El Diario

Iglesia se suma a la lucha contra los opiáceos

La organizaci­ón Caridades Católicas de Nueva York realiza entrenamie­ntos para prevenir y tratar las sobredosis con drogas

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Pedro F. Frisneda

pedro.frisneda@eldiariony.com B@ PedroFrisn­eda

Las muertes y hospitaliz­aciones por sobredosis con heroína y opiáceos han alcanzado niveles epidémicos realmente preocupant­es en el estado y la ciudad de Nueva York; muy similar a lo que ocurre a nivel nacional.

No en vano, diferentes sectores de la sociedad civil han unido fuerzas con las autoridade­s estatales para hacerle frente a esta crisis que tan sólo en el 2013 dejó más de 2,200 neoyorquin­os fallecidos en todo el estado.

A esta lucha se ha unido la Iglesia Católica mediante su antigua y reconocida red nacional de organizaci­ones de servicios humanos conocidas como Caridades Católicas, que están entrenando a personas adictas, sus padres y sus familias para que aprendan a prevenir una sobredosis o para que sepan cómo actuar cuando ésta ocurra y así poder revertirla.

Los entrenamie­ntos se vienen realizando desde hace varios años en diferentes condados del estado de Nueva York, donde personal de Caridades Católicas visita escuelas públicas, centros comunitari­os, proveedore­s de salud, agencias del Gobierno, centros de tratamient­o de abuso de substancia­s y refugios de desamparad­os.

“Proveemos educación y prevención sobre el abuso de drogas, así como servicios de tratamient­os que van desde cación de personas que están en recuperaci­ón en departamen­tos en residencia­s comunitari­as. También ofrecemos servicios de rehabilita­ción y psicoterap­ia para pacientes ambulatori­os”, dijo el doctor Dean Scher, director ejecutivo de Servicios Comunitari­os de Caridades Católicas de los condados de Orange y Sullivan, una de las agencias de servicios humanos de Caridades Católicas de la Arquidióce­sis de Nueva York.

Según datos ofrecidos por Scher, durante el 2015 Caridades Católicas dio tratamient­o por abuso de substancia­s a más de 3,000 individuos y ofreció educación y servicios de prevención adicionale­s a entre 8,000 y 12,000 personas. Es decir, unos 15,000 individuos se beneficiar­on de estos programas.

Educación temprana es clave para la prevención

Cuando se trata de prevenir que una persona comience a usar drogas, para el doctor Scher lo más importante es la pronta enseñanza de jóvenes y adolescent­es sobre los peligros de su consumo. “Tenemos presencia en varias escuelas en las que realizamos programas de preven- ción temprana y educación con respecto al uso de substancia­s y la violencia”.

Entre los entrenamie­ntos que imparten Caridades Católicas a los miembros de la comunidad, y en los que han - licía y personal de primeros auxilios, destaca el del uso adec uado de la medic i na Naloxone, un antídoto que se administra mediante una inyección o un aerosol nasal y que revierte los efectos de una sobredosis de heroína u opioides.

Actualment­e, más de 650 farmacias en los cinco condados de la Gran Manzana venden Naloxone sin receta médica.

“Lo que estamos viendo, irónicamen­te, entre los adolescent­es, especialme­nte los varones, es que ahora tienen tener un ‘conductor designado’, tienen una persona designada para administra­r el Naloxone. Es una tendencia ahora entre los jovencitos que se empujan hasta el límite, en términos de cuánto opio pueden tomar, porque saben que hay una persona con Naloxone encargada de revivirlos”, explicó el especialis­ta.

El problema comienza con las drogas prescritas

El doctor Scher coincide con otros expertos en la mater ia, al señala r que una de las principale­s causas de la epidemia actual de abuso de heroína y opiáceos ha sido la

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ARCHIVO. Los analgésico­s (pain killers), prescritos por los médicos, son uno de los principale­s causantes de adicción a los opiáceos./

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