INDOCUMENTADOS BAJO AMENAZA E
l movimiento santuario iniciado en la década de los ochentas para proteger a los centroamericanos de la deportación ya no es un refugio en una iglesia de Los Ángeles, como fue en 1985 cuando el Padre Luis Olivares lo declaró. Hoy hay cientos de localidades, universidades, escuelas y centros religiosos que están listos para enfrentar una arremetida federal en contra de los indocumentados. La amenaza es muy real. Donald Trump dice que su meta es deportar entre dos y tres millones de delincuentes sin papeles, una cifra exagerada ya que no existe esta cantidad de indocumentados en esas condiciones.
A esta cifra se puede llegar en poco tiempo si en vez de buscar a los inmigrantes peligrosos se tira la red para que caiga el que sea dreamer, trabajador, residente legal con problemas menores, etc.
La ciudades santuarios, " /
En todo esto es indignante ver como hay legisladores que quieren anular desde Washington decisiones locales . Si a los angelinos y a los neoyorquinos les molesta vivir en ciudades santuarios, ellos pueden cambiar sus autoridades municipales. Esto no es un caso de abuso contra nadie, de opresión de mayorías ni de coartar ningún derecho o libertad.
Es irónico cuando los principales defensores de las decisiones locales, como los republicanos, quieren imponer sus ideas a otros desde Washington, o cuando fracasan en establecerlas a nivel local.
El movimiento santuario está arraigado en la tradición de defender a las minorías honestas y trabajadoras, del temor de las mayorías, que no es lo mismo que proteger a asesinos como se quiere pintar. Sino es saber hacer la diferencia entre uno y otro, y en este caso, no se necesita el Congreso para eso. •