El trabajo temporal
En el año 1997, un grupo de trabajadores temporales mexicanos que viajaron con visas de trabajo H2A (para la agricultura) a Florida y las Carolinas demandaron a sus empleadores estadounidenses porque incumplieron el contrato que se les prometió respecto a horarios de trabajo y condiciones de estancia y cuando protestaron les retuvieron sus pasaportes. La Coalición de Trabajadores Immokalee (CIW, por sus siglas en inglés) documentó en aquel tiempo que hubo casos en que los campesinos fueron amarrados a los tractores para evitar su huida y desde entonces, poco ha cambiado, advirtió el Centro para los Derechos del Migrante, fundado por abogadas estadounidenses. “Estados Unidos ha fracasado para vigilar el cumplimiento de sus leyes laborales internas”, advirtió en un comunicado de prensa difundido en mayo como una advertencia previa a la renegociación de Nafta. “Sigue el robo de salarios, la discriminación, la negación del derecho de asociación y negociación colectiva y violaciones a condiciones de salud y seguridad en el trabajo”. Desde México, la falta de monitoreo y reglas de transparencia para el reclutamiento propicia abusos y empobrecimiento de quienes aspiran a trabajar temporalmente y con documentos en Estados Unidos. De acuerdo con el informe Revelando el reclutamiento: Fallas fundamentales en las visas H2A y H2B (para oficios como carpintería, herrería, construcción), publicado en 2013 por el CDM, el 58% de los migrantes temporales mexicanos pagó hasta 1,750 dólares a los reclutadores enviados por patrones estadounidenses cuando el trámite debería ser gratuito. “Los trabajadores mexicanos están totalmente desprotegidos”, advirtió Julia Tal , del CDM en entrevista con este diario. Los vicios son de origen. A diferencia del Programa de Trabajadores Temporales con Canadá, México no tiene con EEUU un acuerdo que sea vigilado por los dos gobiernos, sino que deja el asunto a particulares una vez que el Departamento del Trabajo de Estados Unidos autoriza a las empresas contratar del exterior al personal que no encuentran localmente. Las consecuencias de esta falta de atención son dos, principalmente. O el patrón gringo envía a sus representantes a México y éstos abusan o falsos reclutadores prometen visas que no entregan mientras el interesado se endeuda con ilusiones falsas. El resultado es que más de la mitad de los 120,000 mexicanos que cada año viaja a EEUU por esta vía es defraudado.