‘Siempre tenemos algo que ofrecer al país que consideramos hogar’
El ingeniero mexicano, Oscar Vázquez, cruzó ilegalmente la frontera hacia Arizona a los 12 años. Hoy, a pesar de afrontar numerosas trabas, le atribuye sus triunfos a la mano amiga de mentores —un papel que ahora él mismo asume con jóvenes hispanos en todo Estados Unidos.
Nacido en Temosachic, en las montañas de la Sierra Tarahumara en Chihuahua, Vázquez, de 31 años, jamás imaginó que su sendero lo llevaría a ganar una competencia de robótica, a la guerra en Afganistán y a una exitosa carrera de ingeniero.
Ahora trabaja como analista comercial sénior en BNSF Railroad, una empresa ferroviaria en Texas, y en entrevista telefónica con este diario desde Fort Worth afirma que su única “fórmula” para el éxito ha sido una combinación de: esfuerzo, tenacidad y la ayuda de sus mentores.
“No es que tenga una fórmula pero he tratado de mantenerme optimista y activo. Una de las grandes lecciones que aprendí es que era necesario continuar preparándome, rodearme de gente buena. Nada lo he logrado solo, siempre tuve la ayuda de alguien”, explica.
Vázquez da tres consejos para los jóvenes, sin importar su estatus legal: que vayan a la universidad, se rodeen de mentores y buenas influencias y que “nunca olviden de dónde vienen”.
“Que sepan que todos los retos que afrontamos ahora, otros lo han enfrentando antes que tú y si quieres superar obstáculos, adquiere conocimiento de los demás”, precisa.
Su lista de maestros incluye a educadores y oficiales del programa militar ROTC en su secundaria en Phoenix y a sus padres, aunque algunas lecciones —dice— las tuvo que “aprender por las malas”.
Competencia de ensueño
En 2004, en su último año de secundaria en Carl Hayden Community High School, dos maestros lo alentaron a él y otros tres estudiantes indocumentados a participar en una competencia de robótica bajo agua patrocinada por la NASA.
Apenas contaban con materiales baratos de una ferretería y un presupuesto de $800 pero debían medir fuerzas con equipos rivales de prestigiosas universidades, entre éstas el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
Vázquez y sus compañeros lograron armar, con tubos de policloruro de vinilo (PVC) y una pequeña cámara, un robot que bautizaron como Stinky (apestoso) y, contra todo pronóstico, ganaron la competencia en Santa Barbara, California.
La increíble hazaña inspiró un libro y fue llevada a la pantalla grande en el documental Underwater Dreams, de 2014, y la película Spare Parts, de 2015. Stinky fue exhibido brevemente en la Institución Smithsonian, el complejo de museos y de investigación más grande del mundo.
Con la ayuda de becas privadas, Vázquez obtuvo en 2009 su licenciatura en Ingeniería Mecánica de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), lugar donde desarrolló su pasión por las carreras en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) —un campo donde los estudiantes hispanos son menos del 10%.
De indocumentado a veterano de guerra
Un año más tarde, por falta de papeles, Vázquez se autodeportó a México, donde trabajó un tiempo en la industria automotriz y, gracias a la intercesión del senador Dick Durbin, pudo regresar a EEUU y completar los trámites para su residencia permanente mediante el matrimonio.
Ya con la “tarjeta verde” en mano, ingresó a las filas del Ejército, desde donde participó como paracaidista en los campos de batalla en Afganistán.
Tras completar su primer contrato militar, ahora presta servicio como reservista los fines de semana.
Su narrativa de lucha llegó a los oídos de la Casa Blanca, entidad que invitó a Vázquez junto a más de 20 personas a presenciar el último discurso del Estado de la Unión del presidente Barack Obama ante el Congreso el 12 de enero de 2016.
La idea era contar, a través de ejemplos de la vida real, el avance social y económico de EEUU bajo la Administración Obama. “Fue un momento surreal, estar en la Casa Blanca para un momento histórico. Me di cuenta que me invitaron entonces porque represento a todos esos Dreamers, todo lo que es posible si le das chance a un Dreamer”, dijo a manera de reflexión.
“El ganar la competencia robótica bajo agua fue prueba de que los tenemos algo que ofrecer al país que siempre consideramos nuestro hogar”. Oscar Vázquez
Mentor de Dreamers
Vázquez dio testimonio ante el Senado en 2014, en esa ocasión para apoyar la legalización de los Dreamers —jóvenes amparados bajo DACA— con un emotivo discurso que narró en parte su propia vida y aquella fantástica competencia de robótica en la secundaria.
“Más allá de nuestros mejores sueños, cuatro chicos indocumentados de Arizona ganamos el premio. El ganar la competencia robótica bajo agua fue prueba de que los Dreamers tenemos algo que ofrecer al país que siempre consideramos nuestro hogar”, dijo Vázquez.
Vázquez ha recorrido secundarias y centros comunitarios –a veces con sus excompañeros del equipo de robótica– para aconsejar a los jóvenes que se ven reflejados en su historia de luchas.
“Es un gran beneficio de lo que me ha pasado, pero también una gran responsabilidad para conducirme bien”, dijo Vázquez, padre de dos niños, de 9 y 5 años.l