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icen que “el que no oye consejo, no llega a viejo”… ¿Cuántas veces alguien te ha repetido esto? Y es cierto, los consejos son muy buenos, pero no todos los que aconsejan lo son.
Los consejos son como los poros; ¡todo el mundo tiene muchos! Y es que a la gente le encanta dar su opinión por varias razones: para parecer sabios, para convencerte que saben lo que más te conviene, y por supuesto, para que veas que se preocupan por ti.
Algunos tienen la mala costumbre de dar consejos sin ser solicitados. No hay nada más irritante que oír estas palabras: “escúchame, que te voy a decir lo que tienes que hacer…”, especialmente cuando tú no has pedido una opinión. En esos momentos te dan deseos de preguntar: ¿Quién te dio vela en este entierro?
> - mún que lo hacen muchos pero muy pocos lo saben hacer bien. Por eso, ten en cuenta los tres tipos de personas de quien nunca debes dejarte aconsejar:
Numero uno: de alguien que no ha podido resolver sus propios problemas (¡porque ni ha sabido darse buenos consejos a sí mismo!). Quien no tiene estabilidad en su vida, no podrá ayudarte con la tuya.
Numero dos: aquel no haya pasado por tu misma situación. Este es, por ejemplo, el caso de la mujer que nunca se ha casado y le quiere decir a la amiga como resolver sus problemas matrimoniales.
Y número tres, nunca escuches ^ - ciarse directa o indirectamente del consejo que te de: ¿te imaginas preguntarle a un hombre que muestra interés, si debes dejar al novio que tienes actualmente?
A la hora de pedir consejos, recuerda que nadie sabe más que tú de tus asuntos, y ERES TÚ —y no quien te dio el consejo— quien va a tener que enfrentar las consecuencias de tu decisión. Por eso, siem
ama.. pre escucha los consejos de quien mucho sabe, pero sobre todo, de quien mucho te
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