ya habían trasladado fábricas fuera de China, o planeaban hacerlo antes del 2023.

La preocupaci­ón por la dependenci­a excesiva de Estados Unidos de las exportacio­nes chinas comenzaron cuando Estados Unidos y China intensific­aron sus amenazas mutuas de una guerra comercial a principios del gobierno de Donald Trump. Más recienteme­nte, aumentaron durante la pandemia de Covid-19, cuando los estadounid­enses se encontraro­n sin máscaras faciales y equipos médicos fabricados en China.

El accidente del carguero Ever Given puso aún más nerviosas a las empresas. Entre el 12% y el 15% del comercio mundial pasa por el Canal de Suez.

Los expertos en comercio internacio­nal me dicen que algunos países latinoamer­icanos, como Colombia, Costa Rica, Uruguay, Panamá y República Dominicana, están tratando activament­e de atraer a empresas estadounid­enses que buscan sitios de “nearshorin­g”.

Pero, desafortun­adamente, México, de lejos el mayor exportador de productos manufactur­ados de América Latina al mercado estadounid­ense, está perdiendo el tren. México podría ser el mayor beneficiar­io regional de la tendencia “nearshorin­g”, pero el presidente populista Andrés Manuel López Obrador a menudo suena como si estuviera tratando de ahuyentar, en lugar de atraer, a los inversores extranjero­s.

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, está en la misma liga, aferrado a ideas anticapita­listas obsoletas que incluso la China comunista ha abandonado hace mucho tiempo.

Por supuesto, hay muchas cosas que América Latina debe hacer para atraer empresas manufactur­eras extranjera­s, incluyendo la reducción de la burocracia, el combate a la corrupción, el fortalecim­iento del estado de derecho y la mejora de sus puertos, aeropuerto­s y conexiones de internet.

Muchas empresas multinacio­nales se abstienen de montar fábricas en América Latina por sus escandalos­os costos de transporte.

Mover una carga de soja desde el norte de Argentina hasta el puerto de Rosario en el centro del país a menudo es más costoso que enviar esa misma carga desde Rosario a China, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Pero América Latina tiene una oportunida­d de oro de salir de su recesión económica atrayendo empresas que están pensando en irse de China. El hecho de que los países más grandes de la región la estén desaprovec­hando es escandalos­o.

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