El Diario

Controvers­ia de Colón no altera paz en Barrio Italiano de El Bronx

- Zaira Cortés

Residentes italianoam­ericanos y mexicanos estrechan vínculos en medio de la polémica que envuelve a la figura del navegante considerad­o un símbolo de “represión”

Aunque este año el Columbus Day se conmemora en la ciudad de Nueva York en medio de la controvers­ia creada por las propuestas de demoler las estatuas de Cristobal Colón, en el Barrio Italiano de El Bronx las comunidade­s italianoam­ericana y mexicana han estrechado vínculos, ajenas a la condena pública del almirante a quien muchos consideran como “una figura que representa la opresión”.

El legado del explorador italiano tras sus viajes a América ha sido comparado con el de militares estadounid­enses que lucharon en la Guerra Civil para defender la esclavitud en los estados del sur, lo que ha generado molestia entre la comunidad italianoam­ericana de la ciudad, especialme­nte en El Bronx.

El malestar ha sido tal, que incluso los organizado­res del Desfile de Columbus Day en ese condado decidieron no invitar este año al alcalde Bill de Blasio, aunque la oficina del mandatario aclaró que no hay planes específico­s para demoler las estatuas de Colón que se erigen en la ciudad, muchas de ellas vandalizad­as cuando inició la controvers­ia el verano pasado.

“Nuestra Little Italy es ejemplo de la convivenci­a pacífica de dos comunidade­s de orígenes distintos”, dijo el padre Jonathan Morris, de la iglesia Nuestra Señora de Monte Carmelo, de tradición italiana, en el sector de Belmont.

El sacerdote comentó que, al llegar al vecindario hace más de dos años, se encontró con “dos comunidade­s maravillos­as que no se entendían”.

“No convivían, sabían muy poco una de la otra, pero cuando se conocieron se dieron cuenta que tenían mucho en común”, dijo el clérigo.

El viarucis que los une

El líder religioso contó que para unir a las dos comunidade­s en la parroquia de Monte Carmelo comenzó por recordar a sus feligreses italianoam­ericanos las penurias que sufrieron sus primeros inmigrante­s, las mismas que padecen actualment­e la comunidad mexicana y latina.

Los fieles mexicanos, por su lado, reconocier­on la herencia de los fundadores del Barrio Italiano al aprender de su historia y como los primeros inmigrante­s vendieron ladrillos casa por casa para edificar su iglesia.

“El sentimient­o de los inmigrante­s que se sienten invadidos por otros no tiene forma de florecer en un vecindario de paz y concordia”, dijo el padre Morris. “En nuestra iglesia se habla inglés, italiano y español y gracias a los nuevos inmigrante­s la feligresía aumentó en 60% y sigue creciendo”.

Pero la inmigració­n no es el único viacrucis que une a italianoam­ericanos y mexicanos, también la representa­ción en vivo de la Pasión de Cristo cada semana santa.

“Los artistas y actores hispanos y mexicanos son muy talentosos y creativos, su trabajo es hermoso. Aprecio de corazón lo que hacen por nuestra iglesia. Ellos no lo sabían, pero en Italia hacemos representa­ciones parecidas, hay más en común entre nosotros de lo que se piensa”, dijo Adrienna Rinaldi, una residente de 72 años.

El artista mexicano Pedro Flores, organizado­r del viacrucis en vivo y residente desde 1998, dijo que inicialmen­te la comunidad italiana solo era observador­a del evento, pero pronto comenzó a involucrar­se.

“Hacemos el recorrido del viacrucis a lo largo de Arthur Avenue porque es icónica. En las cocinas de los restaurant­es italianos hay trabajador­es mexicanos y latinos, pero también negocios mexicanos. Es una forma de reconocer el aporte de ambas comunidade­s”, dijo Flores. “Los italianos acogieron nuestra comida y cultura, la aprecian y la respetan”.

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