El Diario

Un oasis para familias rotas por violencia doméstica

El Centro de Justicia Familiar de Brooklyn tiene un programa familiar de lectura para aliviar el trauma de supervivie­ntes

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Ana B. Nieto

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“Si tienes una biblioteca y un jardín, ya tienes todo lo que necesitas”. La frase se atribuye al orador romano Cicerón y en el centro de Brooklyn adquiere un nuevo y terapéuti

En el Centro de Justicia Familiar NYC de este condado hay libros para que niños y madres traumatiza­dos por la violencia doméstica encuentren un espacio del que nunca han disfrutado para leer, para que les lean, para descubrir sus dotes artísticas, hablar, compartir, cenar en familia y jugar. No es un jardín pero “es un lugar para Charlotte Bednarsh, directora de servicios para niños de este centro, dependient­e de la Alcaldía, para combatir la violencia doméstica.

Bednarsh puso en marcha en 2009 este programa de ayuda y terapia a familias víctimas de violencia doméstica, que dura ocho semanas consecutiv­as (se reúnen todos los lunes), para proveer tiempo de calidad familiar además de interés y curiosidad por la lectura. Cada año, desde entonces se han hecho dos ciclos de sesiones de estas terapias en las que se atiende a unas ocho familias con un total de 25 o 28 personas de distintas edades. Es un programa de terapia único y pionero que se encuadra dentro de los ser v icios gratuitos que y español, a supervivie­ntes de violencia doméstica independie­ntemente de su estatus migratorio.

Esta experta en niños se dio cuenta que los hijos de quienes sufrían violencia doméstica no sabían pasar las páginas de los libros “y eso es algo que normalment­e aprenden de sus padres desde que son muy pequeños cuando estos les sientan en su regazo para leer o jugar juntos”. Pero la doctora Hayley Carrington, directora de programas de HELP USA/ HELP ROADS -que colabora con este programa-, explica que las madres que sufren palizas no quieren tener a sus hijos en sus brazos para protegerle­s. “Su prioridad no es enseñarles a leer o darles cariño, sino protegerle­s y muchas veces estar cerca de ellos puede ser peligroso para los pequeños. La prioridad es protegerle­s”.

El lunes que viene llega el estado en marcha este año y en el que la mexicana Victoria Morales, de 28 años, ha encontrado un oasis emocional para ella y sus hijas de cinco y ocho años. “Están ayudando a leer a los niños y como lo cuentan es tan bonito”, explica esta mujer residente en El Bronx. “Es mucho y están ayudando a mis hijas psicológic­amente”.

Morales t iene unas envidiable­s pestañas rizadas, que sin embargo no ocultan un problema con uno de sus ojos. Es uno de los efectos secundario­s que le ha dejado un tumor en la cabeza que tiene desde hace tres años y que aunque ha sido operado para reducirlo, no ha podido ser totalmente erradicado. El tumor, que no le ha crecido, le provoca problemas también en un brazo y una pierna. El padre de sus hijas se ocupó de estas mientras ella se recuperaba de la operación pero “hace dos años él empezó a llegar tarde y a acabar con el amor que teníamos”. Morales cree que empezó a engañarle y explica que siempre estaba enojado con ella. “Fue un cambio que me sorprendió pero creo que vio a la mujer con una discapacid­ad y dejó de quererme”

Y tras las discusione­s y enojos llegaron los golpes. Morales dice que la jaló del pelo y la abofeteó dos veces pero en una ocasión, la última lo hizo con la mochila cargada de libros de la niña y le lastimó la herida de la operación. Las niñas no fueron testigos de las golpizas porque estaban durmiendo pero saben de los gritos y el enojo.

Morales dejó la relación en 2016 y estuvo 10 meses en ron a este programa. Ahora ya tiene su apartament­o, ha mejorar su inglés, y salir adelante. “Yo tengo que seguir adelante medio coja y medio bizca pero no me puedo retirar, todo por mis hijas”, dice.

Carrington explica que hay niños que llegan con problemas de socializac­ión que en el curso de dos o tres sesiones - ta de la lectura o la música

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