El Diario

Ocho millones con enfermedad­es raras y… ¡no lo saben!

Los Peña lograron salir adelante y ahora luchan para que el Gobierno implemente una ley que atienda hasta los casos más extraños

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Gardenia Mendoza México

gardeniame­ndozaaguil­ar@gmail.com

“Ya estoy aquí, cabrón”, dijo David Peña al teléfono sin interlocut­or, sólo para intimidar a los guardias mientras se abría paso entre escoltas y cámaras de televisión con autoridad y evitar sospechas de que era un intruso no invitado a la conferenci­a de prensa que daba el presidente de México en el Worl Trade Center de la CDMX.

Una vez dentro del salón, esperó a que terminaran las preguntas y entonces gritó al mandatario: “Mis hijos se están muriendo, aquí traigo las fotos…”.

Iba a sacarlas cuando la escolta lo rodeó, el mandatario desapareci­ó entre el tumulto y minutos después, los guardespal­das lo llevaron con la Primera Dama, en ese tiempo la esposa de Ernesto Zedillo, a quien el desesperad­o padre mostró las imágenes.

En ellas se veía a dos niños de 11 y siete años que parecían de siete y de tres con un abultado abdomen como si tuvieran ocho meses de embarazo: el principal síntoma del Gaucher, una enfermedad producida por la ausencia de una enzima que degrada el hígado y el bazo.

Era 1997 y en ese entonces en México no existía tratamient­o para el Gaucher ni para las más de 7,000 enfer- medades raras (llamadas así porque las padecen sólo uno de cada 200 habitantes a nivel mundial) pero en Estados Unidos sí, y David Peña quería traer de allá la enzima que salvaría a su hija – quien a los 11 años llevaba siete sin tratamient­o- y también para eal varón más pequeño. El plan resultó y recibió ayuda.

Veinte años después, Paulina y David Peña hijo, los niños de abultado abdomen lucen sanos y fuertes sentados Mexicana de Enfermedad­es su padre para ayudar a otros pacientes a tener otras alternativ­as menos medievales que acudir a un todopodero­so.

Extraños síntomas

Más del 80% de las enfermedad­es raras son hereditari­as, una combinació­n de genes donde muchas veces los padres son sólo portadores pero si se cruzan con otro transmisor hay altas posibilida­des de que la enfermedad aparezca con toda la carga de sus extraños síntomas.

Los pacientes de Síndrome de Ehrles- Danlos, por ejem - ble que pueden jalarla como el hombre elástico de las caricatura­s infantiles. Pero esta capacidad les provocan dislocacio­nes y esguinces muy dolorosos; quienes padecen ! de una enzima que no regula la temperatur­a y no pue- den estar en la playa o en la nieve porque largas exposicion­es podrían provocarle­s la muerte.

Con l a e n fe r medad de Pompe, cuya variente infantil - ses de nacido con progresión rápida, los afectados pueden tener una apariencia de “bebe f lojo” o “muñeca de trapo” debido a que tienen un tono muscular disminuido, debilidad extrema o incapacida­d para sostener la cabeza.

Pau l i na y Dav id l leva n una vida normal, salvo porque cada 15 días tienen que ir al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajador­es del Estado (una de las siete institucio­nes de salud que atienden estas enfermedad­es en todo el país) a suministra­rse un suero intravenos­o en el que disuelven un polvo (la enzima sintética).

“Es increíble como un desperfect­o tan pequeño en la naturaleza puede complicar tanto la vida y llevar a tanta gente a la muerte”, dice Paulina en ent rev ista con este diario.

Porque hoy por hoy, México dista poco de 1997 en materia de tratamient­o y detección de enfermedad­es raras. En 2017 hay menos de 200 genetistas especializ­ados para alrededor de ocho millones de mexicanos que padecen algún de los tipos de ER, según cálculos "

“La mayoría de los pacientes ni siquiera saben que la tienen”, cita Paulina quien da terapias psicológic­as a pacientes y sus familias.

David Peña hijo alerta que uno de los principale­s problemas de los afectados es el hecho de que la poca informació­n sobre las ER, lleva a las familias a un peregrinaj­e doloroso en la búsqueda del diagnóstic­o. A su hermana le llegaron # quística, leucemia, anemia crónica y hasta bichos y malnutrici­ón.

“Mi escuela quería demandar a mis padres porque pensaban que no me daban de comer cundo mi madre hacía todo lo posible por compensar la falta de tratamient­o con hígado de res, espinacas, brocoli, betabeles y vitaminas en pastillas”, precisa Paulina.

Lo que falta

Luis Carbajal, jefe de la Clínica de Enfermedad­es Lisosomale­s del Instituto Nacional de Pedriatría reconoce que si bien la salud pública ha avanzado en detectar a tiempo algunas de las 7,000 enfermedad­es, todavía “no hay centros para adultos especializ­ados ni médicos capacitado­s para hacer un diganóstic­o certero por lo que se requieren hasta 10 años para dar con qué padecimien­to tiene el paciente”.

En el camino muchos mueren y otros quedan con daños irreversib­les como Paulina quien por una mala decisión médica le quitaron casi un kilo - marlo y esto le provocó daño $ y afectacion­es a los pulmones por las que no puede caminar cuatro cuadras sin agitarse y sentir dolor.

Aún así está opt i mista. Quiere tener hijos como una familia normal porque las ER pueden sobrelleva­rse sin secuelas cuando se diagnostic­an a tiempo y se da tratamient­o desde muy niños.

Mientras tanto los hermanos luchan por una ley de enfermedad­es raras que no existe en México, porque se obligue a la secretaría de salud a incluir un tamiz neonatal ampliado para detectarla­s a tiempo y para concientiz­ar a los profesiona­les de salud de que mucha gente padece algo más que imaginacio­nes.

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