Fernández era el dueño de la nave
El cubano murió por el impacto, pero aún hay muchas preguntas
Ricardo López Juárez
La muerte de José Fernández la madrugada del domingo sumió al béisbol en enorme tristeza, especialmente a la comunidad cubana.
Su juvent ud (24 a ños), alegría y tremendo talento como beisbolista agregaron al expandido pesar público tras el accidente náutico en el que José pereció junto a dos amigos. Pero sigue en el aire la pregunta de qué hacía Fernández tan tarde en una lancha considerando que al día siguiente su equipo tenía partido.
Se sabe que la embarcación viajaba a gran velocidad, tal vez hasta 60 millas por hora, antes de chocar contra una barrera de roca diseñada como rompeolas a la entrada de un área de embarcaciones en Miami Beach. Se desconoce la hora exacta de la tragedia y las circunstancias.
Se e spec u la que con la oscuridad, quien estuviera manejando el bote no se dio cuenta de las rocas. Los cuerpos de dos de los tripulantes, incluyendo el de Fernández, fueron hallados debajo de la nave, misma que terminó volteada sobre las rocas.
Fuentes citadas por publicaciones indicaron que Fernández no murió ahogado, sino a consecuencia del impacto. Pero todos los detalles se sabrán cuando la autoridad forense decida hacer pública la información de la autopsia.
En un comunicado de la Comisión de Pesca y Vida Salvaje de Florida, se informó que el bote del accidente sí le pertenecía a Fernández. Tam* + dos tripulantes eran Emilio Jesús Macías, de 27 años, y Eduardo Rivero, de 25.
Un contrato de $200 millones le esperaba
El accidente ensombreció los días finales de la temporada de Grandes Ligas, devastó a unos Marlins de Miami que anoche volvían al terreno de juego para enfrentar a los Mets, y privó al béisbol de un pitcher estelar por muchos años por venir, quien apuntaba a convertirse en 2018 en un agente libre capaz de lograr un contrato multianual de hasta $200 millones.