México
En el peor de lo casos, si no se llega a ningún acuerdo, el PRD tendrá que decidir si opta por hacer ganar al PRI o a Morena.
había sucedido era el resultado de la incapacidad de la izquierda para concertar una alianza, pero que tendrían que redoblar esfuerzos para alcanzar un frente común de cara a los comicios presidenciales del próximo año.
Una invitación abierta a sentarse con Morena. Sin embargo, inmediatamente soltó una amenaza velada: de no conseguirse podían ir solos o incluso en alianza con el PAN.
E l pr oble ma e s que “e l numerito” (la expresión es mía, no de ella) equivale en la práctica a convertirse en aliado del PRI sin necesidad + para el PR D ha l legado el momento de las decisiones existenciales. Los dirigentes pueden hacerse multimillonarios jugando a convertirse en el nuevo PVME, vendiendo caro su amor al PRI.
Pero también pueden optar por enfundarse en el papel de un partido socialdemócrata moderno, cuya agenda no necesariamente coincide con la de López Obrador y su Morena, pero enmarcado dentro de la izquierda.
En el mejor de los casos, si Morena también ha aprendido la lección, podrían ambas fuerzas negociar el apoyo al candidato mejor colocado (que sería López Obrador dadas las tendencias). Es decir, lo que hacen en otros países las fuerzas políticas que re $ # sus matices y diferencias.•