Amanda Morales
que para que sus hijas mayores no sufran un impacto más grande han estado asistiendo a la escuela de manera regular, gracias al apoyo de la comunidad y a una vecina que las lleva y las trae.
Contra la palabra de ICE
El padre Luis Barrios, párroco de la iglesia donde está refugiada Amanda, explicó cómo va el proceso legal de la jo# $ ! %! - ma que envió por escrito una respuesta de la negativa de reabrir el caso hace dos semanas, ellos insisten en que no han recibido nada.
“Inmigración no quiere poner nada por escrito, no ha mandando ni carta ni nada a los abogados. Estamos jugando con lo que dijeron por teléfono”, comentó el religioso, quien agregó que además están esperando la respuesta de una jueza en Texas, donde interpusieron una solitud adicional para reabrir el caso de deportación.
“Estamos buscando que se detenga la orden de deportación y que se evalúe el caso a su nivel, porque ella llegó aquí a sus 19 años, tiene tres hijos ciudadanos de Estados Unidos, es una persona que rinde impuestos todos los años y que se reportó a Inmigración mensualmente por cuatro años. Es una
«Por favor, le pido a Inmigración que me reabran el caso, que vean que no soy una delincuente, que quiero volver a sentirme libre».
v iolación a sus derechos”, dijo el sacerdote, agregando que emocionalmente este mes ha sido un impacto para la mujer.
“Ha sido una experiencia muy fuerte para ella, sentir que su libertad ha sido coaccionada, que no puede ver sus familiares en Long Island. Esto es un trauma y esa es la parte humana que queremos que las autoridades vean. Es necesario humanizar los procesos”, agregó el padre, quien recalcó que en Guatemala no hay futuro para sus hijos y ella sería más vulnerable a