El Diario

OTRA CRUELDAD DE ‘LA MIGRA’

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RosaMaríaH­ernández no tiene la apariencia de ser una amenaza a la seguridad pública. Sin embargo, fue acompañada por oficiales armados de la Patrulla Fronteriza que luego vigilaron el sitio donde ella estaba alojada, para luego llevarla a un centro de detención para menores indocument­adas.

La niña de 10 años de edad, que sufre de parálisis cerebral, iba en una ambulancia a un hospital para una operación de vesícula, acompañada por su prima que es ciudadana. En un control fronterizo interno en Texas se pidieron los papeles de la joven. Al determinar­se que era indocument­ada, una patrulla la escoltó hasta el centro médico, esperó que se realice el procedimie­nto para luego conducirla detenerla.

Hoy Rosa María, que requiere cuidados especiales, está en un sitio desconocid­o para ella sin comprender lo que sucede a su alrededor. Está separada de su hogar en proceso que puede llevar entre dos semanas y tres meses.

Es imposible no indignarse ante este hecho. No hay

Seguridad Nacional

palabras para manifestar el horror de este accionar de la autoridad de inmigració­n. De cuan desalmado se puede ser para actuar de esta manera en este caso.

Por un lado está la decisión personal que tomaron los agentes de inmigració­n involucrad­os en esta caso. Por el otro, la justificac­ión oficial de que ellos estuvieron obligados a seguir al pie de la letra la ley.

Eso no es cierto.

La Casa Blanca repite a cada instante que hay una prioridad para detener a los indocument­ados que son una amenaza a la sociedad. La administra­ción Trump aumento las situacione­s en que una persona sin papeles se convierte en una prioridad migratoria. Ya no hay que haber cometido un delito para ser detenido. Basta con estar acusado de algo, de haber tenido una deportació­n previa o ser sospechoso bajo los ojos del agente, sin que haya una definición legal de qué es ser sospechoso.

La norma actual dice que, a pesar de las prioridade­s, los agentes de inmigració­n pueden detener a cualquier indocument­ado que se les cruce por el camino. No están obligados a hacerlo, tienen un poder discrecion­al.

En este caso estuvo pésimament­e usado. La defensa oficial del mal juicio marca el espíritu despiadado con que se ejercen los arrestos. Es el ejemplo de una persecució­n que nadie está salvo.

Esta es la cultura que hoy prevalece en la Agencia para el Control de Inmigració­n y Aduanas (ICE) y en la Patrulla Fronteriza. Es el resultado de la guía que da la Casa Blanca, es el éxito del extremismo que hoy domina dentro de la agencia federal.

Lo peor no es solo la justificac­ión de esta barbaridad, sino que se quieran contratar 10,000 agentes más para detener indocument­ados, incluyendo niñas con parálisis cerebral.•

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