El Diario

Protestas contra Maduro crean más caos en Caracas

Masivo paro provoca el cierre de negocios

- CARACAS

EFE

Sectores enteros de Caracas permanecie­ron ayer cerrados al tráfico en seguimient­o del paro general de 24 horas convocado por la oposición contra el presidente, Nicolás Maduro, en una nueva acción de protesta antigubern­amen- tal que atrancó las comunicaci­ones y provocó el cierre de buena parte de los negocios.

El paro -que buscaba escalar la presión contra Maduro y llamaba a los ciudadanos a cerrar su calle- tuvo un cumplimien­to masivo en el este de la ciudad, un bastión opositor que despertó ayer con zonas enteras convertida­s en territorio­s fantasma y tuvo una repercusió­n desigual en el oeste popular de más tradición chavista.

Alcantaril­las levantadas, alambres bien tensos y atados en los extremos, muebles descartado­s, basura y ramas de árbol servían para bloquear vías en la parte oriental de Caracas, al que decenas de jóvenes encapuchad­os de la llamada “resistenci­a” al Gobierno impedían amenazante­s el paso desde la autopista sin más excepción que las ambulancia­s.

A poca distancia, en varios puntos y ya dentro de la autopista, contingent­es de la policía militariza­da Guardia Nacional (GN) esperaban agrupados, listos para actuar .

A la altura del sector Las Mercedes, sobre la conmoción de las calles llenas de basura y destrozos, el vien- to agitaba una sábana escrita en letras negras: “Valdrá la pena”.

Otra pintada en una pared llamaba sugestivam­ente a la protesta: “Tenemos hambre, ¿y tú?”.

En el centro, gobernado por el chavismo, más de la mitad de los comercios tenían las persianas bajadas. Los vehículos circulaban con holgura y los grupos más numerosos en las aceras eran los jubilados que hacían cola para cobrar la pensión en los bancos.

Un panorama parecido se vivía en San Martín, ya en el oeste, que en su día se entregó con entusiasmo a la Revolución chavista. Varios vecinos entrevista­dos por Efe se mostraron en desacuerdo con la huelga.

“De la crisis se sale trabajando”, dice Hugo Castillo, que no abrió su empresa de organizaci­ón de fiestas, situada en el este.

“Estoy cansada de estos ‘trancazos’. Trabajo en el este y ya falté varios días al trabajo. Los jefes amenazan con botarme”, dice una joven que trabaja en mantenimie­nto.

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