Renuevan pedido de licencias de conducir para indocumentados en NY
Lanzan la campaña ‘Luz Verde NY: Guiando Juntos’, para presionar a la Legislatura estatal a pasar un proyecto de ley
Camille Padilla Dalmau
Camille.padilla@eldiariony.com
El poder conducir un vehículo sin miedo es una necesidad y no un privilegio, según expresó el inmigrante Luis Jiménez ayer en una rueda de prensa en Albany, en la que se lanzó la campaña ‘Luz Verde NY: Guiando Juntos’, que tiene como manejo a todos los neoyorquinos sin importar su estatus migratorio.
Este padre que tiene hijos estadounidenses quiere que sus niños no sufran por ser hijos de un indocumentado. “Es triste decirles que no te puedo llevar a la práctica de baloncesto. No te puedo llevar aquí o allá”, se lamentó Jiménez junto a otros activ istas y f uncionarios electos durante la presentación de la iniciativa.
El objetivo de la campaña es mos acceso a licencias de conducir a todos los neoyorquinos e impulsar una legislación que introducirá formalmente el asambleísta estatal Francisco Moya en las próximas semanas.
Moya dijo que fuera de las ciudades con sistemas de transportación masiva, las personas indocumenta - do diligencias como hacer compras, llevar y buscar a los niños a la escuela, o simplemente ir al trabajo. “Es tiempo de luchar. Decir que la intolerancia no está bienvenida en Nueva York, y quitar los obstáculos innecesarios que los inmigrantes enfrentan para poder proveerles a sus familias”, dijo el asambleísta.
La legislación de Moya estipula que la información personal que entreguen los solicitantes no sea cualquier agencia que busque acceder a estos datos, deba obtener una orden judicial.
Hay aproximadamente 570,000 inmigrantes indocumentados a través de los cinco condados de la ciudad de Nueva York, según un reporte del contralor municipal Scott Stringer, que analizó el impacto que tendrían las licencias para este segmento de la población.
El reporte indicó que aunque los trabajadores indocumentados contribuyen $1,100 millones anualmente a la ciudad y el estado mediante sus impuestos, al no poder conducir legalmente pierden oportunidades de trabajo, viven bajo el temor de ser deportados y pasan menos tiempo con sus familias por tener que tomar transportación pública.
Además, la Contraloría asegura que se mejoraría la seguridad en las calles, porque los que solicitan una licencia deben aprender cuáles son las normas de tránsito, además de que estarían obligados a comprar un seguro, lo que resultaría en un - res en las vías.
La propuesta de ley de Moya viene en un momento en el cual los inmigrantes están preocupados por las decisiones que está tomando el presidente Donald Trump. “Me siento intimidado por las políticas de la nueva Administración”, dijo Rey Morales, un inmigrante quien manera si pudiera tener un documento para conducir. “Una licencia es un escudo contra el racismo y la discriminación”, expresó.
Ya se había intentando
Esta no es la primera vez que el estado de Nueva York trata de expandir las licencias de conducir a todos los neoyorquinos sin importar su estatus migratorio. En el 2007, el entonces gobernador Eliot Spitzer exploró la posibilidad de que los indocumentados obtuvieran este documento presentando solamente al Departamento de Vehículos su pasaporte extranjero u otra prueba de identidad.
Spitzer intentó de varias maneras que la medida fuera aprobada, pero debido a una fuerte oposición política y de la opinión pública, falló en relajar las medidas que había implementado su antecesor George Pataki, quien en el 2002 mantuvo que sólo los neoyorqui- nos con Seguro Social podían sacar la licencia de conducir.
Seis años más tarde, una propuesta si milar se rev iv ió con el senador estatal José Peralta y el asambleísta Luis Sepúlveda. Ambos presentaron un proyecto de ley que autorizaba al Departamento de Vehículos a emitir licencias a inmigrantes sin papeles y espe podían ser requeridos para determinar el estatus migratorio de sus portadores. Sin embargo, la propuesta nunca fue aprobada por la Legislatura en Albany.
El contralor Stringer cree que ahora es el tiempo correcto para cambiar esta política. “Cuando una retórica retrógrada y una formulación de políticas retrógradas están