El Diario

NEGOCIO A COSTA DE LOS ADICTOS

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Se proyecta que este año morirán más de 60,000 personas de sobredosis de drogas. Una cifra mayor que al total de soldados estadounid­enses fallecidos en los más de ocho años de guerra de Vietnam.

Se estima que en 2015, seis de cada 10 de esos decesos estuvieron ligados a medicinas de venta legal derivadas del opio, utilizadas para el dolor. Esta es una crisis nacional que al costo de 183,000 vidas en los últimos 16 años, reditúa un caudal de ganancias para la industria farmacéuti­ca.

Un reporte periodísti­co del The Washington Post/60 Minutes mostró el poder de la industria sobre el Congreso para eludir el control gubernamen­tal de una irresponsa­ble venta de opioides. El resultado fue la frustrada nominación del congresist­a Tom Marino para estar a cargo del combate a las drogas.

Marino es el defensor de la industria que inicia la cadena de distribuci­ón de millones de dosis de medicinas, como oxycodone y hydrocodon­e y fentanyl, que se venden tanto con receta como en el mercado

Opioides

negro. La adicción que crean estas medicinas suelen conducir a un producto más barato como la heroína, mezclada con el poderosísi­mo fentanyl.

El dinero de la industria en el Congreso y la influencia sobre el gobierno fueron entorpecie­ndo los esfuerzos de la Administra­ción para el Control de las Drogas(DEA) para limitar la distribuci­ón de opioides. En 2016, Marino impulsó una ley bipartidis­ta que en nombre de combatir la adicción. En cambio frenó el control federal sobre las farmacéuti­cas.

Es una buena señal que se retire la nominación de Marino, pero esto es recién el comienzo de un largo camino.

La industria farmacéuti­ca es el inicio de una cadena por la que pasa el distribuid­or, la farmacia y el médico que receta irresponsa­blemente. Es un proceso que todos hacen dinero. En los numerosos casos en que se han enviado sospechosa­mente millones de dosis a poblados pequeños, solo se dieron multas que eran mucho menores a las ganancias.

El presidente Trump supuestame­nte declarará un Estado de Emergencia ante la crisis. Ojalá que lo haga. Esto liberará fondos para atender adictos a través de Medicaid y recursos para lo Estados más afectados.

Sería un gran error dedicar la atención a la persecució­n y castigo de los adictos, como se hizo hace un tiempo con los adictos al crack. Esta es una emergencia médica.

Esperamos que no se sigan los pasos del gobernador de Maine, Paul Le Paige, que culpa a la “gente no blanca” que viene a otros lados. O el gobernador Chris Sununu de New Hampshire quien habla de los “vendedores de drogas indocument­ados”.

Ya se está atendiendo el problema de los narcotrafi­cantes mexicanos que envían heroína a los adictos opioides. Esa guerra será mucho más fácil si se evita que la industria farmacéuti­ca se enriquezca iniciando esa adicción.•

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