El Diario

Carpintero mata a su exjefe y luego se suicida

- Marielis Acevedo

‘El Toro’ retornó al sitio de una construcci­ón tras ser despedido

Dos personas murieron ayer en un edificio de construcci­ón en Manhattan en lo que las autoridade­s creen fue un caso de asesinato – suicidio. Los excompañer­os de trabajo de Samuel Perry decían que era un hombre impulsivo y que incluso, lo apodaban “El toro”.

El afroameric­ano, de 44 años, había sido arrestado en tres ocasiones en los últimos años. Su volátil comportami­ento parece haberle traído problemas con su supervisor Christophe­r Sayer, de 37, al punto que el hombre lo despidió el martes.

Perry era uno de los car- pinteros que trabajaba en un edificio de lujo de más de 37 pisos en la calle 59 cerca de la avenida 11 en Manhattan.

La disputa de hace dos días y que culminó en su despido se reportó cuando el capataz lo cuestionó sobre una pared que estaba construyen­do. Al no poder llegar a un acuerdo, Sayer le pagó su último cheque y le pidió que no regresara.

Pero eso fue, precisamen­te, lo que no hizo el trabajador. Ayer, poco después de las 7 a.m., llegó hasta la estructura armado con una pistola 9 milímetros.

El obrero Robert Pagán, quien lo vio mientras subía por las escaleras del piso 31, le preguntó en tono de broma: “¿Sammy, traíste una pistola al trabajo?”, a lo que éste contestó: “yo, no”.

Lo que menos imaginaba Pagán, quien habló con el Daily News, es que la jornada acabaría en doble tragedia. Su excolega subió hasta el piso 37 y le disparó a Sayer tres veces en la cabeza y luego se suicidó en el baño del quinto piso, de acuerdo con las autoridade­s.

Al hablar sobre la personalid­ad de Perry, Pagán precisó: “Nosotros le llamábamos ‘El Toro’ porque era muy fuerte.

Robert Pagán

Si estaba en una pelea, no se detenía, era difícil separarlo”.

“Era un tipo duro y terco, pero sobre todo un trabajador firme”, agregó. “Es un caso mental. No me quisiera cruzar en su camino. El puede volverse loco fácilmente… pero nunca pensé que llegara tan lejos”.

Paradójica­mente, hubo otros empleados que describier­on a Perry como callado y que no daba problemas.

Por su parte, el subjefe de la policía de la ciudad de Nueva York, Christophe­r McComarck, más allá de indicar que se trató de un incidente laboral y que el suicida tenía supuestos problemas de comportami­ento, no detalló sobre los detonantes de la rabia del hombre.

Las autoridade­s investigan cómo Perry logró ingrsar a la edificació­n.l

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/MARIELA LOMBARD La zona en Hell’s Kitchen cerca de la construcci­ón fue acordonada por las autoridade­s.

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