A meditar para cuidar el corazón
Según una declaración científica reciente de la “American Heart Association” (Asociación Americana del Corazón), la meditación tiene el potencial de reducir algunos factores de riesgo de desarrollo de cardiopatías, pero el método de referencia continúa siendo llevar un estilo de vida cardio-saludable y seguir las recomendaciones médicas.
El hecho de que se hayan publicado muchos estudios sobre los beneficios potenciales de la meditación y de que en algunos se haya demostrado que esta práctica puede tener efectos a largo plazo en el modo en que funciona el cerebro ha llevado a la AHA a revisar los actuales estudios científicos de alta calidad para determinar si esta práctica desempeña alguna función en la reducción de las cardiopatías.
Aunque la práctica de la meditación se remonta al año
Es segura
5,000 A. C. y aunque esté asociada a determinadas filosofías y religiones, la meditación se practica cada vez más como actividad secular y terapéutica. Entorno al 8% de los estadounidenses practica algún tipo de meditación y en la encuesta sobre salud “National Health Interview Survey” realizada por el National Center for Complementary and Integrative Health, que forma parte de los National Institutes of Health, el 17% de los pacientes con enfermedades cardiovasculares expresaron estar interesados en participar en algún ensayo clínico sobre meditación.
Un grupo de redactores compuesto por especialistas en enfermedades cardiovasculares y un neurocientífico han revisado los estudios de investigación existentes sobre si los tipos frecuentes de meditación en sedestación han influido en las enfermedades y los factores de riesgo cardiovasculares.
En la revisión, se excluyeron los estudios sobre prácticas psicosomáticas, como el yoga o el taichi, ya que la actividad física que incluyen estas disciplinas tiene un impacto positivo confirmado en el riesgo de desarrollo de cardiopatías. En los estudios sobre meditación en sedestación, entre los que se incluía una gran variedad de prácticas habituales como: Samatha; Vipassana (meditación interior); meditación con atención plena; meditación “zen” (Zazen); Raja Yoga; “bondad” (Metta); meditación transcendental y respuesta de relajación, se demostró que la meditación:
OOPuede estar asociada a la reducción de los niveles de estrés, ansiedad y depresión, y a una mejora de la calidad del sueño y el bienestar general.
OOPuede contribuir a reducir la presión arterial, aunque no existen pruebas suficientes para confirmar este hecho ni para determinar cuánto puede reducir la presión arterial en una persona concreta. OOPuede ayudar a las personas a dejar de fumar. OOPodría estar asociada a una disminución del riesgo de ataque cardíaco, aunque no existen estudios suficientes sobre el tema, por lo que se requieren más antes de llegar a una conclusión.
Según el Dr. Glenn N. Levine, responsable del grupo que redactó el informe científico de la AHA publicado en “Journal of the American Heart Association”, la revista de acceso libre de la American Heart Association/American Stroke Association, “aunque en algunos estudios sobre la meditación se sugiere que existe un posible beneficio sobre el riesgo cardiovascular, no existen estudios de investigación suficientes para concluir que esta desempeña una función determinante”.
“Puesto que se puede acceder con mucha facilidad a información sobre cómo meditar y puesto que esta práctica conlleva escasos riesgos asociados o ninguno, es posible que las personas interesadas deseen utilizar estas técnicas, junto con intervenciones médicas y de estilo de vida de eficacia confirmada, como posible medio para reducir el riesgo de desarrollo de cardiopatías. No obstante, es importante que las personas comprendan que todavía se han de confirmar mejor los beneficios de la meditación y de que esta práctica no sustituye a la atención médica tradicional”, declaró Levine, profesor de medicina en el Baylor College of Medicine de Houston, Texas.
Levine apuntó que, hasta que no sepamos más, el pilar de la prevención y del tratamiento de las cardiopatías siguen siendo las recomendaciones sobre el estilo de vida y el tratamiento médico que se han estudiado en profundidad y que han demostrado ser eficaces, como el tratamiento del colesterol, el control de la presión arterial, el abandono del tabaquismo y la actividad física habitual.
La Asociación Americana del Corazón realiza su primera declaración sobre cómo esta práctica puede o no reducir el riesgo de desarrollar cardiopatías