El Diario

Congreso busca reformar programa de visas H-2A para el sector agrícola

El actual es obsoleto, muy costoso y lleno de trabas burocrátic­as

- WASHINGTON

María Peña

B@ mariauxpen Sin v isos de un consenso, líderes del Congreso reactivaro­n ayer el debate sobre una reforma del programa de trabajador­es huéspedes para el sector agrícola, que desde hace años sufre de una crónica escasez de mano de : corrales en todo el país.

Si en algo coinciden demócratas y republican­os es en que el programa de visas H-2A para trabajador­es agrícolas es obsoleto, costoso, lleno de trabas burocrátic­as, encarece los alimentos y, sobre todo, no responde a las necesidade­s laborales del sector.

Sin embargo, no hay consenso sobre cómo corregirlo: por un lado, los demócratas promueven propuestas en ambas cámaras del Congreso para la eventual legalizaci­ón de los trabajador­es agrícolas mientras que, por otro, los conservado­res apoyan modernizar el programa pero sin una legalizaci­ón permanente.

Los trabajador­es tempo : compañías que los contratan sino que también contribuye­n a la economía local al generar demanda por servicios como lavandería­s, cajas de ahorro, supermerca­dos, gasolinera­s y demás negocios.

Piden legalizaci­ón

En víspera de una audiencia legislativ­a sobre el asunto, el legislador demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez, dijo que la medida que sopesan los conservado­res no resuelve el problema porque, a su juicio, trata a los migrantes como trabajador­es “desechable­s”.

“La opción para EEUU es si queremos que nuest ros alimentos sean cultivados y cosechados bajo nuestras leyes a favor de la seguridad laboral y alimentari­a” o en otro país, agregó Gutiérrez, acompañado de otros líderes demócratas, sindicalis­tas y activistas de la comunidad inmigrante.

Una medida que Gutiérrez presentó el pasado 25 de mayo, la H.R. 2690, establece una ‘tarjeta azul’ que ofrece la legalizaci­ón y un permiso laboral para los trabajador­es agrícolas y sus familias, siempre que demuestren que han trabajado en el sector en los últimos dos años, pagan una multa y se someten a una revisión de antecedent­es.

Esa legislació­n ya tiene 50 copatrocin­adores y, de aprobarse, provee un proceso de entre tres y cinco años hacia la ciudadanía para quienes permanecen en el sector durante un tiempo determinad­o.

Una legislació­n similar, la S1034, fue presentada por la senadora demócrata de California, Dianne Feinstein.

Opciones conservado­ras

Mientras, el subcomité de Inmigració­n y Seguridad Fronteriza de la Cámara de Representa­ntes realiza hoy una audiencia para evaluar propuestas conservado­ras para reformar el sistema actual.

El presidente del Comité Judicial de la Cámara Baja, el republican­o Bob Goodlatte, dijo que “ya es hora” de reemplazar­lo con un progra : que dé a los agricultor­es “acceso a un suministro legal y estable de trabajador­es, tanto a corto y largo plazo, y para trabajo temporal o durante todo el año”.

+ | - bido al complejo proceso de : : burocrátic­as y demás regu- laciones, los empleadore­s afrontan casi siempre una desventaja económica, al te € -

Goodlat te aseg uró que pronto presentará una legislació­n “que reemplace el maltrecho programa H-2A”, pero no ofreció más detalles.

“¿Importar alimentos o trabajador­es?”

La empresaria Sarah Frey emplea a unos 250 trabajador­es con visas H-2A en sus múltiples granjas, y conoce de primera mano todo lo que implica el trabajo agrícola, desde el cultivo hasta el transporte, distribuci­ón y venta de sus productos.

Frey, presidenta de Frey Farms, dijo que llevará ante el subcomité un simple pedido: “hagan algo, pero ya, porque la inacción no es una opción, el sistema actual es costoso y ineficaz, y EEUU está perdiendo su ventaja comparativ­a”.

Sarah Frey es dueña de nu-

merosas granjas y ha vivido en carne propia la escasez de mano de obra.

Sus campos, dijo, dependen de la mano de obra migrante, principalm­ente de México, para la cosecha de melones, maíz, calabazas y sandías, con las que produce la famosa marca “Tsamma Watermelon Juice”.

“Llevamos años arrastrand­o esta escasez de trabajador­es y creo que la situación es muy clara si el Congreso no resuelve el problema: o importamos alimentos o impor : ' Frey, quien opera numerosas granjas en Illinois, Florida, Georgia, Missouri y Kansas.

El programa H-2A ha registrado su más rápido crecimient­o en California, donde el nú por el gobierno aumentó de 2,600 en 2006 a más de 11,000 en 2016; para este año la cifra podría superar los 20,000 en California y Washington, cada uno, según datos del Instituto de Política Económica (EPI).

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/CORTESÍA Sarah Frey es dueña de numerosas granjas y ha vivido en carne propia la escasez de mano de obra.

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