EN DEFENSA DEL PROGRAMA DACA N
o hay buenas noticias en inmigración desde el arribo de la administración Trump. Pero no se puede ignorar que en medio de un clima de arrestos y deportaciones, todavía hay miles de personas que siguen acogiendo al programa DACA.
Pasaron cinco años desde el anuncio durante el gobierno de Barack Obama de proteger contra la deportación a los menores de edad que fueron traídos a Estados Unidos por sus padres indocumentados.
Por el momento el proceso de otorgamiento y extensión de esta protección no se vio afectado con el cambio en la Casa Blanca. En los últimos meses se aprobaron más de '* +++ y se extendió por dos años la protección a más de 100,000 de los cerca de 742,000 dreamers.
Lo que sí empeoró son los esfuerzos de las autoridades inmigración para buscar excusas con el propósito de quitar esta protección a quienes la tienen.
Hasta ahora se deportaron a 43 jóvenes por estar convic- en varias oportunidades una ambivalencia de perseguir a estos jóvenes.
Esto es una buena señal porque le da cobertura a los proyectos de ley H.R.1468 y H.R.496/S.128 que esperan en el Congreso.
El pr i mero, que c uenta con el respaldo de 16 republicanos, les otorga a los dreamers un estado legal. El segundo, que también tiene apoyo bipartidista, los protege hasta que haya una reforma migratoria integral.
Trump le dice a los dreamers que “estén tranquilos”. Eso no es posible cuando se les está buscando motivos para quitarles el DACA y su situación depende de una orden presidencial en medio de un clima hostil para los indocumentados. Entre la protección y la deportación hay una línea débil.
Se necesita leyes que protejan de una vez por todas a esto jóvenes. Hay muchos legisladores que los quieren deportar, hay otros tantos que valoran su aporte y el que no sean responsables de su situación legal.
Es urgente actuar en su defensa.•