El Diario

Caballeros de la Orden de Malta en guerra con el Papa

El despido de un alto jerarca del movimiento ha creado un enfrentami­ento en El Vaticano

- ROMA

Elizabetta Piqué

En las últimas semanas estalló, de hecho, una inédita pulseada entre el Papa y una de las más antiguas institucio­nes cristianas del mundo, conocida por su cruz octagonal blanca, sus nobles y aristocrát­icos orígenes y atuendos, sus hospitales y obras caritativa­s alrededor del mundo: de los Caballeros de la Orden de Malta.

El cortocircu­ito entre Francisco y los Caballeros de Malta -orden laica fundada en Jerusalén en 1048 para proteger y asistir a quienes peregrinab­an a la Tierra Santa- se remon- ta al 6 de diciembre pasado. Ese día, el Gran Canciller, el barón alemán Albrecht von Boeselenge­r, que durante tres décadas estuvo en la orden, fue echado, después de negarse a renunciar dos veces ante un pedido del Gran Maestre, la autoridad máxima de los Caballeros, el británico Mattehw Festing.

¿El motivo del despido? Al parecer, no haber hecho nada para impedir, estando al frente de la organizaci­ón internacio­nal de ay uda, Malteser Internatio­nal, la distribuci­ón de miles de preservati­vos en Myanmar y otros países pobres donde está muy difundido el sida. Algo escandalos­o porque la doct r i na catól ica prohí be aunque en casos extremos es considerad­o un mal menor. Sin embargo, para los sostenedor­es del Gran Canciller echado, es tan sólo una pantalla para tapar un virtual “golpe” interno.

Según las reglas internas de los Caballeros, Boeselenge­r debería haber obedecido sin chistar la orden de renunciar del Gran Maestre, su superior. Pero no lo hizo, según explicó, porque para él Festing cometió una serie de errores, legales y procesales, al pedirle la renuncia, una violación a la constituci­ón de la Orden.

Boeselenge­r hizo saber que Festing, que lo echó en presencia del cardenal estadounid­ense Raymond Burke -punta de lanza de la oposición conservado­ra a Francis la Orden de Malta- le indicó que su salida era un deseo de la Santa Sede.

El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y brazo derecho del Papa, sin embargo, negó más de una vez esa versión.

Es más, para aclarar el despido que provocó una virtual rebelión interna en la antigua Orden, el 22 de diciembre pasado, Francisco, amén de llamar al diálogo, creó una comisión de cinco persona qué pasó realmente con Boeselenge­r, e informar “en tiempos breves” a la Santa Sede.

En lugar de aceptar los deseos papales, los Caballeros de la Orden de Malta sacaron a relucir sus viejas espadas de combatient­es junto a los Cruzados. En desafío a Francisco, no sólo recordaron que “la sustitució­n del anterior Gran Canciller ha sido una actuación interna de la Orden”, una entidad soberana, sino que no colaborará­n con la comisión, que tildaron de “jurídicame­nte irrelevant­e”.•

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/EFE La orden no ha hecho caso a una comisión invetigado­ra creada por Francisco.

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