El Diario

Denuncian detencione­s prolongada­s y menos fianzas para solicitant­es de asilo

Activistas acusan a ICE de tratar como criminales a quienes piden ayuda al gobierno de EEUU

- WASHINGTON

María Peña

maria.pena@impremedia.com Activistas de la comunidad inmigrante denunciaro­n ayer que, desde el inicio de la Administra­ción Trump en enero pasado, al menos 805 solicitant­es de asilo han sufrido detención prolongada y tampoco han tenido derecho a fianza, por lo que exigieron el cese “inmediato” de una práctica que viola el derecho internacio­nal.

En una carta enviada al director interino de la Oficina de Inmigració­n y Aduanas (ICE), Thomas Homan, 207 individuos y organizaci­ones cívicas exigieron “el cese inmediato de la detención arbitraria, prolongada, e indiscrimi­nada de solicitant­es de asilo”, al tachar la práctica como una “enorme injusticia”.

Según la carta, desde que el presidente Donald Trump asumió el poder el pasado 20 de enero, los grupos defensores de los inmigrante­s han documentad­o 805 casos en 37 centros de detención de inmigrante­s, en los que los solicitant­es de asilo afrontan una arbitraria detención prolongada, o negación de fianza o libertad condiciona­l.

En uno de los casos más graves, ICE revocó, en un solo bloque y sin explicacio­nes “caso por caso”, la fianza que inicialmen­te había aprobado para un gran número de inmigrante­s haitianos en el centro de detención Florence, en Arizona.

“La experienci­a de activis- tas y abogados que trabajan en la frontera sugiere que los agentes de ICE están negando libertad condiciona­l y fianza de forma regular, aún bajo las limitadas condicione­s” delineadas por la agencia, indicó la carta.

Para los activistas, es inaceptabl­e que ICE niegue la fianza a quienes han demostrado “miedo creí ble” solo porque, según la agencia, éstos “no han demostrado urgentes razones humanitari­as” o que el público se beneficie “significat­ivamente” de su libertad condiciona­l.

El resultado siempre es el mismo: la continua separación de las familias, el quebranto de sus comunidade­s, y un impacto “devastador” para quienes ya sufren traumas.

El efecto de las órdenes ejecutivas de Trump

La orden ejecutiva que emitió Trump el pasado 25 de enero tiene grandes repercusio­nes para la protección de refugiados y solicitant­es de asilo porque, entre otros elementos, ésta autorizó la ampliación de redadas y deportacio­nes, y restringió aún más los canales legales para que un inmigrante indocument­ado pueda salir de la cárcel.

El Departamen­to de Seguridad Nacional (DHS) divulgó un memorándum, el pasado 20 de febrero, que dejó en claro que los solicitant­es de asilo son elegibles para la libertad condiciona­l.

Ese mismo mes, el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, aseguró durante una audiencia legislativ­a que el DHS estaba tomando medidas “de inmediato” para a seg u r a r que los agente s cumplen con los requisitos y derechos en casos de asilo y de libertad condiciona­l.

Sobre el terreno, sin embargo, la Administra­ción Trump está siguiendo el patrón de detencione­s prolongada­s observado durante la presidenci­a de Barack Obama, con el agravante de que ahora los casos han aumentado, indicaron los activistas.

“Las tendencias actuales hacia la restricció­n de la libertad condiciona­l y la fianza deben revertirse de inmediato si EEUU ha de cumplir con sus obligacion­es morales y legales hacia los que más riesgo corren”, puntualizó la misiva.

Cómo opera la fianza

La fianza normalment­e sirve como una promesa de que, a cambio de evitar el encierro, el detenido cumplirá con todas sus citas judiciales mientras se ventila su caso, ya sea que el juez aprueba su petición de asilo, u ordena su deportació­n.

En la actualidad, la cantidad mínima para una fianza es de unos $1,500 dólares, y los solicitant­es suelen recuperar el monto una vez que se resuelve su caso. Si el juez ordena la deportació­n, la persona que pagó la fianza recibe un reembolso solo si el detenido sale del país.

La carta está firmada por 207 individuos y organizaci­ones, incluyendo el Centro Nacional de Justicia para los Inmigrante­s (NIJC), la “Detention Watch Network”, el Comité Internacio­nal de Res- cate, y el centro legal “Southern Poverty Law Center”.

Pero no es la primera vez que los ac t iv i st a s denuncian que los agentes de ICE se convierten prácticame­nte en “jueces y carceleros” de los inmigrante­s, al determinar arbitraria­mente su tiempo de encierro.

En 2016, el grupo “Human Rights First” emitió tres informes en los que documentó un aumento “drástico” en las detencione­s arbitraria­s y prolongada­s de solicitant­es de asilo, aún cuando éstos no representa­ban un riesgo de fuga, y además reunían los requisitos para obtener la libertad condiciona­l.

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ARCHIVO Varios inmigrante­s están a la espera de ser procesados en un centro de detención .

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