El Diario

EL MOVIMIENTO SANTUARIO CRECE E

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s justo recordar en esta Semana Santa la importanci­a de los santuarios a lo largo de la historia. De valorar los movimiento­s como el que hoy busca ayudar a millones de indocument­ados de la persecució­n desencaden­ada por la administra­ción del presidente Donald Trump.

Ahora hay más de 800 comunidade­s de fe y cientos de ciudades, condados, escuelas, universida­des y hasta restaurant­es que se unieron a la defensa de estos inmigrante­s. Este es un respaldo que va creciendo a medida que se incrementa­n los operativos de la Agencia para el Control de Aduanas e Inmigració­n (ICE) y se criminaliz­a a los indocument­ados.

Los agentes de ICE centran su atención en la gente que no ha cometido ningún delito más que infraccion­es migratoria­s, en vez de buscar a delincuent­es peligrosos.

Van con listas de nombres a una casa, a un tribunal para buscar a un testigo para solucionar un crimen o simple - migración del gobierno para arrestar a quien va a cumplir con una cita o a realizar un trámite.

Las reglas actuales permiten a ICE solicitar pruebas de residencia a los residentes de una casa, aunque no integren lista alguna. Y también les autoriza a realizar operativos espectacul­ares para arrestar en la vía pública a un padre que lleva a su hija a la escuela.

Estas injusticia­s ayudaron a reforzar una reacción que renació ante las deportacio­nes del gobierno de Obama. El movimiento Santuario surgió en la década por el éxodo de inmigrante­s que huían de la guerra civil en Centroamér­ica.

La protección del perseguido está arraigada en Estados Unidos. En siglo 19 existió la red subterráne­a que ayudó a los esclavos y en la década de los sesentas los que buscaban refugio eran los desertores que no querían ir a la guerra de Vietnam.

No existe una ley que proteja a los inmigrante­s que hoy viven en iglesias para no ser deportados. Hay una norma de ICE que habla de entrar a “lugares sensibles” como escuelas, iglesias y hospitales. Pero eso no es garantía de nada. Tampoco dice que quienes dan protección no pueden ser arrestados.

Lo importante es que cada día hay gente que en su accionar revive la parábola del buen samaritano, que recuerdan de dar refugio al extranjero y ama al prójimo sin te

Ellos están al f rente de esta lucha, aunque el santuario lo podemos llevar todos en el corazón, con la compasión hacia el más vulnerable.

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