El Diario

EN DEFENSA DE LOS PERIODISTA­S L

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a i nt i midac ión de los periodista­s suele conducir a la autocensur­a, a la falta de informació­n de una comunidad. Cándido Ríos nunca creyó en eso.

Las amenazas de los políticos, la golpiza de los policías -esa que lo dejó cojeando- no lo asustaron. Por el contrario, el periodista de El Diario de Acayucan hizo un video con una denuncia clara e impactante de la corrupción local. Es también un relato revelador de la vocación de un informador.

Quizás en otro país la his ! feliz del corrupto preso. Siendo Veracruz, México, Ríos fue asesinado balazos.

La Subsecreta­ría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernació­n rápidament­e dijo que la muerte de Ríos fue un accidente, porque el blanco de los asesinos era un ex inspector de policía y su guardaespa­lda que estaban con el periodista. Que no estaba vinculado a su profesión.

más interesada en proteger un programa federal que en resolver el crimen. Quizás en otro país la historia hubiera tenido el final feliz del corrupto preso. Siendo Veracruz, México, Ríos fue asesinado balazos.

El periodista estaba bajo el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodista­s de la Procuradur­ía General de la República. En marzo pasado el periodista Cecilio Pineda fue asesinado después de llevar meses de idas y vueltas por la protección inadecuada que se le ofreció. Es obvio que, diga lo que se diga, con Ríos tampoco funcionó.

El país vecino sigue siendo uno de los más peligrosos del mundo para los periodista­s. Allí no es como en Somalia, Irak, Sudán del Sur y Afganistán que los informador­es mueren en guerras.

En México caen con la complicida­d del poder civil. Numerosos estudios reportan que las mismas autoridade­s son a veces hasta más peligrosas que los carteles.

En el 2017, han sido asesi- nados nueve periodista­s, uno está desapareci­do y hubo 272 amenazas y agresiones, según la organizaci­ón Artículo 19. En los últimos 17 años, por lo menos 126 informador­es fueron muertos y solo se emitieron tres sentencias en ese período, de acuerdo a la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

La idea del mecanismo de protección a los periodista­s es buena. El problema es que no está guiado por una política amplia de protección ni está integrado como para dar esa protección a lo largo de los gobiernos estatales y locales. Además, le falta transparen­cia, recursos operativos y capacidad técnica, entre otros.

Precisamen­te, el problema está en la conducta criminal e impune con que se manejan las autoridade­s estatales y locales. Este parece ser el caso de Ríos.

El homicidio de un periodista es un ataque la sociedad en su conjunto. El golpeado pueblo de Veracruz pierde un periodista más, ya van varios. Hasta cuándo los mexicanos

política.. verán impotentes cómo se silencian sus voces por la falta de voluntad

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