Entre México y Estados Unidos hay grupos de muchachos, entre 11 y 17 años, que hacen de guía, vigilante o distracción de la Patrulla Fronteriza
En la frontera de Estados Unidos con México hay por lo menos cientos, quizá miles de muchachos entre 11 y 17 años, que trabajan como “niños circuito”, yendo y viniendo por los caminos verdes -o desérticos, en este caso- haciendo de guías y vigilantes para los que trafican migrantes y drogas.
Según el borrador de un reporte al que tuvo acceso este rotativo - estos jóvenes son una presencia conocida a las autoridades de ambos lados, pero generalmente no son perseguidos por la ley. De allí que las redes de traficantes favorezcan su “empleo”.
El reporte fue realizado por catedráticos asociados a la Universidad de Texas en El Paso, incluyendo a Gabriella Sanchez, del European University Institute (antes profesora de UTEP) y expertos de la organización Derechos Humanos de Inmigrantes en Acción en Ciudad Juarez.
Este estudio en particular, realizado durante el verano de este año, se concentró en el área de Ciudad Juárez-El Paso, que parece tener una cantidad significativa de estos menores, la mayoría de los cuales viven en barrios de clase trabajadora y pobre cercanos a la frontera.
Características
Los “niños circuito” son varones, en su mayoría, pero también hay hembras, y viven en vecindarios cercanos al muro fronterizo o a la frontera, en colonias generalmente marginalizadas y con pocos servicios: Felipe Angeles, Ampliación Felipe Angeles, Anapra.
Entre las tareas que hacen para las redes de traficantes están las de vigilancia y guía, y llevan nombres para diferenciar su especialidad:
El halcón es el vigilante, el que sigue los movimientos de la Patrulla Fronteriza y notifica al grupo que cruza sobre la seguridad de la ruta.
La liebre es para distraer, sirve para llamar la atención de la Patrulla Fronteriza hacia otra zona y permitir que el traficante pase sus drogas o su gente sin ser detectado.
El guía prepara y camina con los migrantes durante el trayecto.
El reclutador, se dedica a buscar a los niños y jóvenes de los barrios colindantes con la frontera para invitarlos al negocio, prometiendo ganancias substanciosas.
“Jugoso empleo”
Según explica el reporte, los menores reciben compensación económica por su trabajo, dependiendo de lo que hacen y de su efectividad. A menudo cobran más por cruzar a migrantes OTM (other than Mexican) o de otros países que no son mexicanos.
Lo que ganan a menudo es bastante más que lo que podrían obtener con un trabajo en la economía local, particularmente con su nivel de educación, y más de lo que ganan sus familiares que trabajan en la maquila.
Precisamente la maquila es parte importante de la razón por la cual la economía local favorece esta dinámica. Los “niños circuito” generalmente son hijos de madre soltera que trabaja en la maquila y que debe trabajar largas horas y dobles turnos para poder sobrevivir.
Los barrios en donde crecen los niños no son el mejor contexto de vida. De acuerdo al reporte, basado en las visitas realizadas este verano