Las bebidas infaltables durante del más allá la celebración del Día de los Muertos
por lo tanto, el agua es uno de los elementos básicos y refrescantes en las ofrendas, aunque no el único.
“Lo común es poner en los altares las bebidas que les gustaban: una cerveza, un mezcal o un cafecito de olla con piquete, que también se acostumbra en los velorios para aguantar la noche”, agrega el cocinero oaxaqueño.
Además del atole y el chocolate, en los altares de hoy en día persisten las figuras hechas de amaranto, los frutos, los tamales y el pan, muchas veces coloreados de rojo, tono que representa la muerte en distintas cosmovisiones indígenas.
“En Oaxaca hacemos tamalitos, mole negro, calabaza en tacha y todo se deja en el altar ¿Pero quién se lo come? Los vivos, este día es una fiesta para los muertos que disfrutamos nosotros”, resalta Méndez.
Ofrendar es un concepto que existe desde la época prehispánica; los antiguos mexicanos guardaban una relación de reciprocidad con la naturaleza a través de la cual pedían y agradecían de manera continua, por ejemplo, la cosecha del maíz, según explica Cristina Barros, investigadora en cocina y cultura mexicanas.
“La festividad de los muertos en el santoral católico coincide también en muchas regiones de México con la cosecha del maíz, entonces, la ofrenda se vuelve un agradecimiento por ella, y los antepasados están intercediendo, además, ante la divinidad para que haya buenos frutos”, menciona la experta.