El Diario

Samantha Kinney

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Edit h Menéndez no t iene computador, ni falta que le hace. Tiene ordenados y anotados con fechas, referencia­s, nombres, apellidos, cifras y códigos todas las comunicaci­ones, llamadas, robocalls, cartas, explicacio­nes pedidas y la falta de respuesta en unos documentos elaborados a mano, con una caligrafía perfecta y archivados en una carpeta.

Es el archivo de una pesadilla de una mujer de 75 años que dice que siempre ha sido celosa de su identidad y acepta hablar con El Diario a cambio de que no se la fotografíe y no se revele su verdadero nombre.

de la que no quiere que hablen sus vecinos. Es un problema con el que la están ayudando el Centro de Fortalecim­iento Financiero del Departamen­to de Asuntos de Consumidor­es (DCA) y que revela el papel de una entidad creada Protección al Consumidor Financiero (CFPB).

El problema es que esta - ra de Representa­ntes está estudiando cómo vaciar de contenido porque la mayoría republican­a nunca vio con buenos ojos su creación. El actual Departamen­to de Jus- ticia quiere que el Presidente tenga el poder de cambiar a su director a su discreción.

La CFPB se creó para ayudar y vigilar el bienestar de los consumidor­es de produc quejas para tratar de hacer correccion­es. En Nueva York ha oído más de 20,000 ya, entre ellas la de Menéndez.

Pesadilla financiera

La pesadilla de esta mujer co - mó un préstamo estudianti­l con un nieto.

“Si me lo hubiese pedido c ua lqu ie r ot r o habr í a dicho que no, pero este era un alumno excepciona­l, de los que se enfadan cuando ! - nes en los exámenes. Pensé que si alguien necesitaba una oportunida­d era él”. Aquel año, esta mujer que vive de su pensión del seguro social y tenía algo de dinero ahorrado en planes de pensiones " por valor de $20,000.

Su nieto estuvo algunos meses en la universida­d y luego desapareci­ó dejando sus deudas sin pagar. Al día de hoy Menéndez no sabe dónde está, lo que sabe es que desde entonces ha tenido que pagar el préstamo a Navient con sus escasos ingresos.

Durante unos años estuvo pagando unas cuotas mensuales de alrededor de $178

Asesora financiera pero luego se las subieron a $250.

“Les llamé porque no quería dejar de pagar, no estaba intentando zafarme de ello, " # obligacion­es pero también tengo mis gastos médicos y un perro al que cuidar”. Menéndez llamó para pedir un programa de pago basado en sus ingresos y pidió una rebaja. Le dijeron que no y según cuenta, le aconsejaro­n deshacerse del perro para rebajar sus gastos. Le llegaron a decir que podía perder su seguro social, cosa que no es cierta porque este pago está protegido por ley de deudas privadas como la suya.

Con la crisis de 2008 y la caída de los mercados su plan de pensiones se vio reducido a $2,000 que usó para pagar a un abogado que le llevara a un proceso de bancarrota con el que eliminar esa deuda, algo imposible. Actualment­e su deuda es de $28,000 aunque le ha costado conocer los detalles de lo que debe porque no le daban informació­n y no la puede pagar.

Menéndez se preg unta cómo Sally Mae, que inició el préstamo antes de pasar a Navient, le pide unas cuotas que no cubren ni los intereses.

Una amiga suya le sugirió que buscara ayuda y la encontró en el Centro de Fort a le c i miento Fi na nc ie r o, que funciona con asesores de distintas organizaci­ones en varias localizaci­ones de la ciudad.

Allí conoció a la asesora % & que la recibió cuando estaba en un estado de completa desolación y recibía constantes robocalls, muchas de ellas en tono amenazante.

& Menéndez es uno de los más llamativos que tiene porque ella siempre ha tratado de hacer las cosas bien, de pagar.

Freno a las robocalls

L o pr i mer o que h i z o f ue mandar una carta de desistimie­nto para que acabaran las llamadas amenazante­s. Lo tuvo que hacer dos veces y adicionalm­ente interpuso ' Protección al Consumidor Financiero, CFPB.

Esta es una de las 6,199 quejas que se han interpuest­o * cina, según ha contabiliz­ado contralor de la ciudad, Scott Stringer. Desde otros condados se han puesto miles de quejas también. La CFPB está abierta desde 2011 y, según Stringer, desde Nueva York se han interpuest­o estas quejas por cuestiones relativas a sus hipotecas, a su historial de crédito, servicios bancarios y cobros de deuda.

El año pasado hubo 7,000 queja s a nt e e s t a of i c i n a . Desde el inicio de sus operacione­s estas han subido un 186%.

& - pañol a clientes del Lower East Side, dice que presenta muchas quejas en nombre de los afectados a la CFPB, alertando de engaños o de abusos como las robocalls y la falta de informació­n sobre la deuda que tenía Menéndez por no ser el titular

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MARIELA LOMBARD La asesora financiera Samantha Kinney cree que la labor de la CFPB es importante para el consumidor.

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