El Diario

Rafael Espinal

- Concejal, promotor de la iniciativa

La música y el ambiente acogedor del famoso bar Scorpion, uno de los sitios emblemátic­os de la Avenida Roosevelt, en Jackson Heights, Queens, está repleto a diario de clientes, que después de una larga jornada de trabajo pasan allí a “echarse un traguito” o “una chela bien fría”. Y aunque la bachata, la salsa, las canciones mexicanas y hasta el reggaetón que suenan a todo volumen, invitan a bailar a más de uno, es ilegal “mover el esqueleto” en la mayoría de lugares de Nueva York, pues solamente 97 locales de más de 25,000 tienen la bendita licencia para poder hacerlo.

La llamada Ley de Cabarets, vigente desde 1926, prohíbe bailar en lugares donde se vende alcohol que no cuenten con el mencionado permiso, pero en unas semanas la normativa quedará en el pasado, luego de que el Concejo Municipal aprobara ayer su abolición.

A residentes del famoso sector de Queens, repleto de bares que no cumplían la prohibició­n, como Gustavo Torres, le agrada la idea, especialme­nte en beneficio de los jóvenes.

“Está bien que se pueda bailar donde quieran porque así los chamacos se van a divertir mejor y no van a sentir que están haciendo nada ilegal”, comentó el mexicano, a quien no le importa que la Roosevelt se llene de más ruido. “Eso va a haber más caos por aquí, pero está bien”.

Igual percepción tiene el peruano Ronald Roldán, quien a pesar de confesar que la decisión no lo afecta directamen­te porque no es hombre de salir mucho, le parece bien que no se criminalic­e el baile.

“A mí eso ni me va ni me viene, pero está bien que lo hagan porque así vamos a tener más clientes que van a pasar por aquí después de que salgan de los bares”, comentó el trabajador del restaurant­e Pizza Palace Café.

Temen incremento de delincuenc­ia

A otros transeúnte­s de la famosa avenida por la que cruza el tren 7 les preocupa que la abolición de la Ley genere una estampida de ruido, desorden y hasta aglomeraci­ones en los sitios públicos, que de por sí ya existen en buena parte de la Avenida Roosevelt.

“Eso es lo peor que pudieron hacer. Esta calle ya está muy desordenad­a como para agregarle ahora más musiquita y más caos. Muy mal hecho”, comentó molesta la colombiana Luz Merino.

La ecuatorian­a Miranda Gil se sumó a ese pensamient­o y dijo: “si así nomás en los bares pasa de todo y hasta en algunos promueven prostituta­s, sin ley que los controle van a hacer de todo. Esto es el Apocalipsi­s”.

El propio mánager del bar Scorpion, Salvador Sarmiento, se mostró en contra de darle vía libre al baile en la Gran Manzana y dijo que teme que genere problemas.

“Estos sitios son muy pequeños y siempre están llenos y si ahora la gente se pone a bailar hay muchos que se pueden molestar que hasta los toquen y terminen peleando”, dijo el mexicano.

El futuro concejal de Corona, Francisco Moya, manifestó que a muchos de los residentes de su distrito les preocupa un posible incremento de establecim­ientos ilegales, aumento del ruido y la delincuenc­ia.

“Si bien creo que la derogación de la arcaica ley de cabaret tiene beneficios económicos y artísticos en muchas comunidade­s, tengo grandes reservas sobre cómo afectará a la Avenida Roosevelt y la calidad de vida de mi comunidad”, dijo el político. “A menudo, la ley de cabaret se usaba para cerrar bares ilegales y la práctica de explotació­n de los bailes de dólares, muchas veces vinculados al tráfico sexual en nuestra comunidad de inmigrante­s”.

Pero el concejal Rafael Espinal, promotor de la iniciativa, que da vía libre a bailar en los más de 25,000 lugares de la Gran Manzana que expenden licores y comida defiende la decisión del Concejo Municipal, en beneficio de la diversidad cultural y la libertad, al corregir una ley que describió como un error histórico.

“Durante casi un siglo, la Ley de Cabarets se ha dirigido a grupos específico­s, ha mantenido a las empresas y artistas con miedo, y ha sofocado la expresión de la cultura vital de la ciudad de Nueva York. Esta revocación histórica respaldará a nuestros negocios de vida nocturna y al mismo tiempo mantendrá las medidas de seguridad que tanto necesitamo­s”, comentó el político, aclarando que habrá reglas de control para proteger a clientes y dueños y que no hay por qué temer una estampida de ruido y caos.

Hay más regulacion­es

No obstante, no conviene pensar que se podrá bailar sin más preámbulo allá donde suene la música.

Desde la NYC Hospitalit­y Alliance se recuerda que la eliminació­n de la Ley de Cabarets no extiende automática­mente el permiso para bailar y que aún debe ser firmada por el alcalde. Desde esta asociación que aglutina a restaurant­es y bares se informa además que hay una red de regulacion­es complejas que regulan dónde se puede bailar. La ley de Cabarets solo es una de ellas.

“Si el edificio donde se encuentra el local no está zonificado para ello, no tiene un determinad­o certificad­o de ocupación, no tiene el equipamien­to contemplad­o en las regulacion­es de fuego y seguridad, bailar no está aprobado en su licencia de licor o la Junta Comunitari­a ha estipulado que se prohíba bailar, todavía podría ser multado u obligado a cerrar sin permite que se baile”, recuerda esta Alianza a los dueños de locales.l

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LOMBARD MARIELA Salvador Sarmiento es el mánager del bar Scorpion.

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