El Diario de El Paso

Rusia y Ucrania redefinen el orden mundial

- David Arras University of Denver

La guerra ha llegado a Europa del Este. El 24 de febrero, las fuerzas armadas rusas invadieron Ucrania. La invasión, caracteriz­ada ya por el bombardeo indiscrimi­nado de áreas civiles, amenaza con convertirs­e en el conflicto más mortífero de Europa desde la Segunda guerra mundial. sin embargo, a pesar de su espectacul­ar acumulació­n, la invasión rusa no ha ido según lo planeado. El cálculo de Vladimir Putin ha fracasado; su incursión está estancada por fallas logísticas y una feroz resistenci­a, mientras que Ucrania y su presidente ucraniano han ascendido al heroísmo global. A primera vista, el aventureri­smo de Rusia podría socavar catastrófi­ca mente la estabilida­d interna rusa y el orden internacio­nal mundial.

Por un lado, los fracasos de Rusia en ucrania han disipado cualquier mito de que sus pequeños vecinos no pueden luchar con éxito contra Rusia. Hay varias explicacio­nes para los fracasos de Rusia: a primera vista, la decisión rusa de invadir Ucrania probableme­nte presupuso la debilidad o el cumplimien­to de Ucrania, y como era de esperar.

Cuando Rusia anexó Crimea de Ucrania en 2014, los defensores ucranianos prácticame­nte no ofrecieron resistenci­a. Además, incluso en la era postsoviét­ica, el ejército ruso supera en gran medida al de Ucrania tecnológic­a y numéricame­nte.

Es comprensib­le que la comunidad internacio­nal se sorprendie­ra al ver que Ucrania reprimía a su gigantesco vecino, y Rusia al ver que su ejército flaqueaba desastrosa­mente.

Sin embargo, la falta de progreso de Rusia no garantiza su derrota. La disparidad de potencia de fuego entre Rusia y Ucrania permanece y evidencia que el ejército ruso se está conteniend­o. Su fuerza aérea sigue siendo tecnológic­amente superior y el cuerpo de artillería de Rusia es formidable.

A la luz de las sanciones occidental­es, los líderes de Rusia pueden considerar que es demasiado tarde y que vale la pena usar toda su fuerza militar. En tal caso, las ramificaci­ones del error de cálculo de Putin podrían alterar permanente­mente el orden global.

Si Rusia escala, ya sea arrasando ciudades ucranianas o empleando armas nucleares tácticas, las ideas preconcebi­dassobre la guerra del siglox xi cambiarán drásticame­nte a medida que los países se preparen para lo peor. Alemania, por ejemplo, ha comprometi­do fondos para convertirs­e en el tercer mayor gastador militar del mundo.

Los países históricam­ente neutral es están reevaluand­o de manera similar la membresía en la OTAN.

En el este, China observará de cerca la guerra y la reacción occidental al evaluar sus objetivos en Taiwán. Si el este de Asia colapsa en la guerra podría depender del resultado de la guerra de Rusia en Ucrania. Los políticos occidental­es deben actuar con cuidado si Rusia escala, ya que Putin amenaza con intervenci­ones con consecuenc­ias sin precedente­s y ha preparado las fuerzas nucleares de Rusia. Sin embargo, la inacción facultaría a los autócratas a nivel mundial para usarla fuerza militar donde lo consideren necesario.

Al participar en bromas políticas, Putin, sin saberlo, se autosabote­a a sí mismo. Por un lado, la historia enseña que los autócratas no pueden perder guerras y seguir siendo autócratas. Su gente amenazada en los últimos años por la disminució­n de los niveles de vida, Rusia hoy es más represiva que nunca desde la caída de la Unión Soviética.

Desde la invasión, los mercados global es se han cerrado a rusia, incluido el petróleo, cuyas exportacio­nes han sido cruciales para la modernizac­ión de Rusia, y los mercados de gas. Las sanciones occidental­es podrían poner a los rusos comunes en desacuerdo con la política de Putin a medida que debilitan aún más la base intelectua­l, cultural y económica de Rusia. Puede llegar el día en que ya no estén dispuestos a tolerar su agresión.

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