Matías Sosalles
Tamales Martita es el sueño hecho realidad de una mexicana y su hijo. Ella, Martita, vendía sus tamales en la calle y hace un año y medio abrió junto con su hijo, César Rodríguez, un pequeño y coqueto restaurante en Port Richmond Ave, en Staten Island. En los dos últimos meses de 2015 les fue tan bien que en 2016 contrataron a tres personas más para ayudar en su segundo invierno.
Tras las elecciones, en las que este condado fue el único de la ciudad que votó ma- yoritariamente por Donald Trump, el negocio empezó a caer. Uno a uno, los empleados se fueron.
Tan fuerte ha sido el revés que hace dos meses Rodríguez y su madre se empezaron a plantear si deberían cerrar.
Van a aguantar hasta septiembre esperando una mejora. “Queremos darnos la oportunidad de llegar a dos años”, dice este hombre que confía en el tiempo de Cuaresma y las mejores temperaturas para cambiar el humor y las preocupaciones de sus clientes.
El hec ho de que Nueva York haya renovado continuamente su compromiso como ciudad santuario no ha quitado el miedo a una comunidad inmigrante latina que ha oído al Presidente hablar de ellos en términos derogatorios, ha amenazado con masivas deportaciones al hablar de ampliar las ofensas que hacen automática la salida del país. Trump, además, ha intentado prohibir la entrada a personas de siete nacionalidades especí con construir un muro con México que pague este país.
Rumores que paralizan
E l goteo de not ic ia s de arrestos y deportaciones de personas que no estaban bajo el radar de la migra, incluidos algunos receptores del programa DACA y los rumores, muchos de ellos infundados, sobre redadas está perjudicando mucho a los negocios latinos de la ciudad que mayoritariamente sir ven a las comunidades latinas.
Tras hablar con negocios y particulares de esta ciudad se deduce que los inmigrantes ahorrar más y evitar lugares públicos. “Es algo que van a notar enseguida las autoridades cuando vean la caída de recaudación en los impuestos sobre las ventas”, lamenta Miguel López, de la panadería Don Paco López en Sunset Park y Harlem.
César Rodríguez dice que las noticias de que el ICE está en Staten Island y de que hay redadas ha perjudicado mucho a una población que se
«Estamos conscientes que nos pueden agarrar pero yo no tengo miedo, si me mandan fuera me voy a mi pueblo en Oaxaca».
suele mover por la isla en carro, aunque no todos con licencias para manejar.
Los inmigrantes, muchos de ellos mexicanos en este área - lir de su casa si no es necesario y Rodríguez ha empezado a hacer entregas de comidas a domicilio. “Antes no hacíamos deliveries porque no teníamos tiempo para ello, ahora sacamos el tiempo mi esposa renovó poco antes de las elecciones su estatus como DACA.
Rodríguez dice que le da pena hacer pedidos cada vez más pequeños a los provee- dores pero estos le han dicho que casi todos los negocios están rebajando las órdenes. Su caso no es excepcional.
En la misma avenida en la que abre sus puertas Tamales Martita hay un buen número de restaurantes mexica otros negocios. El martes por la mañana cuando El Diario hablaba con Rodríguez, a la hora del almuerzo y con un clima muy agradable, había muy poco movimiento en las aceras y los comercios.
Rodríguez dice que el sueldo del restaurante, $267 a para su familia y ha vuelto a trabajar en la construcción, donde sigue habiendo trabajo, cuatro días en semana para compensar y ganar esa cantidad en un día. Dice que hay trabajo y le gusta hacerlo. “Lo he hecho durante muchos años y cuando me llamaban mis clientes daba el trabajo a amigos pero ahora