PLAN DE SALUD: QUE PRIME LA SENSATEZ L
as pa labras del se - nador John McCain llegaron en el mejor momento. Fue un llamado a la cordura para iniciar el debate en el Senado en cómo corregir los problemas de la Ley de Acceso a Servicios de Salud que amplió la cobertura médica de millones de estadounidenses.
En realidad la meta de la Cámara Alta es otra. Es la eliminación a toda costa de la ley de salud del expresidente Barack Obama, a tal punto que ya ni siquiera interesa su reemplazo.
La última idea, a falta de un acuerdo para hallar un legislación que la sustituya, es quitarle los fondos para que se derrumbe sin importar mucho lo que ocurra con la gente. Luego se da un plazo de dos años, para después de las legislativas, para elaborar otra medida.
La política, la antipatía a Obama y la ideología gobernó la estrategia republicana cuando una mayoría demócrata aprobó la ley de salud. Los líderes de la oposición en el Senado habían decidido desde el primer día que la meta era que f racase el efectos devastadores para los pobres, enfermos y ancianos. Una de esa fue aprobada por la Cámara Baja.
Pero el Senado es distinto, aunque hoy esté más cerca que ayer de la eliminación de la ley. A pesar de que esté bajo las mismas presiones que radicalizaron la propuesta en la otra Cámara. Esperamos que no sea así. Que la imagen de McCain con la cicatriz en la frente de su batalla a un cáncer cerebral y sus palabras marquen un rumbo distinto.
El senador republicano respaldó la propuesta de su bancada. Lo hizo advirtiendo de que el Senado está condenado al fracaso sino regresa al bipartidismo de hace un tiempo.
Ayer McCain fue la conciencia del Senado que recordó a sus líderes que no son subordinados del Presidente ni rehenes de “implacables partidistas”. Habló de regresar a los procesos normales para evitar maniobras secretas como las de este proceso.
Ojalá que los aplausos al senador inicien un momento bipartidista en vez ser el funeral a la voz de la razón.