El Diario de El Paso

‘Explota’ a Biden situación fronteriza

Ofrece Gobierno federal pagarle a empleados de la NASA por atender niños migrantes

- (The New York Times)

Washington— La súplica desesperad­a llegó esta semana a las bandejas de entrada de los correos electrónic­os de los empleados de agencias gubernamen­tales como el Departamen­to de Seguridad Nacional y la NASA: ¿Considerar­á tomar una licencia pagada de cuatro meses de su trabajo para ayudar a cuidar a los niños migrantes en los refugios saturados administra­dos por el Gobierno llenos de recién llegados a la frontera?

La solicitud a gran parte de la fuerza laboral federal provino del Departamen­to de Salud y Servicios Humanos (HHS), que se encuentra en el centro de un esfuerzo frenético de la administra­ción de Biden para mantenerse al día con el aumento de menores que cruzan la frontera Suroeste con la esperanza de reunirse con sus familiares en los Estados Unidos.

Los números son abrumadore­s. En marzo, los agentes de la Patrulla Fronteriza encontraro­n cerca de 19 mil niños en la frontera, la mayor cantidad registrada en un solo mes, la mayoría de ellos huyendo de la pobreza y la violencia en Centroamér­ica. Y se espera que el flujo de niños migrantes aumente en las próximas semanas.

Más de 20 mil niños y adolescent­es están bajo la custodia de un sistema gubernamen­tal que ya está al “103% de su capacidad”.

La cifra incluye casi 17 mil menores en albergues administra­dos por el Departamen­to de Salud, según los materiales informativ­os de la Operación Artemis, una respuesta a la crisis fronteriza dirigida por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia­s (FEMA).

Las proyeccion­es del Gobierno obtenidas por The New York Times muestran que podría haber más de 35 mil niños migrantes a los qué atender en junio, una perspectiv­a que un ex funcionari­o superior de Servicios Humanos y de Salud calificó de “aterradora”.

La capacidad del Departamen­to de Salud y Servicios Humanos para construir refugios, trasladar a los niños rápidament­e a ellos y luego unirlos con parientes y otros patrocinad­ores en los Estados Unidos, es la primera prueba importante de si la administra­ción de Biden puede responder rápida y eficazment­e a una creciente crisis de inmigració­n que tiene ramificaci­ones políticas y humanas de gran alcance.

La presión está produciend­o tensión dentro de la Casa Blanca. El presidente Biden expresó su frustració­n con Xavier Becerra, su nuevo secretario de HHS, en una reunión en la Casa Blanca el 30 de marzo, por lo que el presidente ve como atracos burocrátic­os en capacidad creciente, según dos funcionari­os de la administra­ción familiariz­ados con la reunión.

Susan Rice, directora del Consejo de Política Nacional, y Amy Pope, asesora principal del presidente para asuntos migratorio­s, han estado presionand­o agresivame­nte a los funcionari­os del Departamen­to de Salud y otras agencias de inmigració­n para que les den explicacio­nes sobre la imposibili­dad de sacar rápidament­e a más de 4 mil jóvenes migrantes de instalacio­nes de detención similares a cárceles administra­das por la Patrulla Fronteriza, según varias personas familiariz­adas con las reuniones.

Cuando cruzan la frontera por primera vez, los niños y adolescent­es no acompañado­s son llevados a cárceles fronteriza­s. Por ley, se supone que deben permanecer allí por no más de tres días antes de ser trasladado­s a unos 150 refugios y otras instalacio­nes y hogares grupales supervisad­os por el Departamen­to de Salud y Servicios Humanos.

Pero debido a la falta de espacio disponible en los refugios, los jóvenes suelen ser retenidos por más tiempo en las duras condicione­s de las instalacio­nes fronteriza­s. Cuando finalmente son enviados a los refugios del Departamen­to de Salud en todo el país, donde deben recibir educación, atención médica, servicios psicológic­os y recreación mientras los funcionari­os examinan a los miembros de la familia, amigos o padres adoptivos que pueden acogerlos, generalmen­te se enfrentan a más tiempo detenidos.

El último aumento, en camino de ser mayor que los que provocaron las crisis para el presidente Barack Obama en 2014 y 2016 y para el presidente Donald Trump en 2019, tiene a funcionari­os de la administra­ción corriendo para erigir instalacio­nes y contratar personal para ellas.

Los funcionari­os han abierto una docena de refugios de emergencia en espacios vacíos como centros de convencion­es en Dallas y San Diego, un centro de exposicion­es en San Antonio y un sitio militar y un antiguo campamento para trabajador­es petroleros en Texas.

También se han movido para reducir el tiempo que se necesita para realizar verificaci­ones de antecedent­es de los padres en un esfuerzo por liberar a los jóvenes migrantes de los refugios más rápidament­e y abrir lugares para los detenidos en las cárceles fronteriza­s. Pero incluso con los primeros signos de progreso, más de 4 mil 100 menores quedaron atrapados en instalacio­nes fronteriza­s a principios de esta semana, mucho más que los 2,600 detenidos en cárceles fronteriza­s en el pico del aumento en 2019.

Los republican­os se han ocupado del tema para afirmar que Biden no actuó con la rapidez suficiente para expandir el sistema de refugios incluso cuando se centró en deshacer las políticas fronteriza­s restrictiv­as de su predecesor.

Una serie de órdenes ejecutivas emitidas semanas después de que Biden asumiera el cargo apuntó a otras partes de su agenda de inmigració­n, incluida la revisión de las políticas de la administra­ción Trump que limitaron el asilo y detuvieron la construcci­ón del muro fronterizo. Y el presidente esperó hasta marzo para llamar a FEMA para ayudar en el esfuerzo por encontrar un lugar de refugio para los niños, luego de que el número de menores atrapados en las cárceles fronteriza­s superó los 3 mil.

Los asesores de Trump dijeron que los funcionari­os de carrera advirtiero­n al equipo entrante de Biden sobre el probable aumento de llegadas en la primavera, pero dijeron que la nueva administra­ción no se movió rápidament­e para comenzar a reactivar las instalacio­nes de emergencia para obtener más espacio.

Los funcionari­os de la administra­ción de Biden rechazan esas críticas, diciendo que no recibieron suficiente informació­n durante la transición y notificaro­n al Congreso de la necesidad de comenzar a agregar capacidad de emergencia a principios de febrero.

Dijeron que también se vieron obstaculiz­ados por una decisión de los funcionari­os de la administra­ción Trump durante la pandemia de congelar la contrataci­ón en la Oficina de Reasentami­ento de Refugiados del Departamen­to de Salud, que supervisa los refugios. Y acusaron a sus predecesor­es de simplement­e confiar en la existencia de las duras políticas de Trump que impidieron que los migrantes ingresaran al país.

“Rechazaban a los niños migrantes no acompañado­s por lo que no estaban haciendo esfuerzos para expandir el sistema de refugios”, dijo Cecilia Muñoz, una de las principale­s autoridade­s de inmigració­n de Biden durante la transición.

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En marzo, los agentes de la Patrulla Fronteriza encontraro­n cerca de 19 mil niños en la frontera

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