SILENCIO ANTE EL ODIO E
l Presidente debería haber condenado de inmediato el reciente atentado explosivo contra una mezquita en Minnesota como una reafirmación a la libertad de religión y respaldo a la comunidad musulmana estadounidense.
# * & lo que se oye desde la Casa Blanca, no es la solidaridad esperada, sino un mensaje de la administración Trump a los musulmanes.
Uno de los asesores de seguridad nacional, Sebastian Gorka, explicó que el presidente no hizo referencia al caso porque querían asegurarse que este no fuera “un delito de odio falso”. La preocupación, según dijo, es que hayan izquierdistas los que cometieron el ataque para echarle la culpa a la derecha.
La respuesta no puede ser más indignante y ofensiva. < hecho, la agresión a un templo religioso.
En este caso no se le pide a Donald Trump que señale específicamente a alguien por la autoría del atentado. Se espera que el Presidente condene la acción, que diga que se van buscar a los auto- llado cuando se atenta contra una mezquita en este país.
Tan silencioso como cuando un confeso simpatizante de Trump mató en enero a seis musulmanes en una mezquita canadiense, cuando un terrorista blanco atropelló musulmanes frente a una mezquita londinense. O cuando se arrestó a cristianos extremistas que pla somalíes estadounidenses.
Hay muc h o s e j e mplo s como estos que deben ofender a todos.
Esta es una agresión callada a una comunidad religiosa compuesta por una diversidad de razas y etnias. Se estiman que 12% de los conversos al islamismo en 2011 fueron la * lo menos 100,000 de cerca de 3.3 millones de musulmanes estadounidenses.
No es casualidad que los delitos de odio hacia los musulmanes hayan aumentado en el 2016 y 2017 con la actitud del gobierno de Trump. Los latinos y los inmigrantes conocen en carne en propia muy bien lo que ocurre. Por eso más que nunca se necesita la solidaridad de la minorías y al derecho a estar protegido por el gobierno federal en la práctica religiosa.•