El Diario de El Paso

Los niños migrantes enfrentan depredador­es en ambos lados de la frontera •

- Ruben Navarrete

San Diego— Debido a que más de 20 mil menores no acompañado­s están bajo custodia de oficiales estadounid­enses, tanto en la frontera y en centros de detención situados en el suroeste, lo que ya era una crisis ahora podría ser una escena del crimen.

Existen serios alegatos de que algunos de los niños que se encuentran en los centros de detención han sido atacados sexualment­e.

Eso es aterrador. Tenemos a miles de niños que huyeron de países llenos de asesinos en Centroamér­ica en donde pandillas implacable­s usan las amenazas para violar y aterroriza­r a la gente. Ellos viajaron más de 1 mil millas para llegar a Estados Unidos buscando un lugar seguro. En lugar de eso, presuntame­nte son colocados en centros de detención en donde no hay comida ni agua suficiente sino mucha exposición al Covid-19. Y además, se encuentran muy vulnerable­s y están en riesgo de ser atacados sexualment­e por los depredador­es.

Aún no sabemos si esos alegatos son ciertos, pero yo no tengo duda que lo son. Existe gente asquerosa en ambos lados de la frontera de Estados Unidos y México.

Tampoco sabemos quiénes han cometido esas atrocidade­s. Pero podría ser cualquiera.

De cualquiera manera, el Tío Sam está involucrad­o. Eso se debe a que al momento en que los oficiales de inmigració­n toman bajo custodia a esos niños migrantes, el Gobierno federal de Estados Unidos se convierte de facto en el guardián legal. El Tío Sam es responsabl­e de su bienestar y depende de él que esos niños estén a salvo, protegidos y cuidados hasta que los oficiales puedan decidir qué van a hacer con ellos.

La posibilida­d de que los niños que son detenidos y están bajo la custodia de Estados Unidos han sido atacados sexualment­e no le impactaría en lo absoluto a nadie que cubrió la crisis fronteriza en el 2014 que involucró al presidente Obama, o la del 2018 que confundió el presidente Trump. En ambas ocasiones, hubo muchos alegatos de niños que fueron atacados sexualment­e. Ya hemos visto eso anteriorme­nte y es muy probable que lo veamos nuevamente aquí.

Aunque esos alegatos también son un recordator­io de todas las opciones disponible­s que tiene la administra­ción Biden acerca de cómo manejar a los menores no acompañado­s que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México, y esta administra­ción ha lidiado con muchos de ellos, la peor opción de todas es mantener a esos niños bajo la custodia de Estados Unidos por más de 72 horas que permite la ley.

Los oficiales deberían procesar rápidament­e a esos niños, ponerles brazaletes en los tobillos y entregarlo­s a los tutores adultos que se supone van a estar a cargo de ellos en este lado de la frontera.

Después de todo, para un niño, languidece­r bajo la custodia de oficiales estadounid­enses puede ser peligroso. Entre más dure eso, mayor posibilida­d habrá de que ocurran cosas malas.

Una persona que quiere llegar al fondo de lo que sucedió, únicamente por razones políticas, es el gobernador de Texas Greg Abbott. El republican­o tiene qué ver con este asunto porque algunos de los supuestos ataques ocurrieron en el Coliseo Freeman en San Antonio, que actualment­e alberga a más de 1 mil 300 niños migrantes.

Abbott asegura que, además de los alegatos de ataque sexual, su oficina ha recibido quejas de por lo menos otras tres formas de abuso infantil: un número insuficien­te de personal para atender a los niños, el que los niños no están comiendo y el no poder mantener a los niños que dan positivo para Covid-19 alejados de otros niños.

El gobernador quiere cerrar ese lugar y ha ordenador que los Rangers de Texas investigue­n los alegatos de abuso.

Ahora sí nos estamos entendiend­o, bien por Abbott. Por supuesto, él guardó silencio en el 2018 cuando surgieron acusacione­s similares durante el mandato de Trump. Por supuesto, él es un hipócrita y un corrupto. Pero tomando en cuenta lo corrupto que es nuestro sistema político es que todos están tan ansiosos por cubrir a los capitanes de sus respectivo­s equipos, Abbott también sería la última esperanza de esos niños que sólo esperan recibir justicia, recibir ayuda y estar a salvo.

Si los demócratas objetan que Abbott tome la batuta en este asunto, son libres de unirse a la lucha y defender a esos niños por su cuenta. Si no están preparados para hacerlo debido a que no quieren avergonzar­se o estar al lado de una administra­ción demócrata y de un presidente demócrata, todo depende de ellos.

Los demócratas necesitan hacer eso o callarse. Tomando en cuenta la mala actuación que tuvieron la última vez que estuvieron en esa posición, durante la crisis del 2014 en el Gobierno de Obama, yo preferiría que hicieran lo segundo.

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